Una mujer de 80 años logra aterrizar un avión al morir su marido durante el vuelo
La octogenaria, con leves nociones de pilotar, se hizo con los mandos del aparato
Su marido falleció de un infarto en pleno vuelo
Washington, El País
Hellen Collins, de 80 años y con escasa experiencia en vuelo, consiguió el pasado martes hacer aterrizar con éxito su avioneta en el aeropuerto de Cherryland, al noreste de Wisconsin. La anciana se puso a los mandos del aparato después de que su marido, que era quien pilotaba, muriera en pleno vuelo, víctima de un infarto. Cuando uno de los motores del avión empezó a quedarse sin combustible, Collins avisó a emergencias y explicó que se iba a ver obligada a realizar un aterrizaje de emergencia. Las autoridades aeroportuarias inmediatamente enviaron a otro piloto para que le guiara en el descenso.
Keith Kasbohm, el director del aeropuerto, acababa de llegar a su casa cuando recibió el aviso e inmediatamente llamó a Robert Viksanovic, un piloto especializado en rescates aéreos, que tenía su avión en el hangar. Contactaron de nuevo con la anciana y hablaron con ella durante 10 minutos. “Por la voz supimos que estaba tranquila y que más o menos sabía cómo manejar el aparato”, informó Kasbohm en conversación telefónica a este periódico.
Sin embargo, Collins no pudo precisar ni la velocidad ni la altitud a la que volaba, por lo que Viksanovic decidió subir a su avión para poder hacerse una idea de la situación y acompañar a la mujer en el aterrizaje. “Estoy acostumbrado a hacer este tipo de cosas”, explicó el piloto, también por vía telefónica.
Collins, que no tenía licencia de vuelo, no perdió la calma ante la adversidad. Había pasado muchas horas acompañando a su marido en sus vuelos y eso fue de gran ayuda. “Al principio pensé que era imposible que lo lograra”, reconoce Kasbohm. “Pero todo el tiempo se mantuvo fría, tranquila y confiada. Eso nos dio alivió bastante a todos”.
Vuksanovik cree que fue un milagro que la mujer aterrizara con un solo motor “teniendo en cuenta que estaba pilotando desde el lado derecho del avión cuando lo normal es que se haga desde el izquierdo”, explicó. Su hijo James indicó en una entrevista a la agencia AP que lo primero que dijo su madre a los trabajadores del aeropuerto tras bajar del avión fue: “¿No creíais que podía hacerlo, acaso no confiabais en mí?”. La única secuela que le ha quedado, tras los 90 que minutos que duró el aterrizaje de emergencia, ha sido una costilla rota. Mañana se espera que sea dada de alta en el hospital.
La anciana tomó lecciones de aterrizaje hace 30 años ante la insistencia de su marido, que le urgió a que aprendiera por si a él le ocurría algo mientras estaban en el aire. El matrimonio volvía de su casa de vacaciones en Marco Island (Florida), donde habían ido a pasar unos días. Collins fue consciente desde el primer momento de que su marido había fallecido. Antes de morir, le dio tiempo a indicarle a su esposa que se hiciera cargo de los mandos del avión.
Su marido falleció de un infarto en pleno vuelo
Washington, El País
Hellen Collins, de 80 años y con escasa experiencia en vuelo, consiguió el pasado martes hacer aterrizar con éxito su avioneta en el aeropuerto de Cherryland, al noreste de Wisconsin. La anciana se puso a los mandos del aparato después de que su marido, que era quien pilotaba, muriera en pleno vuelo, víctima de un infarto. Cuando uno de los motores del avión empezó a quedarse sin combustible, Collins avisó a emergencias y explicó que se iba a ver obligada a realizar un aterrizaje de emergencia. Las autoridades aeroportuarias inmediatamente enviaron a otro piloto para que le guiara en el descenso.
Keith Kasbohm, el director del aeropuerto, acababa de llegar a su casa cuando recibió el aviso e inmediatamente llamó a Robert Viksanovic, un piloto especializado en rescates aéreos, que tenía su avión en el hangar. Contactaron de nuevo con la anciana y hablaron con ella durante 10 minutos. “Por la voz supimos que estaba tranquila y que más o menos sabía cómo manejar el aparato”, informó Kasbohm en conversación telefónica a este periódico.
Sin embargo, Collins no pudo precisar ni la velocidad ni la altitud a la que volaba, por lo que Viksanovic decidió subir a su avión para poder hacerse una idea de la situación y acompañar a la mujer en el aterrizaje. “Estoy acostumbrado a hacer este tipo de cosas”, explicó el piloto, también por vía telefónica.
Collins, que no tenía licencia de vuelo, no perdió la calma ante la adversidad. Había pasado muchas horas acompañando a su marido en sus vuelos y eso fue de gran ayuda. “Al principio pensé que era imposible que lo lograra”, reconoce Kasbohm. “Pero todo el tiempo se mantuvo fría, tranquila y confiada. Eso nos dio alivió bastante a todos”.
Vuksanovik cree que fue un milagro que la mujer aterrizara con un solo motor “teniendo en cuenta que estaba pilotando desde el lado derecho del avión cuando lo normal es que se haga desde el izquierdo”, explicó. Su hijo James indicó en una entrevista a la agencia AP que lo primero que dijo su madre a los trabajadores del aeropuerto tras bajar del avión fue: “¿No creíais que podía hacerlo, acaso no confiabais en mí?”. La única secuela que le ha quedado, tras los 90 que minutos que duró el aterrizaje de emergencia, ha sido una costilla rota. Mañana se espera que sea dada de alta en el hospital.
La anciana tomó lecciones de aterrizaje hace 30 años ante la insistencia de su marido, que le urgió a que aprendiera por si a él le ocurría algo mientras estaban en el aire. El matrimonio volvía de su casa de vacaciones en Marco Island (Florida), donde habían ido a pasar unos días. Collins fue consciente desde el primer momento de que su marido había fallecido. Antes de morir, le dio tiempo a indicarle a su esposa que se hiciera cargo de los mandos del avión.