"Vivimos en la religión del euro: no se discute con blasfemos"
La candidata del Frente Nacional a la presidencia francesa, Marine Le Pen firma autógrafos hoy frente a una exoficina de la Gendarmeria en Brienon-sur-Armanon, en el dentro de Francia. / PHILIPPE DESMAZES (AFP)
P. No se le ha oído mucho sobre la salida del euro.
R. Me he enfrentado a un sistema que se me ha opuesto de forma brutal. Es un debate que existe en otros países. Aquí, no ha habido debate. Porque no había nadie que dijera nada en contra. El debate no consiste en decirme 'Si quiere salirse del euro, es que es usted una tarada mental, una mongólica estúpida y una loca que va a arruinar a los franceses'". Es la religión del euro: no se discute con los blasfemos.
P. ¿Acabará Jean-Luc Mélenchon por delante de usted el 22 de abril?
R. ¿Hacemos una apuesta? Habrá una diferencia importante.
P. No tiene duda, entonces, de que será tercera...
R. O segunda.
P. ¿Sigue creyendo en la segunda vuelta?
R. Sí. Creo que estará mucho más apretado de lo que se dice. Me veo con más del 20%.
P. ¿A partir de qué resultado considerará que ha triunfado en lo que se proponía?
R. Cualquier mejora de nuestro máximo resultado histórico [16,8% en 2002] será un éxito. Pero ese no es mi objetivo. Mi objetivo es llegar a la segunda vuelta.
P. Nicolas Sarkozy hace campaña retomando sus temas, igual que hizo en 2007. ¿Le teme usted?
R. Demuestra falta de imaginación. Busca a unos votantes a los que ya ha traicionado y, al tiempo, rechaza a unos votantes de centro que quizá le harían falta. Es una apuesta arriesgada. Está jugando a todo o nada.
P. ¿Qué le distingue de él?
R. Europa, el euro, los planes de recuperación, los tratados europeos, el Mecanismo Europeo de Estabilidad... Y las prioridades nacionales. Él no llega hasta ahí.
P. A propósito del euro, ¿no le ha dejado usted vía libre?
R. Era necesario hacer pedagogía sobre la crisis. Se ha atemorizado a los franceses sobre la salida del euro, pero sigue siendo cierto que la mayoría considera que el euro es un hándicap. Es una victoria ideológica, que hace falta transformar en victoria política. Creo que he sido el rompehielos del conformismo.
P. Pero los franceses también están, en su mayoría, contra la salida...
R. ¡Porque ha habido una especie de terrorismo sobre el hecho de salirse del euro!
P. ¿El Frente Nacional sigue siendo el coco de la vida política?
R. No es el coco, está contra el sistema. Y el sistema, entonces, se defiende contra su único enemigo. Enfrente tenemos a todo el sistema coaligado, de la extrema izquierda a la derecha, pasando por los sindicatos, la patronal, Monseñor Vingt-Trois... Es extraño que todo el mundo se alíe contra un partido que no tiene responsabilidades en la situación actual.
P. Tal vez sea porque la sociedad no lo quiere...
R. ¿La sociedad? No, la sociedad es el voto. Es la clase dirigente la que no lo quiere. La oligarquía. La élite tiene todo que perder.
P. Entonces, es el fracaso de la “desdemonización”.
R. La desdemonización no pretende dirigirse a las élites, sino al pueblo. Ya se ha hecho, se acabó, ya está. En parte se ha conseguido. Hoy se reconoce que se vota al FN, igual que a cualquier otro partido.
P. Usted trata bien a François Hollande en su campaña...
R. ¡No lo trato bien! No hace nada, no dice nada, es un vacío absoluto. Por eso le escogieron. La izquierda no tiene absolutamente nada que aportar, Ya no. No quieren dirigir, quieren administrar la tienda. Pero la tienda está en bancarrota. La situación es mucho más grave de lo que se piensa. Y va a empeorar. ¡Que la izquierda no esté aullando con lo que sucede en Grecia! ¿Eso es la política? ¡Es alucinante, Dios mío! La izquierda, ya sabemos lo que va a hacer. Es la cultura de la excusa, los inmigrantes son estupendos, a los indocumentados hay que regularizarlos, el matrimonio homosexual, la eutanasia, crear puestos de trabajo subvencionados, crear puestos de funcionarios aunque no haya dinero...
