La Paz siente ausencia de policías pese a patrullaje de cadetes de Anapol
La Paz, ANF
La ausencia de policías en las calles y avenidas de La Paz era visible este lunes pese a que el Comando General de la Policía Nacional ordenó la salida de cadetes de la Academia Nacional de Policías (Anapol), para tareas de patrullaje y control del tráfico de vehículos.
Los principales edificios públicos no tenían protección policial. La telefónica Entel optó por no atender al público, y colocó un letrero en su sede de la calle Federico Zuazo: “suspendido por razones de conocimiento público”.
El Palacio Quemado, en la Plaza Murillo, era custodiado en su interior por militares, quienes se encuentran armados en el marco de sus atribuciones.
Las oficinas del banco Unión, cuya central está en la avenida Camacho esquina Loayza, se mantienen abiertas de manera intermitente. Las otras agencias bancarias en la misma avenida abrieron sus puertas, pero tras los enfrentamientos en la plaza Murillo entre policías amotinados y los sectores sociales afines al MAS cerraron sus puertas.
Pero la inactividad era evidente en los recintos policiales que fueron tomados el pasado jueves por esposas y policías de baja graduación.
La sede de la UTOP, en la calle Junín, a pasos del Palacio Quemado seguía siendo el epicentro del motín policial. “No aceptamos el último acuerdo. Ahora pedimos una negociación directa con el presidente Evo Morales”, declaró Guadalupe Cárdenas, la mujer que lideró inicialmente una vigilia, protesta que solo fue atendida sin éxito por el viceministro de Régimen Interior y Polícia, Jorge Pérez.
El feriado del pasado jueves estalló el conflicto policial que movilizó a 34.000 policías en los nueve departamentos. Javier Quispe es el nuevo rostro de los amotinados, y lanzó que tienen una plataforma de 21 puntos, ya no de cuatro.
También se mencionó la ciudad de Cochabamba como sede de una futura negociación con el gobierno para fijar un sueldo básico de 2.000 bolivianos, y no la sumatoria de bonos como contempla el acuerdo de la madrugada del domingo.
La derogatoria de la Ley 101 de Régimen Disciplinario es el otro punto central del conflicto porque no respeta la presunción de la inocencia.
El gobierno, por otra parte, inició una feroz campaña para vincular el motín con aprestos golpistas. “Una protesta de los trabajadores es de carácter reivindicatorio, pero una protesta de hombres armados es para un golpe”, sostuvo este lunes la ministra de Desarrollo Productivo, Teresa Morales, al canal 4, de La Paz. Otros ministros asistieron a programas matinales de la televisión.
Los civiles leales al gobierno salieron a las calles en marchas contra los policías. Los miembros del Conaljuve ingresaron a la Plaza Murillo donde intercambiaron insultos y golpes con los policìas amotinados, quienes se impusieron y expulsaron a los sectores afines al MAS.
Gustavo Aliaga, de la Confederación de Interculturales de Bolivia, fue el rostro más visible. “Está bien que pidan mejores condiciones pero que respeten el acuerdo que han firmado el domingo con el gobierno”, sostuvo
La ausencia de policías en las calles y avenidas de La Paz era visible este lunes pese a que el Comando General de la Policía Nacional ordenó la salida de cadetes de la Academia Nacional de Policías (Anapol), para tareas de patrullaje y control del tráfico de vehículos.
Los principales edificios públicos no tenían protección policial. La telefónica Entel optó por no atender al público, y colocó un letrero en su sede de la calle Federico Zuazo: “suspendido por razones de conocimiento público”.
El Palacio Quemado, en la Plaza Murillo, era custodiado en su interior por militares, quienes se encuentran armados en el marco de sus atribuciones.
Las oficinas del banco Unión, cuya central está en la avenida Camacho esquina Loayza, se mantienen abiertas de manera intermitente. Las otras agencias bancarias en la misma avenida abrieron sus puertas, pero tras los enfrentamientos en la plaza Murillo entre policías amotinados y los sectores sociales afines al MAS cerraron sus puertas.
Pero la inactividad era evidente en los recintos policiales que fueron tomados el pasado jueves por esposas y policías de baja graduación.
La sede de la UTOP, en la calle Junín, a pasos del Palacio Quemado seguía siendo el epicentro del motín policial. “No aceptamos el último acuerdo. Ahora pedimos una negociación directa con el presidente Evo Morales”, declaró Guadalupe Cárdenas, la mujer que lideró inicialmente una vigilia, protesta que solo fue atendida sin éxito por el viceministro de Régimen Interior y Polícia, Jorge Pérez.
El feriado del pasado jueves estalló el conflicto policial que movilizó a 34.000 policías en los nueve departamentos. Javier Quispe es el nuevo rostro de los amotinados, y lanzó que tienen una plataforma de 21 puntos, ya no de cuatro.
También se mencionó la ciudad de Cochabamba como sede de una futura negociación con el gobierno para fijar un sueldo básico de 2.000 bolivianos, y no la sumatoria de bonos como contempla el acuerdo de la madrugada del domingo.
La derogatoria de la Ley 101 de Régimen Disciplinario es el otro punto central del conflicto porque no respeta la presunción de la inocencia.
El gobierno, por otra parte, inició una feroz campaña para vincular el motín con aprestos golpistas. “Una protesta de los trabajadores es de carácter reivindicatorio, pero una protesta de hombres armados es para un golpe”, sostuvo este lunes la ministra de Desarrollo Productivo, Teresa Morales, al canal 4, de La Paz. Otros ministros asistieron a programas matinales de la televisión.
Los civiles leales al gobierno salieron a las calles en marchas contra los policías. Los miembros del Conaljuve ingresaron a la Plaza Murillo donde intercambiaron insultos y golpes con los policìas amotinados, quienes se impusieron y expulsaron a los sectores afines al MAS.
Gustavo Aliaga, de la Confederación de Interculturales de Bolivia, fue el rostro más visible. “Está bien que pidan mejores condiciones pero que respeten el acuerdo que han firmado el domingo con el gobierno”, sostuvo