El régimen sirio hace la guerra a los niños

La ONU denuncia el uso por el Ejército regulares de menores como escudos humanos
Varios testimonios apuntan a que la oposición los recluta para sus fuerzas

ÓSCAR GUTIÉRREZ
Madrid, El País

Violencia indiscriminada, asesinatos, torturas. Abusos de los derechos humanos con una crueldad inusual incluso para la guerra. Inusual porque los verdugos, las fuerzas del régimen sirio que golpean de forma letal y diaria cualquier atisbo de la rebelión nacida en marzo de 2011, han puesto en la mira a los más indefensos: los niños. No ya como había denunciado hasta ahora Naciones Unidas, como víctimas ocasionales de una represión organizada por Bachar el Asad desde Damasco; sino como objetivos elegidos de una violencia sistemática. “No sé si podemos compararlo con algo, no habíamos visto nada igual hasta ahora; quizá en los casos de torturas de las guerras del Congo o Ruanda”, manifestó en conversación telefónica Alec Wargo, responsable del último informe de la oficina de la ONU que estudia la participación de menores en conflictos.

La denuncia de violencia sistemática contra los menores se inscribe en un conflicto cuyas características son tales que, por primera vez, un alto cargo de la ONU calificó ayer abiertamente la situación siria de “guerra civil”. "Lo que está ocurriendo es que el Gobierno de Siria ha perdido importantes partes de territorio ante la oposición, y quiere retomar el control sobre esas áreas”, dijo ayer el subsecretario general para Operaciones de Mantenimiento de la Paz, el francés Hervé Ladsous. Ello está produciendo “un enorme aumento del nivel de violencia. Es tan enorme que de alguna manera eso implica un cambio en la naturaleza. Creo que se puede calificar de guerra civil", dijo Ladsous.

La ONU dice que los rebeldes también utilizan niños en algunas labores en el frente

En este marco, según el informe sobre la violencia contra menores elaborado por la ONU, las fuerzas de seguridad sirias, tanto el Ejército como los shabiha (matones a sueldo del régimen), no han hecho distinción alguna por edad en su ofensiva contra la revuelta anti-Asad. Los testimonios reunidos por la ONU señalan que niños de hasta nueve años han sido objeto de “mutilaciones, arrestos arbitrarios, detenciones, torturas y malos tratos, incluidos los abusos sexuales”. Y lo que deja incluso en peor posición —si cabe— al régimen de Damasco: menores de edad han sido utilizados por las tropas regulares como “escudos humanos”.

El informe toma como ejemplo el asedio de cuatro días llevado a cabo en marzo de 2012 por el Ejército y los shabiha contra Ayn l’Arouz, en la provincia de Idlib. En la primera arremetida contra el poblado, 11 personas perdieron la vida, entre ellas tres menores de entre 15 y 17 años. Durante la ofensiva, las fuerzas del régimen arrestaron a 34 personas, incluidos dos chicos de 14 y 16 años. Ambos murieron. Según los testimonios recogidos por la ONU en Ayn l’Arouz, decenas de menores fueron sacados de sus hogares para ser situados junto a las ventanas de los autobuses que transportaban a los militares sirios hasta el interior de la aldea. Esto es, fueron utilizados como escudos humanos para proteger a los soldados de la posible contraofensiva de la oposición.

Pese a la gravedad de los abusos cometidos contra los niños, el informe de la ONU, como reconoce Wargo, no abarca las recientes matanzas de Hula y Al Qubeir. En la primera, de los 108 muertos, 49 fueron niños; en la segunda, la oposición calcula que cerca de 80 personas cayeron a manos del régimen y, aunque las cifras no han sido confirmadas, activistas anti-Asad denunciaron la muerte de decenas de menores. “Las informaciones que nos están llegando”, explicó Wargo, “hablan de ejecuciones en Hula y Al Qubeir”. Observadores de la ONU presentes en el terreno señalaron tras visitar Hula que la mayoría de las víctimas habían caído tras los bombardeos, es decir, a manos de fuerzas terrestres. Según el responsable del informe, la violencia desatada contra los niños en los dos últimos meses de represión contra el alzamiento es “sistemática”.

La diferencia, continúa Wargo, radica en que al principio las víctimas menores de edad caían en los bombardeos del Ejército sirio contra las poblaciones rebeldes. Ahora, el patrón represivo del Gobierno de Damasco, que a su paso ha causado ya alrededor de 10.000 víctimas según la ONU, abre paso con ataques aéreos para que luego las incursiones de los shabiha pongan la puntilla en tierra a través de ejecuciones sumarias. Estos matones, prosigue el informe, son los autores de las detenciones y torturas (golpes, descargas, quemaduras...) cometidas contra los niños en los interiores de las escuelas, una suerte de prisiones improvisadas tras la batalla. En otras ocasiones, como analiza el informe, el Ejército sirio ha disparado “sin distinguir” entre edades o sexos. Un soldado desertor de las filas regulares del régimen ha confesado al equipo de la ONU que en diciembre de 2011 y durante la ofensiva contra Talkalakh, los mandos superiores ordenaron abrir fuego a discreción, pese a que sabían que había mujeres y niños entre los represaliados. Testigos del asedio denunciaron la muerte de tres niñas de entre 10 y 13 años.

La ONU, como admitió Wargo, no mantiene contactos con el Ejército Sirio Libre (ESL), fuerzas nutridas con un buen número de militares desertores que combaten al régimen de El Asad. No obstante, el informe asegura que tanto el ESL, que mantiene como política no usar a menores de 17 años, y otros grupos armados de la oposición han “reclutado” a niños en sus filas. Varias fuentes con las que ha trabajado el equipo de Naciones Unidas han coincidido en su testimonio sobre menores “armados y con uniformes de camuflaje” en compañía de militares del ESL. Wargo reconoció que aún no tienen pruebas de la muerte de niños a manos de la oposición. Pero no lo descartan. Y siguen investigando.

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