P. Si no llega a la segunda vuelta, ¿recomendará un voto?
R. Si lo hiciera, ¿qué estaría diciendo? La situación es muy grave y me parecen todos embarcados en la misma nave... O bien no tengo ninguna convicción, soy como los demás, lo que quiero es tener un ministerio, así que llamo a votar por uno o por otro, o bien, como no he negociado ni estoy dispuesta a negociar nada, no quiero asumir la responsabilidad de pedir a la gente que vote por alguien concreto. No deseo encontrarme en la situación de tener que asumir moralmente lo que va a pasar. Por supuesto que no.
R. Después del caso Merah, las preocupaciones de los franceses siguen siendo las mismas: el empleo, la vivienda, el poder adquisitivo. No la “islamización” ni la inseguridad, que usted volvió a evocar con ese motivo...
R. No estoy de acuerdo. Creo que la inmigración es una preocupación seria, que la islamización es una preocupación seria, pero que son temas que llevan 30 años siendo tabú. Y la seguridad es una preocupación real. Es evidente. Cuando me para alguien por la calle, una de cada dos veces, es para hablar de eso. No comprendo por qué luego no se refleja todo eso en las encuestas. Lo que yo digo es que la inmigración es irreversible, mientras que los problemas económicos son reversibles. Mientras una persona tenga salud para trabajar, aunque viva en una situación económica muy difícil, puede cambiar las cosas. En cambio, lo que no se puede cambiar es la inmigración, los flujos de entrada, el derecho de suelo, las regularizaciones y las normativas europeas.
P. ¿Qué papel tiene Jean-Marie Le Pen en la campaña?
R. Tiene su propio papel. Es presidente de honor, está presente en las oficinas de campaña, ha seguido de cerca las historias de apoyos y préstamos para las elecciones. Que son un tema muy interesante. El dinero es el nervio de la guerra, y en política también. Sus consejos son muy valiosos, al fin y al cabo, no es casual que haya participado en cinco elecciones presidenciales.
P. ¿Está al margen?
R. No, en absoluto. Al contrario. Porque, cuanto más se siente al margen...
P. ... ¿más “calientes” se ponen las cosas para usted?
R. No hay que darle en ningún momento la impresión de que está al margen. Sería una estupidez y crearía una tensión que no tiene por qué existir.
P. ¿Qué ha aportado usted al FN que no aportara él, tanto para mejor como para peor?
R. No es ni mejor ni peor, es otra cosa. Cuando interviene siempre, la misma persona, la gente tiene la sensación de que le conoce, dice: “Ah, es Jean-Marie”, y, al final, deja de escucharle. Entonces resulta difícil introducir temas nuevos, porque le encasillan en la imagen que le han asignado. Lo que yo he aportado es una multiplicación de los interlocutores para hablar del programa.
P. Su padre declaró que el islam era perfectamente compatible con los valores de la República. ¿Lo suscribe?
R. Él habló de los cinco pilares del islam, y ahí no tengo nada que decir. Es el islam como religión. Después está el islam político, que ha prosperado en ausencia de la República y cuyo objetivo es influir en las leyes, las costumbres, para instaurar la sharía. El islam político, para mí, es un adversario. Y hay que decir que Nicolas Sarkozy lo ha aupado. No me dejo engañar por el revuelo de las detenciones de [los miembros del grupúsculo] Forsane Alizza. He visto la UOIF [Unión de Organizaciones Islámicas de Francia], el poder que les ha dado, cómo ha constituido con ellos el Consejo Francés del Culto Musulmán.
Y no olvidemos Libia. Las barbaridades que se están cometiendo. Ni Malí. La política internacional es complicada. Entre una dictadura laica y una dictadura fundamentalista, yo me pregunto: ¿qué es peor para la población? ¿Y qué consecuencias va a tener todo eso? Desde luego, una inmigración numerosa. ¿Y las minorías cristianas de Irak que se habían refugiado en Siria? Gadafi, Bachar el Asad, Mubarak, todos ellos tenían, al menos, algo en común, que eran dictadores laicos que luchaban contra Al Qaeda. No es una cosa que se pueda pasar por alto como parte de las pérdidas y los beneficios.
P. ¿El FN cambiará de nombre después de 2012?
R. Queremos hacer una agrupación para las legislativas. Si tiene éxito, si esa ampliación se vuelve realidad, tendremos que hacer esa reflexión.