Roles cambiados
Humberto Vacaflor
Los cambios que se están dando en la política económica del gobierno están confundiendo los roles de los poderes del Estado, y quizá terminen creando una gran confusión.
Seis años, seis largos años estuvo el parlamento plurinacional redactando en idioma castellano (por lo menos esa era la intención) la nueva Ley de hidrocarburos y el nuevo Código de minería.
El avance era lento, no tanto por la complejidad de los temas como por los cambios de orden que llegaban del Ejecutivo. Es que llegaban leyes urgentes, mucho más importantes para el país que una simple legislación sobre petróleo y minería, y los parlamentarios debían interrumpir su trabajo.
Las leyes que tenían prioridad suprema eran las que contenían algún detalle que pudiera reducir la libertad de expresión y violar la Ley de imprenta.
Los parlamentarios expertos en hidrocarburos y minería debían dejar en suspenso sus tareas sobre esas dos leyes y dedicarse a las otras, a las urgentes.
Pues han pasado casi siete años de ese ejercicio y ahora desde el Ejecutivo surgen decretos que van definiendo lo que será la política petrolera y minera.
Debe ser frustrante para los parlamentarios que estaban a solamente pocos artículos de concluir el trabajo, enterarse de que deben cambiar las leyes para que se acomoden al texto de los nuevos decretos del Ejecutivo.
Y de esta manera se da el caso de que el Legislativo, cuyo rol es elaborar las leyes para que las ejecute el Ejecutivo, tiene ahora que incluir en las leyes que redacta las repentinas decisiones del Ejecutivo.
Conforme el Ejecutivo descubre sus falencias, o se percata del desastroso estado de la deuda pública, del déficit energético, de la crisis provocada por sus medidas entusiastas de los primeros años, va produciendo estos documentos que dejan confundidos a los parlamentarios.
Esos parlamentarios creían que estaban encargados de elaborar leyes revolucionarias, leyes para el cambio, y de pronto se enteran de que hay una contraorden, un cambio de dirección.
Tendrían que reclamar al Defensor del Pueblo. Siete años estuvieron trabajando y ahora se enteran de que la revolución puede esperar.
Tiene que esperar exactamente igual que la pachamama, la defensa de los indígenas, el Nóbel de la Paz para Evo. En fin, son cosas del gobierno del cambio.
Vacaflor.obolog.com
e-mail: hvacaflor@gmail.com
Los cambios que se están dando en la política económica del gobierno están confundiendo los roles de los poderes del Estado, y quizá terminen creando una gran confusión.
Seis años, seis largos años estuvo el parlamento plurinacional redactando en idioma castellano (por lo menos esa era la intención) la nueva Ley de hidrocarburos y el nuevo Código de minería.
El avance era lento, no tanto por la complejidad de los temas como por los cambios de orden que llegaban del Ejecutivo. Es que llegaban leyes urgentes, mucho más importantes para el país que una simple legislación sobre petróleo y minería, y los parlamentarios debían interrumpir su trabajo.
Las leyes que tenían prioridad suprema eran las que contenían algún detalle que pudiera reducir la libertad de expresión y violar la Ley de imprenta.
Los parlamentarios expertos en hidrocarburos y minería debían dejar en suspenso sus tareas sobre esas dos leyes y dedicarse a las otras, a las urgentes.
Pues han pasado casi siete años de ese ejercicio y ahora desde el Ejecutivo surgen decretos que van definiendo lo que será la política petrolera y minera.
Debe ser frustrante para los parlamentarios que estaban a solamente pocos artículos de concluir el trabajo, enterarse de que deben cambiar las leyes para que se acomoden al texto de los nuevos decretos del Ejecutivo.
Y de esta manera se da el caso de que el Legislativo, cuyo rol es elaborar las leyes para que las ejecute el Ejecutivo, tiene ahora que incluir en las leyes que redacta las repentinas decisiones del Ejecutivo.
Conforme el Ejecutivo descubre sus falencias, o se percata del desastroso estado de la deuda pública, del déficit energético, de la crisis provocada por sus medidas entusiastas de los primeros años, va produciendo estos documentos que dejan confundidos a los parlamentarios.
Esos parlamentarios creían que estaban encargados de elaborar leyes revolucionarias, leyes para el cambio, y de pronto se enteran de que hay una contraorden, un cambio de dirección.
Tendrían que reclamar al Defensor del Pueblo. Siete años estuvieron trabajando y ahora se enteran de que la revolución puede esperar.
Tiene que esperar exactamente igual que la pachamama, la defensa de los indígenas, el Nóbel de la Paz para Evo. En fin, son cosas del gobierno del cambio.
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e-mail: hvacaflor@gmail.com