¿Por qué López Obrador puede llegar a la presidencia de México?

México, AFP
El candidato presidencial mexicano de la izquierda, Andrés Manuel López Obrador, subió en las encuestas hasta ubicarse muy cerca de su rival del PRI, Enrique Peña Nieto. ¿Cómo llegó a pasar de un lejano tercer lugar a estar cerca de disputar la presidencia? ¿Qué influencia tienen en su crecimiento las protestas estudiantiles, su cambio de imagen y los sangrientos resultados de la guerra narco de Calderón?
Contrariamente a lo que ocurrió en 2006, luego de que Andrés Manuel López Obrador perdiera las elecciones frente al actual presidente Felipe Calderón, el candidato de izquierda no se sumó a las protestas estudiantiles que lograron quebrar el embotamiento de la campaña electoral, pero las supo capitalizar.

En aquel entonces, López Obrador lideró el bloqueo de las principales calles del DF y organizó masivas marchas acusando de fraude al partido de Calderón, el entonces también oficialista PAN, porque el margen de su derrota fue sólo del 0,56 por ciento.

El postulante de la izquierda rechazó estar detrás de las manifestaciones del movimiento de estudiantes “Yo soy 132” y aseguró que nunca formará parte de la ola de protestas. Este cambio de postura produjo una mejora de la imagen frente al electorado temeroso de que López Obrador utilizara a las masas descontentas para llegar al poder.

Por el contrario, la izquierda denuncia una campaña sucia de parte del gobierno y de los principales medios de comunicación, que influyen a favor del candidato del PRI, Enrique Peña Nieto.

CAMBIO DE IMAGEN

De la misma manera que sucedió con el presidente peruano, Ollanta Humala, el temor de los mercados y de los votantes conservadores a que la influencia del mandatario venezolano, Hugo Chávez, se propague por otro país latinoamericano, produjo un cambio en el discurso, en el programa electoral y hasta en la forma de presentarse de López Obrador.

Humala proviene de una familia nacionalista y su discurso concordó siempre con esa tendencia a las que añadió tintes socialistas. Cuando no lograba despegar en las encuestas moderó su manera de dirigirse al público, se alejó verbalmente de Chávez y cambió su vestimenta.

Siguiendo un camino similar, López Obrador dejó de lado las protestas. La estrategia de no sumarse activamente al creciente movimiento estudiantil fue productiva y también lo es su alejamiento de Chávez, alegando que nunca habló con el venezolano “ni siquiera por teléfono”.

Negó, además, que tenga pensado estatizar o aumentar los controles estatales y aseguró que no va a copiar modelos, sino que se va a adaptar a la nueva realidad mexicana.

Asimismo, pidió disculpas por las protestas que encabezó en 2006 y explicó que busca convertir a México en una "república amorosa", una clara estrategia que busca despegarlo del episodio que lo hundió en las encuestas.

Por otro lado, opera de manera inteligente al no unirse al movimiento estudiantil, pero toma muchas de las propuestas de los jóvenes como propias.

Por ejemplo, se manifiesta a favor del "voto pensante", promueve medidas de austeridad, combatir a la enorme corrupción, medidas de austeridad y una reforma tributaria que elimine los privilegios fiscales.

También, para terminar de desmarcarse públicamente de Chávez anunció que permitiría la inversión extranjera en medios de comunicación.

¿QUIÉN ES EL RESPONSABLE DE SU ASCENSO?

La candidata oficialista, Josefina Vázquez Mota nunca fue muy bien recibida por el electorado, sin embargo mantuvo el segundo lugar en las encuestas hasta que a fines de mayo López Obrador la desplazó.

Pero el estancamiento de la candidata del PAN no es la causa del ascenso del izquierdista, sino que la caída de Peña Nieto es la responsable.

El pasado antiético y autoritario del PRI y la cada vez más evidente campaña dirigida desde las cadenas de televisión produjeron una caída en la intención de voto de Peña Nieto.

Tanto Vázquez Mota como Peña Nieto comenzaron pocos días atrás a atacar directamente a López Obrador, lo que indica que se tomaron seriamente los resultados de las encuestas.

NÚMEROS DECISIVOS

De acuerdo con un sondeo telefónico de la agencia BGC publicada por el diario Excélsior, un año atrás, el 61% opinaba que el movimiento de López Obrador se había debilitado. Hoy, el 64% considera que se mantiene fuerte.

En 2011, el 53% veía al candidato como un político con “falta de seriedad”. Hoy 55% lo percibe como “serio”.

En 2006, un 49% consideraba al candidato de la izquierda a López Obrador “como un peligro para la estabilidad del país”. Hoy este porcentaje descendió al a 33%, mientras que el 51% considera que es “un líder de una oposición responsable”.

El desenmascaramiento de Peña Nieto como un producto del mercado, la difícil situación del oficialismo en la guerra narco, que desangra a México con 60 mil muertos y una violencia inédita, se suman a una campaña estratégica, que busca enmendar errores cometidos en 2006.

Pero, en caso de que López Obrador llegue a la presidencia, corre el riesgo, como le está sucediendo a Humala, de verse devorado por los mercados, por las compañías multinacionales, por la presencia de agentes de la CIA que cooperan con el Ejército y sobre todo por la cercanía de Estados Unidos, que jamás permitirá que al sur de frontera se instale un gobierno con tintes populistas.

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