Hannelore Kraft: la cercanía de la triunfadora
La primera ministra de Renania-Westfalia logra aumentar su poder en el SPD tras su contundente triunfo en las elecciones
Juan Gómez
Berlín, El País
El Partido Socialdemócrata SPD se presentó a las elecciones de Renania del Norte-Westfalia con uno de los eslóganes más estrafalarios que se recuerdan: "La salchicha con curry es SPD". Lo formularon unos militantes veinteañeros que aspiraban a resumir "qué es lo que produce felicidad" en el Estado más industrializado y poblado del país. La salchicha con curry es el plato popular por excelencia, que se degusta tras los partidos de fútbol o después de varias rondas de cerveza. La frase cuelga ahora de la Willy-Brandt-Haus en Berlín, sede federal de un SPD que ha recuperado parte de la confianza en sí mismo gracias al 39,1% de los votos obtenidos ayer a orillas del Rin. La primera ministra regional, Hannelore Kraft, logró su reelección tras solo dos años de Gobierno y aplastó a la Unión Demócrata Cristiana (CDU) regional (26,3%) con una campaña parecida al eslogan de la salchicha: cercanía a los votantes, llaneza, credibilidad.
En sus primeras declaraciones tras la victoria, Kraft quiso enviar un recado a Berlín, advirtiendo a la canciller, Angela Merkel, de la “clara señal” que supone su victoria. Al SPD, aún en busca de una estrategia clara de oposición para preparar las elecciones generales de 2013, le asaltan ahora con la pregunta de si estarían preparados para entregar la candidatura a una mujer. El presidente del partido, Sigmar Gabriel, respondía el domingo en televisión. "Claro que sería una posibilidad, con su excelente resultado, pero ella misma lo descarta". Lo hizo antes de las elecciones y también después. Pero no cabe duda de que su influencia en el partido aumentó drásticamente el domingo. Los tres posibles candidatos —el propio Gabriel, el líder parlamentario Frank-Walter Steinmeier, y el exministro de Hacienda Peer Steinbrück— se beneficiarían de su apoyo. En palabras de la secretaria general, Andrea Nahles, Kraft “va a dejar a los tres muchachos en vilo por tiempo”.
El triunfo electoral del domingo significa, no obstante, un espaldarazo para Gabriel y las posiciones de izquierda en el partido. Uno de los argumentos electorales de la oposición en Dusseldorf fue la holgura de los presupuestos de Kraft, que no casan con las recetas de austeridad que Merkel está imponiendo fuera de Alemania. Tras el desastre de la LoveParade de 2010 en Duisburgo, cuando murieron 21 personas en una avalancha humana, Kraft dio una lección retórica de tacto, compasión y cercanía en su discurso público.
Su Gobierno junto a Los Verdes ha intentado presentar la gestión de estos dos años de manera parecida: aseguran haber creado nuevas plazas de guarderías y haber evitado el colapso de las maltrechas finanzas en diversos municipios. Es obvio que la CDU no logró convencer a los votantes del riesgo que ellos perciben en estas políticas. Tras la derrota, Merkel ha asegurado que esta “no tiene nada que ver” con su discurso europeo ni con su política de austeridad.
A Hannelore Kraft, de 50 años, le han llamado a veces “la Angela Merkel del SPD”. La propia canciller ha reconocido este lunes que Kraft ha sido “crucial” en la victoria del SPD. Ambas crecieron a la sombra de líderes masculinos, ambas son más populares que sus respectivos partidos, y ambas tiran del carro electoral gracias a un atractivo personal cincuentón y maduro, según algunos, “maternal”. Kraft nació en Mülheim, una localidad industrial de la gran conurbación del Ruhr. Hace dos años cosechó un éxito relativo pero no consiguió superar a la CDU regional. Para desbancar a los democristianos necesitó una coalición de minoría con Los Verdes. Hace dos meses tropezó con las finanzas públicas y tuvo que convocar nuevas elecciones tras el fracaso parlamentario de sus presupuestos. En realidad fue un fracaso accidental, porque los partidos de la oposición ya conocían sus escasas posibilidades de superar a Kraft. Los votantes les depararon el domingo un revés mucho peor de lo temido.
Merkel ha dicho este lunes que ella “no se presentaba a las elecciones” regionales. Ella y su CDU siguen liderando todas las encuestas federales. La victoria de Kraft debilita al partido en un land que, aunque es un feudo histórico del SPD, también es un vivero de votos y militantes de la CDU federal. A Merkel le quedan 15 meses para demostrar, si puede, que el batacazo no tiene “nada que ver” con ella.
