Una escasa asistencia y violencia en las calles marcan el homenaje a Pinochet
Santiago de Chile, EFE
Una escasa asistencia de público y violencia en las calles marcaron hoy en Santiago un homenaje al fallecido dictador chileno Augusto Pinochet, en una jornada que culminó con al menos 16 heridos, 25 detenidos y cuantiosos daños materiales, según diversas fuentes.
Unas 1.200 personas respondieron a la convocatoria de la Corporación "Once de septiembre" para homenajear al exgobernante de facto y mostrar el documental "Pinochet" que, según los organizadores, muestra "la verdad" sobre la figura y obra de quien consideran el mejor presidente en la historia de Chile.
Mientras transcurría el acto, de unas tres horas de duración, el entorno del céntrico teatro Caupolicán de Santiago, donde tuvo lugar el homenaje, se cubrió de gases lacrimógenos, chorros de agua y gritos, cuando los detractores del dictador fueron contenidos por la policía para que no se aproximaran al recinto.
Entre los manifestantes hubo grupos de encapuchados que se dedicaron a destruir bienes urbanos, a agredir a transeúntes y a la policía y que también causaron graves destrozos en un local de venta de automóviles y en los propios vehículos en exhibición.
Los enfrentamientos comenzaron antes del inicio del acto y culminaron una vez terminado, sin que faltaran, pese a los esfuerzos policiales por evitarlo, los conatos directos entre partidarios y detractores de Pinochet.
Según los datos de la Intendencia (gobernación) de la capital chilena, un total de dieciséis personas resultaron heridas (14 policías y dos periodistas) y 25 fueron detenidas en estos disturbios.
Los asistentes al teatro, equivalentes a una quinta parte de la capacidad del recinto, fueron evacuados del sector en autobuses resguardados por la policía, tras haber visto el documental, de más de dos horas de duración, y escuchado algunos discursos.
Juan González, presidente de la corporación que convocó el acto, aseguró que se vendieron las 5.000 entradas dispuestas, pero que mucha gente finalmente se abstuvo de asistir por temor a la violencia de "la izquierda que por más de 20 años ha tergiversado la historia".
"Estuvimos 20 años callados y ahora estamos empezando a hablar", sostuvo González, que pese a la poca asistencia se declaró satisfecho del resultado.
Entre los oradores, el más aplaudido fue Augusto Pinochet Molina, nieto del dictador y excapitán que fue expulsado del Ejército a fines del 2006, tras pronunciar, sin permiso de sus superiores un discurso incendiario en el funeral de su abuelo, fallecido el 10 de diciembre de ese año.
"Este es un acto para honrar la historia", dijo hoy Pinochet Molina, para quien el legado de su abuelo "se ve en la economía, en la seguridad que tiene Chile".
Entre los invitados al acto estuvieron el español Miguel Méndez, nieto del político ultraderechista español Blas Piñar, un abogado de la misma nacionalidad llamado Jaime Alonso y Joseph Torres, un cubano exiliado de Miami.
En Chile, dos organizaciones de exiliados cubanos repudiaron el acto y manifestaron su compromiso con la democracia y los derechos humanos.
Lorena Pizarro, presidenta de la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos (AFDD), responsabilizó al Gobierno chileno por la represión policial contra los detractores del dictador y definió el homenaje como "un acto de genocidas".
Aunque no puso objeciones a su realización el Gobierno del presidente Sebastián Piñera se distanció del acto e incluso el ministro Secretario General de Gobierno (portavoz), Andrés Chadwick, se declaró hoy "arrepentido" de haber apoyado a la dictadura, por las violaciones a los derechos humanos cometidas por el régimen.
"Hay una situación (de la) que sí me arrepiento, que es la violación brutal a los derechos humanos que se efectuó en el gobierno militar", afirmó Chadwick en una entrevista con el canal público de televisión (TVN).
"Tengo un profundo arrepentimiento de haber sido partidario de un gobierno donde esos hechos sucedían", precisó Chadwick, dirigente histórico de la ultraconservadora Unión Demócrata Independiente (UDI), el partido que dio sustento ideológico a la dictadura de Pinochet (1973-1990).
