Evo Morales asediado por ofensiva social en Bolivia
Raúl Burgoa
La Paz, AFP
El presidente Evo Morales, un líder indígena de izquierda que surgió de las luchas sindicales, está siendo acosado paradójicamente por los sectores sociales que lo llevaron al poder en 2006, seducidos por sus promesas de cambios estructurales en Bolivia, uno de los países más pobres de América Latina.
Al alto escenario de conflictividad, alimentado por una huelga de médicos contra la ampliación de su jornada laboral de 6 a 8 horas y un paro de 72 horas ordenado por la unitaria central obrera (COB) en demanda de mejores salarios, se sumaron los universitarios del sistema público, por mayor presupuesto.
La huelga de la COB, que concluirá el viernes, está caracterizada por manifestaciones callejeras y cortes de ruta en varias regiones del país como Potosí, Tarija, Beni, Cochabamba o Santa Cruz, a cargo de los médicos.
La actividad es normal en la industria, el comercio y la banca.
Sin embargo, la situación puede complicarse con la llegada a La Paz de más de 100 mineros del poderoso sindicato de Huanuni, la mina estatal más grande del país, para presionar por un salario mínimo nacional equivalente a 1.150 dólares, cuando el actual es diez veces menor.
En medio de explosiones de guías de dinamita, los mineros encabezaron este jueves una masiva manifestación, integrada además por médicos y universitarios, al grito de "¡sangre de minero, semilla de guerrillero!".
El líder de la COB, Juan Carlos Trujillo, minero de Huanuni, preguntó a Morales si "quiere ir al diálogo, ¿o no?" y amenazó con recrudecer las protestas.
Los mineros de Huanuni fueron determinantes en la caída del presidente liberal Gonzalo Sánchez de Lozada en 2003, quien reprimió una rebelión popular con un saldo de 60 muertos, o en la del ex dictador Luis García Meza, en 1980.
"Se están radicalizando las medidas de presión en todo el país", advirtió José Gonzáles, líder de los empleados de la Salud, también en huelga, afectados por el decreto de ampliación de la jornada laboral.
Un ex ejecutivo de la COB, un dirigente minero radical, Jaime Solares, trabajador de Huanuni, lanzó una advertencia: "todo puede ocurrir en este país. Si el gobierno se cae no será por culpa de los mineros, sino por su soberbia, por no saber escuchar" a los sindicatos.
Esa posibilidad es sin embargo descartada por otros líderes de la protesta, como el presidente del Colegio Médico de La Paz, Luis Larrea, quien dijo que "nosotros no tenemos ninguna intención política, no estamos nosotros en el ánimo de desestabilizar" al gobierno.
"No queremos la desestabilización del gobierno (..), la Constitución dice que el presidente ha sido elegido para gobernarnos en todo su período y no tenemos por qué pedirle al presidente que acorte su mandato (..), y cuando alguien esté queriendo violar la Constitución nos tendrán al frente", agregó.
Aunque Morales está en una encrucijada, todos "son conflictos localizados, parece que no afectan la estabilidad del régimen. En especial, porque no hay oposición política, la oposición es sólo social", precisó el analista independiente Carlos Toranzo.
Sin embargo, los dinamitazos diarios en La Paz y los violentos choques de manifestantes con policías hacen temer un desenlace complicado, salvo que Morales levante el decreto de ampliación de la jornada laboral y mantenga su palabra de no construir una ruta por el corazón de la Amazonia, por ejemplo.
"Estos errores gubernamentales (..), así como el acumulado malestar de las clases medias con el Gobierno, alimentan la ilusión -en los partidos políticos- de que es posible reorientar el desportillado proceso de cambio" que Morales postuló en estos seis años de gestión, según el cientista político Carlos Cordero, profesor de la universidad católica de La Paz.
Morales, un indígena de 52 años, ex miembro de la COB, saltó del liderazgo del sindicato de productores de la coca a la política y de ahí a la presidencia en 2006, con un inédito 54% de los votos. En 2010 fue ratificado para un nuevo mandato con el 64% de los sufragios, pero su popularidad ha caído al 39% en marzo pasado, según sondeos.
Policías antidisturbios actúan en La Paz, Bolivia, el 9 de mayo de 2012. El presidente Evo Morales, un líder indígena de izquierda que surgió de las luchas sindicales, está siendo acosado paradójicamente por los sectores sociales que lo llevaron al poder en 2006, seducidos por sus promesas de cambios estructurales en Bolivia, uno de los países más pobres de América Latina.