Juan Gómez
Berlín, El País
El Partido Socialdemócrata SPD se presentó a las elecciones de Renania del Norte-Westfalia con uno de los eslóganes más estrafalarios que se recuerdan: "La salchicha con curry es SPD". Lo formularon unos militantes veinteañeros que aspiraban a resumir "qué es lo que produce felicidad" en el Estado más industrializado y poblado del país. La salchicha con curry es el plato popular por excelencia, que se degusta tras los partidos de fútbol o después de varias rondas de cerveza. La frase cuelga ahora de la Willy-Brandt-Haus en Berlín, sede federal de un SPD que ha recuperado parte de la confianza en sí mismo gracias al 39,1% de los votos obtenidos ayer a orillas del Rin. La primera ministra regional, Hannelore Kraft, logró su reelección tras solo dos años de Gobierno y aplastó a la Unión Demócrata Cristiana (CDU) regional (26,3%) con una campaña parecida al eslogan de la salchicha: cercanía a los votantes, llaneza, credibilidad.
En sus primeras declaraciones tras la victoria, Kraft quiso enviar un recado a Berlín, advirtiendo a la canciller, Angela Merkel, de la “clara señal” que supone su victoria. Al SPD, aún en busca de una estrategia clara de oposición para preparar las elecciones generales de 2013, le asaltan ahora con la pregunta de si estarían preparados para entregar la candidatura a una mujer. El presidente del partido, Sigmar Gabriel, respondía el domingo en televisión. "Claro que sería una posibilidad, con su excelente resultado, pero ella misma lo descarta". Lo hizo antes de las elecciones y también después. Pero no cabe duda de que su influencia en el partido aumentó drásticamente el domingo. Los tres posibles candidatos —el propio Gabriel, el líder parlamentario Frank-Walter Steinmeier, y el exministro de Hacienda Peer Steinbrück— se beneficiarían de su apoyo. En palabras de la secretaria general, Andrea Nahles, Kraft “va a dejar a los tres muchachos en vilo por tiempo”.
El triunfo electoral del domingo significa, no obstante, un espaldarazo para Gabriel y las posiciones de izquierda en el partido. Uno de los argumentos electorales de la oposición en Dusseldorf fue la holgura de los presupuestos de Kraft, que no casan con las recetas de austeridad que Merkel está imponiendo fuera de Alemania. Tras el desastre de la LoveParade de 2010 en Duisburgo, cuando murieron 21 personas en una avalancha humana, Kraft dio una lección retórica de tacto, compasión y cercanía en su discurso público.
Su Gobierno junto a Los Verdes ha intentado presentar la gestión de estos dos años de manera parecida: aseguran haber creado nuevas plazas de guarderías y haber evitado el colapso de las maltrechas finanzas en diversos municipios. Es obvio que la CDU no logró convencer a los votantes del riesgo que ellos perciben en estas políticas. Tras la derrota, Merkel ha asegurado que esta “no tiene nada que ver” con su discurso europeo ni con su política de austeridad.
A Hannelore Kraft, de 50 años, le han llamado a veces “la Angela Merkel del SPD”. La propia canciller ha reconocido este lunes que Kraft ha sido “crucial” en la victoria del SPD. Ambas crecieron a la sombra de líderes masculinos, ambas son más populares que sus respectivos partidos, y ambas tiran del carro electoral gracias a un atractivo personal cincuentón y maduro, según algunos, “maternal”. Kraft nació en Mülheim, una localidad industrial de la gran conurbación del Ruhr. Hace dos años cosechó un éxito relativo pero no consiguió superar a la CDU regional. Para desbancar a los democristianos necesitó una coalición de minoría con Los Verdes. Hace dos meses tropezó con las finanzas públicas y tuvo que convocar nuevas elecciones tras el fracaso parlamentario de sus presupuestos. En realidad fue un fracaso accidental, porque los partidos de la oposición ya conocían sus escasas posibilidades de superar a Kraft. Los votantes les depararon el domingo un revés mucho peor de lo temido.
Merkel ha dicho este lunes que ella “no se presentaba a las elecciones” regionales. Ella y su CDU siguen liderando todas las encuestas federales. La victoria de Kraft debilita al partido en un land que, aunque es un feudo histórico del SPD, también es un vivero de votos y militantes de la CDU federal. A Merkel le quedan 15 meses para demostrar, si puede, que el batacazo no tiene “nada que ver” con ella.