Damasco atribuye los muertos de Hula a que no quisieron "oponerse al Gobierno"

Beirut, EP
El mando militar sirio encargado de investigar la matanza de Hula para el Gobierno de Siria, el general de Brigada Qassem Jamal Suleiman, ha acusado este jueves a grupos armados opositores de perpetrar la masacre, en la que perdieron la vida personas "que se negaron a oponerse al Gobierno".

Según Suleiman, las 108 personas fallecidas en Hula "estaban en desacuerdo con los grupos armados" que asaltaron la ciudad, en la que murieron decenas de niños. El encargado por parte del Gobierno de investigar los hechos ha denunciado que muchas de las víctimas eran parientes de un parlamentario.

Antes del asalto, entre 600 y 800 hombres armados atacaron puestos de las fuerzas de seguridad en la zona mientras otras personas cometían los asesinatos, según la investigación oficial.

Suleiman ha indicado durante una rueda de prensa transmitida por televisión que estos rebeldes cometieron la matanza con la intención de acusar a las fuerzas leales al Gobierno de Bashar al Assad y alentar "de cualquier forma" la intervención militar extranjera en el país.

El régimen siempre ha negado cualquier vinculación con ese ataque, a pesar de que la misión de observadores de Naciones Unidas ha certificado que la mayoría de las víctimas murieron en ejecuciones sumarias perpetradas por los 'sabbiha', una milicia progubernamental, y, en menor número, por los proyectiles de la Artillería del Ejército sirio.

La matanza de Hula ha provocado una ola de reacciones en la comunidad internacional, una declaración de condena aprobada por unanimidad por el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas dos días después, la expulsión de los embajadores del régimen de varios países occidentales y, además, la primera deserción de un alto cargo, el cónsul honorario de Siria en California, Hazem Chehabi.

"FLAGRANTE MENTIRA"

La embajadora de Estados Unidos ante la ONU, Susan Rice, ha tachado de "flagrante mentira" la versión dada este jueves por la comisión de investigación designada por el Gobierno.

Rice también se ha referido desde la sede de Naciones Unidas en Nueva York a la denuncia lanzada por Human Rights First (HRF) sobre el atraque en Siria, el pasado fin de semana, de un buque ruso con armas.

La representante norteamericana ha indicado que, aunque "obviamente no es ninguna violación de la ley internacional", sí es "reprensible" que el régimen siga recibiendo armas, toda vez que está usando "una fuerza horrible y desproporcionada contra su propio pueblo".

EL RÉGIMEN PIDE RECHAZAR UNA INTERVENCIÓN EXTRANJERA

El régimen sirio ha reclamado este jueves a los activistas y movimientos opositores que rechacen una eventual intervención extranjera en el país y se sumen a un proceso de diálogo con el Gobierno para poner fin a la violencia que se prolonga desde que comenzaron a mediados de marzo de 2011 las manifestaciones para exigir la renuncia del presidente del país, Bashar al Assad.

El portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores, Yihad Makdissi, ha subrayado, además, que el régimen quiere que el plan de paz auspiciado por el enviado especial de Naciones Unidas y la Liga Árabe a Siria, Kofi Annan, tenga éxito en su objetivo de lograr poner fin a catorce meses de violencia.

Según estimaciones de la ONU, desde el inicio de la revuelta contra Al Assad, más de 10.000 personas han muerto, en su mayoría por la represión de las fuerzas de seguridad gubernamentales. La comunidad internacional atribuye al régimen de Bashar al Assad la masacre de 108 civiles, 49 de ellos niños, en la localidad de Hula el pasado 25 de mayo.

El régimen ha negado cualquier vinculación con ese ataque, a pesar de que la misión de observadores de Naciones Unidas ha certificado que la mayoría de las víctimas murieron en ejecuciones sumarias perpetradas por los 'sabbiha', una milicia progubernamental, y, en menor número, por los proyectiles de la Artillería del Ejército sirio.

La matanza de Hula ha provocado una ola de reacciones en la comunidad internacional, una declaración de condena aprobada por unanimidad por el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas dos días después, la expulsión de los embajadores del régimen de varios países occidentales y, además, la primera deserción de un alto cargo, el cónsul honorario de Siria en California, Hazem Chehabi.

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