La Paz, AFP
El presidente Evo Morales, un líder indígena de izquierda que surgió de las luchas sindicales, está siendo acosado paradójicamente por los sectores sociales que lo llevaron al poder en 2006, seducidos por sus promesas de cambios estructurales en Bolivia, uno de los países más pobres de América Latina.
Al alto escenario de conflictividad, alimentado por una huelga de médicos contra la ampliación de su jornada laboral de 6 a 8 horas y un paro de 72 horas ordenado por la unitaria central obrera (COB) en demanda de mejores salarios, se sumaron los universitarios del sistema público, por mayor presupuesto.
La huelga de la COB, que concluirá el viernes, está caracterizada por manifestaciones callejeras y cortes de ruta en varias regiones del país como Potosí, Tarija, Beni, Cochabamba o Santa Cruz, a cargo de los médicos.
La actividad es normal en la industria, el comercio y la banca.
Sin embargo, la situación puede complicarse con la llegada a La Paz de más de 100 mineros del poderoso sindicato de Huanuni, la mina estatal más grande del país, para presionar por un salario mínimo nacional equivalente a 1.150 dólares, cuando el actual es diez veces menor.
En medio de explosiones de guías de dinamita, los mineros encabezaron este jueves una masiva manifestación, integrada además por médicos y universitarios, al grito de "¡sangre de minero, semilla de guerrillero!".
El líder de la COB, Juan Carlos Trujillo, minero de Huanuni, preguntó a Morales si "quiere ir al diálogo, ¿o no?" y amenazó con recrudecer las protestas.
Los mineros de Huanuni fueron determinantes en la caída del presidente liberal Gonzalo Sánchez de Lozada en 2003, quien reprimió una rebelión popular con un saldo de 60 muertos, o en la del ex dictador Luis García Meza, en 1980.
"Se están radicalizando las medidas de presión en todo el país", advirtió José Gonzáles, líder de los empleados de la Salud, también en huelga, afectados por el decreto de ampliación de la jornada laboral.
Un ex ejecutivo de la COB, un dirigente minero radical, Jaime Solares, trabajador de Huanuni, lanzó una advertencia: "todo puede ocurrir en este país. Si el gobierno se cae no será por culpa de los mineros, sino por su soberbia, por no saber escuchar" a los sindicatos.
Esa posibilidad es sin embargo descartada por otros líderes de la protesta, como el presidente del Colegio Médico de La Paz, Luis Larrea, quien dijo que "nosotros no tenemos ninguna intención política, no estamos nosotros en el ánimo de desestabilizar" al gobierno.
"No queremos la desestabilización del gobierno (..), la Constitución dice que el presidente ha sido elegido para gobernarnos en todo su período y no tenemos por qué pedirle al presidente que acorte su mandato (..), y cuando alguien esté queriendo violar la Constitución nos tendrán al frente", agregó.
Aunque Morales está en una encrucijada, todos "son conflictos localizados, parece que no afectan la estabilidad del régimen. En especial, porque no hay oposición política, la oposición es sólo social", precisó el analista independiente Carlos Toranzo.
Sin embargo, los dinamitazos diarios en La Paz y los violentos choques de manifestantes con policías hacen temer un desenlace complicado, salvo que Morales levante el decreto de ampliación de la jornada laboral y mantenga su palabra de no construir una ruta por el corazón de la Amazonia, por ejemplo.
"Estos errores gubernamentales (..), así como el acumulado malestar de las clases medias con el Gobierno, alimentan la ilusión -en los partidos políticos- de que es posible reorientar el desportillado proceso de cambio" que Morales postuló en estos seis años de gestión, según el cientista político Carlos Cordero, profesor de la universidad católica de La Paz.
Morales, un indígena de 52 años, ex miembro de la COB, saltó del liderazgo del sindicato de productores de la coca a la política y de ahí a la presidencia en 2006, con un inédito 54% de los votos. En 2010 fue ratificado para un nuevo mandato con el 64% de los sufragios, pero su popularidad ha caído al 39% en marzo pasado, según sondeos.
Policías antidisturbios actúan en La Paz, Bolivia, el 9 de mayo de 2012. El presidente Evo Morales, un líder indígena de izquierda que surgió de las luchas sindicales, está siendo acosado paradójicamente por los sectores sociales que lo llevaron al poder en 2006, seducidos por sus promesas de cambios estructurales en Bolivia, uno de los países más pobres de América Latina.