Escenas apocalípticas después de los atentados en Damasco

AFP / EL LIBERAL

Siria, AFP
Una mano, una pierna o una parte de rostro destrozado van llenando las bolsas de nailon de los equipos de rescate a medida que recogen los restos humanos esparcidos por la zona sacudida el jueves por dos atentados en Damasco, entre sirios que deambulaban atónitos por esa visión.
Entre los coches todavía humeantes, algunos buscan a sus familiares, cuando llega una abuela, turbada, con las manos dirigidas al cielo.
"Pobre Siria, pobres nosotros", lanza un hombre. "Mi primo... ¡Quiero saber qué le ocurrió a mi primo!", grita otro.

"¡En nuestra vida, jamás hemos visto esto!", se exclama un sirio, quien sobrevivió al atentado más devastador desde el inicio de la revuelta popular en su país hace 14 meses.

El fotógrafo de la AFP, en el lugar, vio "un pequeño cerebro, el de un niño quizás, bañando en un charco de sangre".

En más de 50 metros a la redonda, las fachadas de los edificios están destruidas y las carreteras destrozadas. Por todas partes, se ven coches cuya carrocería se ha derretido, autobuses destripados, árboles abatidos al borde de la carretera en la que las explosiones han cavado profundos cráteres.

Con un minuto de diferencia, dos fuertes explosiones sacudieron hacia las 08H00 locales (05H00 GMT) el sur de la capital, en hora punta, y causaron más de 55 muertos y 370 heridos, según la televisión de Estado.

En medio de estas escenas de desolación, un hombre grita: "¿Es esa la libertad que queréis? Han muerto alumnos de camino a la escuela y empleados que iban rumbo al trabajo", aludiendo a la protesta popular.

"Son los regalos de (Recep Tayyip) Erdogan y de Hamad (Ben Khalifa al Thani", el primer ministro turco y el emir de Catar. "Asesinan a los niños, los abuelos y los religiosos", lanza otro hombre, fotografiado por la AFP.

Catar llamó a armar a los rebeldes sirios mientras que Turquía, antiguo aliado de Damasco, encabeza ahora las críticas al régimen.

Estas imágenes terribles "recuerdan las explosiones que tuvieron lugar en Irak tras la invasión estadounidense" de este país en 2003, consideró un analista en la televisión pública siria.

Para él, estos atentados están dirigidos contra el régimen del presidente Bashar al Asad, atacado, según él, porque pone en marcha reformas políticas.

En el terreno, los partidarios del jefe de Estado hicieron una demostración de fuerza.

A la llegada del jefe de los observadores de la ONU en Siria, el general noruego Robert Mood, al lugar de los dos atentados, decenas de personas se concentraron junto a él.

"Por nuestra sangre y por nuestra alma, nos sacrificaremos por ti, Bashar", cantaron, en apoyo al presidente que afirma combatir desde hace 14 meses a las "bandas terroristas" armadas por el extranjero.

Un gran número de civiles con armas, probablemente agentes de seguridad, estaban también presentes.

Una misión de observación de la ONU se encuentra en Siria desde el 15 de abril, de acuerdo con el plan de salida de crisis del emisario internacional Kofi Annan, para vigilar la aplicación del alto el fuego, ampliamente ignorado.

En los últimos meses, una serie de sangrientos atentados sacudieron la capital, en los barrios de Qassaa, Midan, Kafar Soussé contra edificios de seguridad y dejando decenas de víctimas.

El último perpetrado en Damasco se remonta al 27 de abril. Once personas murieron en un ataque suicida frente a una mezquita.

La represión y los combates entre soldados e insurgentes han dejado cerca de 12.000 muertos desde marzo de 2011, en su gran mayoría civiles muertos a manos de las tropas gubernamentales.

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