Occidente aísla a Damasco con la expulsión de los embajadores sirios
España se encuentra entre los países que ha ordenado la salida de los embajadores sirios
Ana Carbajosa / Miguel González
Jerusalén / Madrid, El País
La matanza de Hula supone un punto de inflexión en la diplomacia internacional, que hoy ha marcado distancias con Damasco como no lo había hecho hasta ahora. La cascada de expulsiones de embajadores sirios de países occidentales ha comenzado a mediodía y no se ha detenido. España ha secundado la iniciativa diplomática y ha dado 72 horas al embajador y a otros cuatro miembros de la misión diplomática para abandonar el país. El presidente Bachar el Asad se mostró una vez más impasible ante el creciente aislamiento internacional que vive su régimen.
España, Estados Unidos, Francia, Alemania, Italia, Reino Unido, Bélgica, Bulgaria, Canadá, Australia, Suiza y Holanda tomaron medidas en contra del personal diplomático destacado en sus países. Hasta ahora la comunidad se había limitado a imponer sanciones y un embargo de petróleo a Damasco. Pero la muerte en Hula de 108 personas, buena parte de ellas ejecutadas según la ONU y cerca de la mitad niños, parece haber colmado la paciencia de una comunidad internacional que dispone de escaso margen de actuación, ya que hasta ahora los países occidentales se han mostrado reacios a intervenir militarmente en el conflicto sirio. Algunos países árabes sí están dispuestos por el contrario a armar a los grupos rebeldes sirios.
A pesar de que Damasco niega tajantemente tener nada que ver con el baño de sangre cometido en Hula, los países que hoy han expulsado a los embajadores o encargados de negocios dejaron claro que no albergan dudas sobre la autoría de la masacre. “Nosotros consideramos al Gobierno sirio responsable de esta matanza de inocentes”, ha dicho la portavoz del Departamento de Estado estadounidense, Victoria Nuland. El Gobierno español ha decidido expulsar al embajador sirio en Madrid, Husam Edim Ala, y a otros cuatro miembros de la misión diplomática como protesta por la “inaceptable” represión del régimen de El Asad contra la población civil. El subsecretario de Exteriores, Rafael Mendívil, ha convocado al embajador para comunicarle que había sido declarado persona no grata y que tanto él como los otros cuatro expulsados —entre ellos, un coronel de la Muhabarat, al que se acusa de espiar a la oposición siria en España— disponen de 72 horas para salir del país. Tras la expulsión, la legación siria quedará a cargo de un diplomático encargado de asuntos consulares para que “preste la debida asistencia a los ciudadanos sirios residentes en España”.
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El jefe de la diplomacia española, José Manuel García-Margallo, ha afirmado en Londres, donde estaba en visita oficial, que el objetivo de la medida es “elevar un grito de protesta contra las salvajadas que se están produciendo en Siria” y, en particular, la matanza de Hula, donde, según las informaciones de las que dispone el Gobierno, el Ejército sirio pudo utilizar artillería pesada. Margallo ha reclamado el cese de la violencia, la llegada de ayuda humanitaria y la retirada del presidente El Asad.
Falta mucha información sobre lo que pasó la tarde-noche del viernes en Hula, una zona agrícola del oeste de Siria próxima a Homs. Los observadores de la ONU encontraron el sábado sobre el terreno los primeros indicios de que el Gobierno se encontraba detrás de al menos parte de las muertes al encontrar restos de artillería del Ejército. Los testimonios que ha ido recogiendo la propia ONU apuntan a una acción conjunta de los militares y de las milicias que apoyan al régimen de Damasco.
El aislamiento de Siria no es, sin embargo, total. Damasco cuenta aún con el apoyo de China y de Rusia, los dos países que ejercen de parapeto al régimen de Damasco en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, donde evitan que cualquier resolución vinculante en contra del régimen sirio vea la luz. El martes, Kofi Annan, enviado de Naciones Unidas y de la Liga Árabe, mantuvo una conversación telefónica con el jefe de la diplomacia rusa, Sergei Lavrov, quien pidió “a todas las partes en Siria que rechacen la violencia”. Sus declaraciones, en las que de nuevo comparó los crímenes del Gobierno con los de los rebeldes, fueron una muestra clara de que ni siquiera la matanza de Hula ha conseguido quebrar la lealtad de Moscú hacia el régimen de Damasco.