Una escasa asistencia de público y violencia en las calles marcaron hoy en Santiago un homenaje al fallecido dictador chileno Augusto Pinochet, en una jornada que culminó con al menos 16 heridos, 25 detenidos y cuantiosos daños materiales, según diversas fuentes.
Unas 1.200 personas respondieron a la convocatoria de la Corporación "Once de septiembre" para homenajear al exgobernante de facto y mostrar el documental "Pinochet" que, según los organizadores, muestra "la verdad" sobre la figura y obra de quien consideran el mejor presidente en la historia de Chile.
Mientras transcurría el acto, de unas tres horas de duración, el entorno del céntrico teatro Caupolicán de Santiago, donde tuvo lugar el homenaje, se cubrió de gases lacrimógenos, chorros de agua y gritos, cuando los detractores del dictador fueron contenidos por la policía para que no se aproximaran al recinto.
Entre los manifestantes hubo grupos de encapuchados que se dedicaron a destruir bienes urbanos, a agredir a transeúntes y a la policía y que también causaron graves destrozos en un local de venta de automóviles y en los propios vehículos en exhibición.
Los enfrentamientos comenzaron antes del inicio del acto y culminaron una vez terminado, sin que faltaran, pese a los esfuerzos policiales por evitarlo, los conatos directos entre partidarios y detractores de Pinochet.
Según los datos de la Intendencia (gobernación) de la capital chilena, un total de dieciséis personas resultaron heridas (14 policías y dos periodistas) y 25 fueron detenidas en estos disturbios.
Los asistentes al teatro, equivalentes a una quinta parte de la capacidad del recinto, fueron evacuados del sector en autobuses resguardados por la policía, tras haber visto el documental, de más de dos horas de duración, y escuchado algunos discursos.
Juan González, presidente de la corporación que convocó el acto, aseguró que se vendieron las 5.000 entradas dispuestas, pero que mucha gente finalmente se abstuvo de asistir por temor a la violencia de "la izquierda que por más de 20 años ha tergiversado la historia".
"Estuvimos 20 años callados y ahora estamos empezando a hablar", sostuvo González, que pese a la poca asistencia se declaró satisfecho del resultado.
Entre los oradores, el más aplaudido fue Augusto Pinochet Molina, nieto del dictador y excapitán que fue expulsado del Ejército a fines del 2006, tras pronunciar, sin permiso de sus superiores un discurso incendiario en el funeral de su abuelo, fallecido el 10 de diciembre de ese año.
"Este es un acto para honrar la historia", dijo hoy Pinochet Molina, para quien el legado de su abuelo "se ve en la economía, en la seguridad que tiene Chile".
Entre los invitados al acto estuvieron el español Miguel Méndez, nieto del político ultraderechista español Blas Piñar, un abogado de la misma nacionalidad llamado Jaime Alonso y Joseph Torres, un cubano exiliado de Miami.
En Chile, dos organizaciones de exiliados cubanos repudiaron el acto y manifestaron su compromiso con la democracia y los derechos humanos.
Lorena Pizarro, presidenta de la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos (AFDD), responsabilizó al Gobierno chileno por la represión policial contra los detractores del dictador y definió el homenaje como "un acto de genocidas".
Aunque no puso objeciones a su realización el Gobierno del presidente Sebastián Piñera se distanció del acto e incluso el ministro Secretario General de Gobierno (portavoz), Andrés Chadwick, se declaró hoy "arrepentido" de haber apoyado a la dictadura, por las violaciones a los derechos humanos cometidas por el régimen.
"Hay una situación (de la) que sí me arrepiento, que es la violación brutal a los derechos humanos que se efectuó en el gobierno militar", afirmó Chadwick en una entrevista con el canal público de televisión (TVN).
"Tengo un profundo arrepentimiento de haber sido partidario de un gobierno donde esos hechos sucedían", precisó Chadwick, dirigente histórico de la ultraconservadora Unión Demócrata Independiente (UDI), el partido que dio sustento ideológico a la dictadura de Pinochet (1973-1990).