Las FARC ponen condiciones para liberar al periodista francés
La guerrilla reclama la apertura de un debate sobre “la libertad de informar”
Andrea Peña
Bogotá, El País
En 10 días, las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) han enviado tres mensajes ambiguos sobre la suerte del periodista francés Roméo Langlois, secuestrado el 28 de abril por el grupo guerrillero cuando realizaba un reportaje con el Ejército en Caquetá, sur de Colombia. Ese día, el corresponsal de Le Figaro y France 24 terminó herido en un brazo y en manos de los guerrilleros tras fuertes combates entre estos y las Fuerzas Armadas.
En el último comunicado, firmado por el Secretariado de las FARC y dado a conocer el lunes, la guerrilla ratifica que el reportero es un “prisionero de guerra” y pone condiciones a su puesta en libertad. Dice que “lo mínimo que puede esperarse para la recuperación de su plena movilidad [la de Langlois] es la apertura de un amplio debate nacional e internacional sobre la libertad de informar”.
El mensaje de este lunes, de siete puntos, es una crítica general a la labor de la prensa colombiana: “Que una cámara puede jugar el papel de un arma lo corrobora la diaria manipulación mediática que se practica en nuestro país”, se lee en el comunicado, que reitera que Langlois llevaba prendas militares. En realidad, el periodista francés, que acompañaba a una patrulla del Ejército para realizar un documental periodístico sobre la lucha contra las drogas, vestía una camiseta de manga larga azul, pantalones vaqueros y, por normas de seguridad, casco antiesquirlas y chaleco antibalas. Estos no eran de camuflaje, sino de un color diferente al de los combatientes del Ejército, como lo determinan las normas del Derecho Internacional Humanitario (DIH).
En Colombia la confusión e indignación es total. Primero, porque no está claro ahora cuándo ni cómo van a liberar a Roméo Langlois. “Nosotros tenemos un debate sobre el tema, pero no porque ellos nos lo impongan, sino por iniciativa nuestra. ¿Cómo así que lo liberan si nosotros discutimos sobre cómo se debe cubrir el conflicto armado? , ¿eso qué significa?”, le dijo a EL PAÍS Ignacio Gómez, periodista y presidente de la Fundación para la Libertad de Prensa en Colombia.
Además, en un video de cuatro minutos conocido el domingo anterior, se ve a un guerrillero que dice llamarse Ancízar y ser “jefe escuadra” del Frente 15 de las FARC (el grupo que tiene retenido a Langlois), que enviaba un mensaje totalmente contrario al conocido este lunes: el periodista “pronto será liberado sano y salvo”. En esa misma línea se había pronunciado el Comité Internacional de la Cruz Roja con sede en Florencia (capital de Caquetá), que estaba mediando para que Langlois quedara en libertad: “Con optimismo, desde el Caquetá, reiteramos nuestra absoluta disponibilidad” para la liberación.
Por otro lado, nadie se explica cómo, si las FARC dijeron el pasado 26 de febrero que proscribían la práctica del secuestro a civiles para financiarse, ahora tienen en su poder a un periodista, y para colmo, extranjero. El presidente Juan Manuel Santos, antes de comenzar una gira por Asia, dijo: “Los periodistas no son, no pueden ser y nunca serán prisioneros de guerra”.
Por lo pronto, el general Alejandro Navas, comandante de las Fuerzas Militares, dijo que, para no poner en peligro la vida del reportero francés, por el momento están suspendidas las operaciones contra el Frente 15 de las FARC en Caquetá, donde se presume que está secuestrado Langlois.
Andrea Peña
Bogotá, El País
En 10 días, las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) han enviado tres mensajes ambiguos sobre la suerte del periodista francés Roméo Langlois, secuestrado el 28 de abril por el grupo guerrillero cuando realizaba un reportaje con el Ejército en Caquetá, sur de Colombia. Ese día, el corresponsal de Le Figaro y France 24 terminó herido en un brazo y en manos de los guerrilleros tras fuertes combates entre estos y las Fuerzas Armadas.
En el último comunicado, firmado por el Secretariado de las FARC y dado a conocer el lunes, la guerrilla ratifica que el reportero es un “prisionero de guerra” y pone condiciones a su puesta en libertad. Dice que “lo mínimo que puede esperarse para la recuperación de su plena movilidad [la de Langlois] es la apertura de un amplio debate nacional e internacional sobre la libertad de informar”.
El mensaje de este lunes, de siete puntos, es una crítica general a la labor de la prensa colombiana: “Que una cámara puede jugar el papel de un arma lo corrobora la diaria manipulación mediática que se practica en nuestro país”, se lee en el comunicado, que reitera que Langlois llevaba prendas militares. En realidad, el periodista francés, que acompañaba a una patrulla del Ejército para realizar un documental periodístico sobre la lucha contra las drogas, vestía una camiseta de manga larga azul, pantalones vaqueros y, por normas de seguridad, casco antiesquirlas y chaleco antibalas. Estos no eran de camuflaje, sino de un color diferente al de los combatientes del Ejército, como lo determinan las normas del Derecho Internacional Humanitario (DIH).
En Colombia la confusión e indignación es total. Primero, porque no está claro ahora cuándo ni cómo van a liberar a Roméo Langlois. “Nosotros tenemos un debate sobre el tema, pero no porque ellos nos lo impongan, sino por iniciativa nuestra. ¿Cómo así que lo liberan si nosotros discutimos sobre cómo se debe cubrir el conflicto armado? , ¿eso qué significa?”, le dijo a EL PAÍS Ignacio Gómez, periodista y presidente de la Fundación para la Libertad de Prensa en Colombia.
Además, en un video de cuatro minutos conocido el domingo anterior, se ve a un guerrillero que dice llamarse Ancízar y ser “jefe escuadra” del Frente 15 de las FARC (el grupo que tiene retenido a Langlois), que enviaba un mensaje totalmente contrario al conocido este lunes: el periodista “pronto será liberado sano y salvo”. En esa misma línea se había pronunciado el Comité Internacional de la Cruz Roja con sede en Florencia (capital de Caquetá), que estaba mediando para que Langlois quedara en libertad: “Con optimismo, desde el Caquetá, reiteramos nuestra absoluta disponibilidad” para la liberación.
Por otro lado, nadie se explica cómo, si las FARC dijeron el pasado 26 de febrero que proscribían la práctica del secuestro a civiles para financiarse, ahora tienen en su poder a un periodista, y para colmo, extranjero. El presidente Juan Manuel Santos, antes de comenzar una gira por Asia, dijo: “Los periodistas no son, no pueden ser y nunca serán prisioneros de guerra”.
Por lo pronto, el general Alejandro Navas, comandante de las Fuerzas Militares, dijo que, para no poner en peligro la vida del reportero francés, por el momento están suspendidas las operaciones contra el Frente 15 de las FARC en Caquetá, donde se presume que está secuestrado Langlois.