Ana Carbajosa / Miguel González
Jerusalén / Madrid, El País
La matanza de Hula supone un punto de inflexión en la diplomacia internacional, que hoy ha marcado distancias con Damasco como no lo había hecho hasta ahora. La cascada de expulsiones de embajadores sirios de países occidentales ha comenzado a mediodía y no se ha detenido. España ha secundado la iniciativa diplomática y ha dado 72 horas al embajador y a otros cuatro miembros de la misión diplomática para abandonar el país. El presidente Bachar el Asad se mostró una vez más impasible ante el creciente aislamiento internacional que vive su régimen.
España, Estados Unidos, Francia, Alemania, Italia, Reino Unido, Bélgica, Bulgaria, Canadá, Australia, Suiza y Holanda tomaron medidas en contra del personal diplomático destacado en sus países. Hasta ahora la comunidad se había limitado a imponer sanciones y un embargo de petróleo a Damasco. Pero la muerte en Hula de 108 personas, buena parte de ellas ejecutadas según la ONU y cerca de la mitad niños, parece haber colmado la paciencia de una comunidad internacional que dispone de escaso margen de actuación, ya que hasta ahora los países occidentales se han mostrado reacios a intervenir militarmente en el conflicto sirio. Algunos países árabes sí están dispuestos por el contrario a armar a los grupos rebeldes sirios.
A pesar de que Damasco niega tajantemente tener nada que ver con el baño de sangre cometido en Hula, los países que hoy han expulsado a los embajadores o encargados de negocios dejaron claro que no albergan dudas sobre la autoría de la masacre. “Nosotros consideramos al Gobierno sirio responsable de esta matanza de inocentes”, ha dicho la portavoz del Departamento de Estado estadounidense, Victoria Nuland. El Gobierno español ha decidido expulsar al embajador sirio en Madrid, Husam Edim Ala, y a otros cuatro miembros de la misión diplomática como protesta por la “inaceptable” represión del régimen de El Asad contra la población civil. El subsecretario de Exteriores, Rafael Mendívil, ha convocado al embajador para comunicarle que había sido declarado persona no grata y que tanto él como los otros cuatro expulsados —entre ellos, un coronel de la Muhabarat, al que se acusa de espiar a la oposición siria en España— disponen de 72 horas para salir del país. Tras la expulsión, la legación siria quedará a cargo de un diplomático encargado de asuntos consulares para que “preste la debida asistencia a los ciudadanos sirios residentes en España”.
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El jefe de la diplomacia española, José Manuel García-Margallo, ha afirmado en Londres, donde estaba en visita oficial, que el objetivo de la medida es “elevar un grito de protesta contra las salvajadas que se están produciendo en Siria” y, en particular, la matanza de Hula, donde, según las informaciones de las que dispone el Gobierno, el Ejército sirio pudo utilizar artillería pesada. Margallo ha reclamado el cese de la violencia, la llegada de ayuda humanitaria y la retirada del presidente El Asad.
Falta mucha información sobre lo que pasó la tarde-noche del viernes en Hula, una zona agrícola del oeste de Siria próxima a Homs. Los observadores de la ONU encontraron el sábado sobre el terreno los primeros indicios de que el Gobierno se encontraba detrás de al menos parte de las muertes al encontrar restos de artillería del Ejército. Los testimonios que ha ido recogiendo la propia ONU apuntan a una acción conjunta de los militares y de las milicias que apoyan al régimen de Damasco.
El aislamiento de Siria no es, sin embargo, total. Damasco cuenta aún con el apoyo de China y de Rusia, los dos países que ejercen de parapeto al régimen de Damasco en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, donde evitan que cualquier resolución vinculante en contra del régimen sirio vea la luz. El martes, Kofi Annan, enviado de Naciones Unidas y de la Liga Árabe, mantuvo una conversación telefónica con el jefe de la diplomacia rusa, Sergei Lavrov, quien pidió “a todas las partes en Siria que rechacen la violencia”. Sus declaraciones, en las que de nuevo comparó los crímenes del Gobierno con los de los rebeldes, fueron una muestra clara de que ni siquiera la matanza de Hula ha conseguido quebrar la lealtad de Moscú hacia el régimen de Damasco.