Primeros pasos en la UE hacia la tasa sobre transacciones financieras
Una decena de países, con Alemania, Francia y España a la cabeza, han acordado iniciar el largo y tortuoso proceso de tramitación de esa nueva figura tributaria
Claudi Pérez
Luxemburgo, El País
James Tobin, el fallecido Nobel de Economía, aseguró en repetidas ocasiones que se abusaba de su nombre y de su idea: poner en marcha una tasa para suavizar la extrema volatilidad de los mercados financieros. Pero la tasa sobre las transacciones financieras, o tasa Tobin, tiene visos de acabar saliendo a la luz en Europa, aunque probablemente por razones algo distintas. Una decena de países, con Alemania, Francia y España a la cabeza, han acordado hoy en Luxemburgo iniciar el largo y tortuoso proceso de tramitación de esa nueva figura tributaria, encaminada a engrosar las maltrechas arcas públicas de los países europeos y a hacer que el sector financiero pague aunque sea un porcentaje mínimo por las convulsiones que ha causado en la economía real.
Junto con Berlín, París y Madrid, el resto de países que se suman a esa iniciativa son Austria, Bélgica, Portugal, Grecia, Eslovenia, Eslovaquia y, con condiciones, Italia, según fuentes de la presidencia danesa, pese a que la lista podría variar en las próximas horas. Ni rastro de Reino Unido, con Londres como la más importante plaza financiera de Europa: los británicos tienen su propia tasa y en esto, como en tantas otras cosas, siguen su propio camino.
Ni rastro de Luxemburgo, que alberga el Ecofin en el que se ha tomado esa decisión y que es considerado un paraíso fiscal a pesar de estar en la UE, de presidir el Eurogrupo y de ser el máximo candidato al sillón vacante que ha dejado el español José Manuel González-Páramo en el influyente y decisivo consejo ejecutivo del Banco Central Europeo (BCE).
Se pone en marcha así un proceso que puede durar meses. Y que debe cumplir con varios requisitos. Uno: la presidencia danesa tiene que dictaminar que no hay unanimidad entre los Veintisiete. Dos: al menos nueve países deben enviar una propuesta por escrito a la Comisión Europea para poner en marcha el proceso por el procedimiento de cooperación reforzada. Tres: la Comisión tiene que hacer una propuesta (su propuesta actual era para los Veintisiete y la recaudación, que se presumía de unos 55.000 millones de euros, iba a engrosar las arcas de la Unión). Cuatro: el Consejo Europeo deberá aprobarla por mayoría cualificada para que siga adelante; el Parlamento Europeo también deberá votar la propuesta. Y cinco: una vez se hayan producido esas votaciones, se pondrá en marcha el proceso legislativo en el Consejo, con la participación en el debate de los Veintisiete (pese a que solo 10 van a aplicar la tasa). Cosas de Bruselas.
La Comisión pretende que la tasa sea del 0,1% sobre las acciones, y del 0,01% sobre los derivados financieros.
Claudi Pérez
Luxemburgo, El País
James Tobin, el fallecido Nobel de Economía, aseguró en repetidas ocasiones que se abusaba de su nombre y de su idea: poner en marcha una tasa para suavizar la extrema volatilidad de los mercados financieros. Pero la tasa sobre las transacciones financieras, o tasa Tobin, tiene visos de acabar saliendo a la luz en Europa, aunque probablemente por razones algo distintas. Una decena de países, con Alemania, Francia y España a la cabeza, han acordado hoy en Luxemburgo iniciar el largo y tortuoso proceso de tramitación de esa nueva figura tributaria, encaminada a engrosar las maltrechas arcas públicas de los países europeos y a hacer que el sector financiero pague aunque sea un porcentaje mínimo por las convulsiones que ha causado en la economía real.
Junto con Berlín, París y Madrid, el resto de países que se suman a esa iniciativa son Austria, Bélgica, Portugal, Grecia, Eslovenia, Eslovaquia y, con condiciones, Italia, según fuentes de la presidencia danesa, pese a que la lista podría variar en las próximas horas. Ni rastro de Reino Unido, con Londres como la más importante plaza financiera de Europa: los británicos tienen su propia tasa y en esto, como en tantas otras cosas, siguen su propio camino.
Ni rastro de Luxemburgo, que alberga el Ecofin en el que se ha tomado esa decisión y que es considerado un paraíso fiscal a pesar de estar en la UE, de presidir el Eurogrupo y de ser el máximo candidato al sillón vacante que ha dejado el español José Manuel González-Páramo en el influyente y decisivo consejo ejecutivo del Banco Central Europeo (BCE).
Se pone en marcha así un proceso que puede durar meses. Y que debe cumplir con varios requisitos. Uno: la presidencia danesa tiene que dictaminar que no hay unanimidad entre los Veintisiete. Dos: al menos nueve países deben enviar una propuesta por escrito a la Comisión Europea para poner en marcha el proceso por el procedimiento de cooperación reforzada. Tres: la Comisión tiene que hacer una propuesta (su propuesta actual era para los Veintisiete y la recaudación, que se presumía de unos 55.000 millones de euros, iba a engrosar las arcas de la Unión). Cuatro: el Consejo Europeo deberá aprobarla por mayoría cualificada para que siga adelante; el Parlamento Europeo también deberá votar la propuesta. Y cinco: una vez se hayan producido esas votaciones, se pondrá en marcha el proceso legislativo en el Consejo, con la participación en el debate de los Veintisiete (pese a que solo 10 van a aplicar la tasa). Cosas de Bruselas.
La Comisión pretende que la tasa sea del 0,1% sobre las acciones, y del 0,01% sobre los derivados financieros.