Un alto a la inmigración mexicana en Estados Unidos
Por primera vez son tantos los que salen de México como los que regresan, según un estudio
Washington, El País
Por primera vez desde que los mexicanos comenzaron a emigrar masivamente hacia Estados Unidos, son hoy tantos o más los que regresan que los que llegan, un cambio histórico que puede afectar de forma muy profunda a la conformación social de este país, así como a las relaciones políticas, económicas y culturales en una de las fronteras en las que, de forma más cruda, se encuentran el mundo rico y un pueblo en desarrollo.
Esto no significa que la comunidad latina va a perder peso en EE UU. Los hispanos de todas las razas son ya cerca de 50 millones, constituyen la primera minoría del país, tras la mayoría blanca no latina, y su índice de natalidad les garantiza un aumento de su proporción en las próximas décadas.
Lo que demuestra el estudio elaborado por el Instituto Pew y presentado esta semana es que se está produciendo un reacomodo del fenómeno migratorio que es consecuencia de un mundo en transformación y que puede ser el anuncio de una nueva era para este continente. Un México que consiga retener a su fuerza de trabajo y recuperar algunas energías perdidas, puede ser otro México. Una América en la que cruzar hacia el norte deje de ser el mejor recurso para el progreso, sería otra América. Un EE UU que prescinda del impulso vital de millones de espíritus ambiciosos, puede ser otro EE UU.
De acuerdo al estudio de Pew, la reducción a cero del flujo de inmigración procedente de México en los últimos años de la pasada década se explica tanto por causas coyunturales como estructurales. La crisis económica norteamericana de 2008, la aprobación de leyes para perseguir a los indocumentados, el incremento del número de deportaciones desde 2009, la mejora de los sistemas de vigilancia fronteriza, la disminución del índice de natalidad en México, la creación de nuevas oportunidades económicas dentro de ese país, el clima general de hostilidad a los inmigrantes que se ha creado en EE UU y, probablemente, una mayor identificación de los mexicanos con su sistema político y su nación, han contribuido a la nueva realidad que recoge este estudio.
Hay que esperar para ver si esa tendencia se mantiene o el simple aumento de las ofertas de trabajo en EE UU es suficiente para volver a atraer inmigrantes de forma masiva. Los autores del informe no descartan un repunte migratorio en algún momento futuro, pero creen que se puede asegurar la ruptura del patrón de comportamiento que se había mantenido desde hace medio siglo. “No sabemos si la oleada migratoria se reanudará en algún momento, pero sí podemos determinar que el estancamiento actual es algo más que pausa temporal”, afirma Paul Taylor, director del centro Pew Hispanic.
Douglas Massey, profesor de la Universidad de Princeton y codirector del Proyecto de Emigración Mexicana, uno de los mayores expertos en la materia, asegura que “el boom de emigración mexicana se ha acabado. Eso no quiere decir que no vaya a haber emigración, pero no veo un retorno al crecimiento masivo de indocumentados que se observó en los años noventa y en la primera década de este siglo”.
Entre 1995 y el año 2000, más de tres millones de mexicanos cruzaron la frontera, mientras que sólo 700.000 regresaron a su país. Entre 2005 y 2010, vinieron 1,4 millones y se fueron otros tantos, o quizá más, según apunta el informe de Pew, que cita fuentes oficiales de ambos países. En los últimos 40 años, cuando la emigración mexicana se hizo constante, más de 12 millones de personas atravesaron el río Grande (o Bravo, como le llaman los norteamericanos). En estos momentos se calcula que viven en EE UU cerca de 32 millones de mexicanos.
Una disminución de las tensiones migratorias podría ayudar a una nueva forma de relación positiva en una frontera de enorme potencial. Mexicanos y norteamericanos, tan peleados en su historia, comportan intereses y costumbres en una amplia geografía donde en algún momento ondeó el Águila Azteca y hoy se siembran las semillas de un gran poder futuro.
Washington, El País
Por primera vez desde que los mexicanos comenzaron a emigrar masivamente hacia Estados Unidos, son hoy tantos o más los que regresan que los que llegan, un cambio histórico que puede afectar de forma muy profunda a la conformación social de este país, así como a las relaciones políticas, económicas y culturales en una de las fronteras en las que, de forma más cruda, se encuentran el mundo rico y un pueblo en desarrollo.
Esto no significa que la comunidad latina va a perder peso en EE UU. Los hispanos de todas las razas son ya cerca de 50 millones, constituyen la primera minoría del país, tras la mayoría blanca no latina, y su índice de natalidad les garantiza un aumento de su proporción en las próximas décadas.
Lo que demuestra el estudio elaborado por el Instituto Pew y presentado esta semana es que se está produciendo un reacomodo del fenómeno migratorio que es consecuencia de un mundo en transformación y que puede ser el anuncio de una nueva era para este continente. Un México que consiga retener a su fuerza de trabajo y recuperar algunas energías perdidas, puede ser otro México. Una América en la que cruzar hacia el norte deje de ser el mejor recurso para el progreso, sería otra América. Un EE UU que prescinda del impulso vital de millones de espíritus ambiciosos, puede ser otro EE UU.
De acuerdo al estudio de Pew, la reducción a cero del flujo de inmigración procedente de México en los últimos años de la pasada década se explica tanto por causas coyunturales como estructurales. La crisis económica norteamericana de 2008, la aprobación de leyes para perseguir a los indocumentados, el incremento del número de deportaciones desde 2009, la mejora de los sistemas de vigilancia fronteriza, la disminución del índice de natalidad en México, la creación de nuevas oportunidades económicas dentro de ese país, el clima general de hostilidad a los inmigrantes que se ha creado en EE UU y, probablemente, una mayor identificación de los mexicanos con su sistema político y su nación, han contribuido a la nueva realidad que recoge este estudio.
Hay que esperar para ver si esa tendencia se mantiene o el simple aumento de las ofertas de trabajo en EE UU es suficiente para volver a atraer inmigrantes de forma masiva. Los autores del informe no descartan un repunte migratorio en algún momento futuro, pero creen que se puede asegurar la ruptura del patrón de comportamiento que se había mantenido desde hace medio siglo. “No sabemos si la oleada migratoria se reanudará en algún momento, pero sí podemos determinar que el estancamiento actual es algo más que pausa temporal”, afirma Paul Taylor, director del centro Pew Hispanic.
Douglas Massey, profesor de la Universidad de Princeton y codirector del Proyecto de Emigración Mexicana, uno de los mayores expertos en la materia, asegura que “el boom de emigración mexicana se ha acabado. Eso no quiere decir que no vaya a haber emigración, pero no veo un retorno al crecimiento masivo de indocumentados que se observó en los años noventa y en la primera década de este siglo”.
Entre 1995 y el año 2000, más de tres millones de mexicanos cruzaron la frontera, mientras que sólo 700.000 regresaron a su país. Entre 2005 y 2010, vinieron 1,4 millones y se fueron otros tantos, o quizá más, según apunta el informe de Pew, que cita fuentes oficiales de ambos países. En los últimos 40 años, cuando la emigración mexicana se hizo constante, más de 12 millones de personas atravesaron el río Grande (o Bravo, como le llaman los norteamericanos). En estos momentos se calcula que viven en EE UU cerca de 32 millones de mexicanos.
Una disminución de las tensiones migratorias podría ayudar a una nueva forma de relación positiva en una frontera de enorme potencial. Mexicanos y norteamericanos, tan peleados en su historia, comportan intereses y costumbres en una amplia geografía donde en algún momento ondeó el Águila Azteca y hoy se siembran las semillas de un gran poder futuro.