Periodistas versátiles
Humberto Vacaflor
Tengo una colega joven e inteligente que está haciendo en Chile un post grado en periodismo económico. Sé de otros periodistas que hacen cursos en periodismo científico, pero nunca había escuchado que existiera la especialización de periodismo mezclado con ingeniería de caminos.
Pues el presidente Evo Morales acaba de descubrir a los primeros en esta rara especialización, a los pioneros, tan buenos profesionales que son capaces de decidir, después de haber visto un territorio a vuelo de pájaro, por dónde tiene que ir un camino y por dónde no.
Esa clase de periodistas hacen falta en el país, de alta especialización, capaces de hacer osadas combinaciones de sus profesiones y prestar estos servicios a Bolivia, mejor si fuera ad honorem, para resolver el problema de la ruta que debe seguir una carretera vital e imprescindible, aunque el país no hubiera tenido noticia de ello hasta hace poco.
Si estos profesionales hubieran sido descubiertos antes, los tarijeños habrían resuelto el problema de la ruta de la carretera hacia Potosí y quizá se hubiera evitado que la empresa OAS (está en todas partes) cometa el error de haber construido un túnel que está 20 metros por encima del camino de acceso, en el desvío de la Queñua.
Ellos hubieran sido capaces de resolver otros problemas graves que tiene el país, como la carretera por el Chapare, que presenta una zona peligrosa, El Sillar, muy deleznable, que los técnicos de entonces, unos pobres monoprofesionales que apenas eran ingenieros en caminos, no pudieron prever. Y quizá hubieran podido recomendar que no se construyan en el trayecto algunos tramos demasiado rectos, como los que luego fueron aprovechados por los narcotraficantes que llegaban a recoger la droga aprovechando los bien concertados días de bloqueo en la zona. Ellos lo hubieran previsto todo. ¡Los problemas que se hubiera evitado el país si no se producían esas entregas!
Ya que estamos, habría que pedir a nuestros flamantes expertos camineros que ayuden a resolver el dilema sobre la conexión carretera entre Puerto Suárez y Puerto Busch, esta sí vital para la salida del hierro del Mutún, aunque sea sólo del mineral de hierro, mientras esperamos que las exportaciones dejen un poco de gas para los bolivianos.
Antes de que vuelvan a sus actividades habituales, habría que pedir a estos brillantes profesionales que nos ayuden a resolver el problema de la carretera a los Yungas, una de las “carreteras de la muerte” que figuran en la guía Michelin. Necesita un nuevo trazo esa carretera y, ya que estamos con semejantes expertos, sería un desperdicio no pedirles este otro servicio.
Y habría que pedirles una manito para poner fin a las “rutas del diablo” que conectan al Chapare con otras zonas del país y que son recorridas por narcotraficantes, como la que va a Ichilo o como la “transcocalera”, una ruta empedrada por los propios productores de coca y que ahora es transitada por las vagonetas “surubís” que llevan a bordo lavadoras eléctricas unas, secadoras otras y, en un solo recorrido, hacen el trabajo de una fábrica completa. Es una fábrica en movimiento, sobre ruedas, no estacionaria.
En fin, que por casualidad se ha descubierto a unos expertos que tendrán mucho trabajo en el país.
Tengo una colega joven e inteligente que está haciendo en Chile un post grado en periodismo económico. Sé de otros periodistas que hacen cursos en periodismo científico, pero nunca había escuchado que existiera la especialización de periodismo mezclado con ingeniería de caminos.
Pues el presidente Evo Morales acaba de descubrir a los primeros en esta rara especialización, a los pioneros, tan buenos profesionales que son capaces de decidir, después de haber visto un territorio a vuelo de pájaro, por dónde tiene que ir un camino y por dónde no.
Esa clase de periodistas hacen falta en el país, de alta especialización, capaces de hacer osadas combinaciones de sus profesiones y prestar estos servicios a Bolivia, mejor si fuera ad honorem, para resolver el problema de la ruta que debe seguir una carretera vital e imprescindible, aunque el país no hubiera tenido noticia de ello hasta hace poco.
Si estos profesionales hubieran sido descubiertos antes, los tarijeños habrían resuelto el problema de la ruta de la carretera hacia Potosí y quizá se hubiera evitado que la empresa OAS (está en todas partes) cometa el error de haber construido un túnel que está 20 metros por encima del camino de acceso, en el desvío de la Queñua.
Ellos hubieran sido capaces de resolver otros problemas graves que tiene el país, como la carretera por el Chapare, que presenta una zona peligrosa, El Sillar, muy deleznable, que los técnicos de entonces, unos pobres monoprofesionales que apenas eran ingenieros en caminos, no pudieron prever. Y quizá hubieran podido recomendar que no se construyan en el trayecto algunos tramos demasiado rectos, como los que luego fueron aprovechados por los narcotraficantes que llegaban a recoger la droga aprovechando los bien concertados días de bloqueo en la zona. Ellos lo hubieran previsto todo. ¡Los problemas que se hubiera evitado el país si no se producían esas entregas!
Ya que estamos, habría que pedir a nuestros flamantes expertos camineros que ayuden a resolver el dilema sobre la conexión carretera entre Puerto Suárez y Puerto Busch, esta sí vital para la salida del hierro del Mutún, aunque sea sólo del mineral de hierro, mientras esperamos que las exportaciones dejen un poco de gas para los bolivianos.
Antes de que vuelvan a sus actividades habituales, habría que pedir a estos brillantes profesionales que nos ayuden a resolver el problema de la carretera a los Yungas, una de las “carreteras de la muerte” que figuran en la guía Michelin. Necesita un nuevo trazo esa carretera y, ya que estamos con semejantes expertos, sería un desperdicio no pedirles este otro servicio.
Y habría que pedirles una manito para poner fin a las “rutas del diablo” que conectan al Chapare con otras zonas del país y que son recorridas por narcotraficantes, como la que va a Ichilo o como la “transcocalera”, una ruta empedrada por los propios productores de coca y que ahora es transitada por las vagonetas “surubís” que llevan a bordo lavadoras eléctricas unas, secadoras otras y, en un solo recorrido, hacen el trabajo de una fábrica completa. Es una fábrica en movimiento, sobre ruedas, no estacionaria.
En fin, que por casualidad se ha descubierto a unos expertos que tendrán mucho trabajo en el país.