Ban Ki-moon y Clinton piden presionar a Siria después de la masacre de Treimse
- Más de 200 personas han muerto en un ataque del régimen en la provincia de Hama
- La agencia oficial de noticias siria habla de enfrentamiento entre las tropas y unos "terroristas"
Ignacio Cembrero
Damasco, El País
Un día después de la masacre del Ejército sirio en la pequeña ciudad de Treimse, la ONU y EE UU han lamentado de nuevo la falta de diques internacionales a la violencia del Gobierno de Bachar El Asad. El secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, ha afirmado que la ausencia de consenso en el Consejo de Seguridad de la ONU para presionar al régimen sirio es como darle a El Asad y a sus fuerzas armadas "licencia" para matar. Por otra parte, la Secretaria de Estado de EE UU, Hillary Clinton, ha juzgado que las pruebas que ha ofrecido la oposición sobre la matanza de Treimse muestran de manera "irrefutable" que se trató de un asesinato masivo de "civiles inocentes". Clinton también ha pedido una acción contundente del Consejo de Seguridad, donde hasta ahora Rusia y China han vetado resoluciones críticas con el Gobierno de El Asad.
De momento se cifra el número de víctimas entre 150 y 227 vecinos. La masacre sucedió el jueves con el bombardeo del pueblo y el posterior asalto del Ejército sirio. Se trata, probablemente, de la mayor matanza desde que hace 16 meses estalló la rebelión en Siria. El Observatorio Sirio de Derechos Humanos señaló que murieron al menos 150 personas, pero testigos presenciales elevan el número de víctimas mortales a 227, mientras que el de heridos rondaría los 300.
La aniquilación de parte de la población de esa pequeña ciudad, situada a 35 kilómetros al noroeste de Hama, ha provocado una enorme oleada de indignación, pero no parece que vaya a ablandar a Rusia en su rechazo de la nueva propuesta de resolución presentada ante el Consejo de Seguridad por varios países occidentales para buscar una salida a la guerra civil que vive Siria.
En Siria la afluencia a las manifestaciones del viernes contra el régimen del presidente Bachar el Assad fueron numerosas —hasta los palestinos del campamento de refugiados de Yarmuk se echaron a la calle— y adquirieron otro cariz porque en ellas se exhibían pancartas homenajeando a las víctimas de Treimse. En Damasco y Alepo las fuerzas del orden dispararon a la muchedumbre. El balance de muertos asciende, al caer la noche, a 56.
Treimse fue cercada por el Ejército en la madrugada del jueves. Se impidió a su población huir, según varios testimonios obtenidos por televisiones árabes vía satélites, colgados en Internet y fuentes de la oposición. A continuación empezó un bombardeo con artillería pesada, carros de combate y helicópteros que duró varias horas.
Centenares de vecinos se refugiaron en la mezquita central confiados en la protección que ofrecían sus gruesos muros, pero no fue así. “En la mezquita ya hay más de 140 cadáveres amontonados, en el río Assi han contado más de 50 (…) y por las calles son incontables”, señaló un testigo a la televisión Al Arabiya.
Si hay tantos cuerpos sin vida a orillas del pequeño río es, según el mismo testigo, porque “los civiles que intentaron salir del pueblo fueron degollados por los shabiha (milicianos a las órdenes del régimen) y allí tirados. Tras el bombardeo Ejército regular y shabiha penetraron en Treimse para rematar la labor con armas ligeras y armas blancas.
El Ejército Sirio Libre (ESL), que contaba con fuerzas en la ciudad, opuso resistencia y entre sus hombres hay al menos una treintena de bajas, según fuentes de la oposición. Un militante de Sham News Network, un grupo activo en las redes sociales y nada favorable al régimen, explicó a la agencia de prensa AFP que el ESL tendió una emboscada, cerca de Treimse, a un convoy del Ejército que se dirigía a Hamas. Este solicitó refuerzos y les machacó en el pueblo junto con los civiles.
El aislamiento de la Treimse, cuyas comunicaciones fueron cortadas el jueves, retrasó la divulgación de la información de la matanza y de los vídeos que la resistencia suele colgar en Youtube y cuya autenticidad es imposible comprobar. Aun así, a lo largo del viernes afluyeron las imágenes sobre los muertos, entre los que se no ve a ninguna mujer ni a ningún niño, sobre el llanto de los familiares de las víctimas y sobre los entierros.
El mediador de la ONU en el conflicto sirio, Kofi Annan, se olvidó ayer, viernes, de su tradicional prudencia y dio, en buena medida, por válida la versión del asalto difundida por la oposición al régimen de Bachar el Assad. “Estoy conmocionado y consternado por la noticia que sale de la aldea de Treimse, cerca de Hama, de intensos combates, las bajas elevadas, y el uso confirmado de armas pesadas, como artillería, tanques y helicópteros”.
Annan arremetió directamente contra el régimen sirio: ·”Esto es una violación del compromiso del Gobierno de acabar con el uso de armas pesadas en los centros de población (….)”. Exigió, de nuevo, “la libertad de circulación de los observadores [de la ONU] para que puedan investigar in situ sobre lo sucedido”. Robert Mood, el jefe de los observadores, manifestó su disposición a hacerlo.
Pese a este lenguaje criticó el mediador fue el blanco de las protestas callejeras del viernes que habían sido convocadas bajo el lema “¡Abajo Annan, siervo de Asad y de Irán!”, un eslogan coreado por la muchedumbre. Antes de que emitiera su comunicado Annan ya fue criticado por la oposición siria y, especialmente, por los Hermanos Musulmanes, uno de los grupos más poderosos, por su “responsabilidad” en la tragedia que compartía, según ellos, con Irán y Rusia.
El Consejo Nacional Sirio, que reagrupa al grueso de la oposición en el exilio, describió lo sucedido en Tremiese como un “infame genocidio” y pidió, por enésima vez, al Consejo de Seguridad que tomara cartas en el asunto
El régimen de Damasco dio una versión diametralmente opuesta de la batalla de Treimse. Aseguró, a través de la agencia de prensa SANA: “los medios de comunicación sedientos de sangre en colaboración con terroristas armados masacraron a los habitantes de la aldea de Treimse" para provocar una intervención internacional.
Las otras dos grandes matanzas que han sucedido este año en Siria se han desarrollado en mayo Houla, en la provincia de Homs, donde hubo 108 muertos de los que 49 eran niños, y en junio Al Koubeir, en la provincia de Hama, donde el número de víctimas mortales osciló entre 50 y 78, según las fuentes.
La tragedia de Treimse se produce cuando persiste el bloqueo diplomático. Los occidentales han presentado ante el Consejo de Seguridad de la ONU un proyecto de resolución que prevé sanciones políticas y económicas, pero no militares, contra el régimen, pero Rusia parece dispuesta a vetarlo aunque el viernes condenó la matanza y pidió una investigación.
La condena es generalizada con la embajadora de EE UU, Susan Rice, que se adelantó a todos en su cuenta de Twitter describiendo las noticias que llegaban de Siria de “pesadilla”. El Gobierno francés dio un paso más y confirmó que proporcionar material de telecomunicaciones a la resistencia armada, algo que otros países ya están haciendo aunque sin darlo a conocer.