Obama achaca la crisis de los agentes secretos a "un par de cabezas huecas"
El plató del humorista se traslada hasta Carolina del Norte, donde Obama hacía campaña
Washington, El País
Qué día el que tuvo ayer Obama. Toda la mañana haciendo campaña en un Estado que por primera vez en más de 30 años votó demócrata en 2008. No es cuestión de que ahora Carolina del Norte torne al rojo de nuevo. Así que el presidente se dedicó a cortejar al sector que le llevó a la Casa Blanca hace cuatro años y que en meses sufrirá –de no evitarlo el Congreso- un revés que en nada envidiará a la burbuja inmobiliaria, cuando miles de jóvenes no puedan hacer frente a sus préstamos bancarios universitarios debido a que se les van a duplicar los intereses.
Pero esa última fue la crónica política. Obama acabó la jornada grabando un desenfadado ‘late show’ junto a Jimmy Fallon, que trasladó su plató hasta la Universidad de Carolina del Norte. Quienes quisieron acceder a la grabación del programa tuvieron que esperar hace varios días horas y horas bajo la lluvia para obtener entradas. Anoche no salieron defraudados. “Los que no han logrado entrar son algunos estudiantes, profesores y Joe Biden”, bromeó Fallon.
Pero los comentarios de la noche fueron los que Obama dedicó al Servicio Secreto, envuelto en un escándalo de prostitución durante la preparación del viaje del presidente a Cartagena (Colombia) para asistir a la Cumbre de las Américas. Sin duda, la relación que Obama –y cualquier presidente- mantiene con los hombres del servicio secreto es muy delicada ya que son éstos los que juran proteger con su vida la del mandatario.
Puede que por eso o porque está mal hablar de ‘la familia’, Obama despachó el asunto con un simple caso de mala conducta de “un par de cabezas huecas”. “Los tipos del Servicio Secreto son unos tipos increíbles”, dijo Obama. “Me protegen, protegen a nuestras hijas, un par de cabezas huecas no pueden destruir el trabajo que hacen el resto”. Dicho esto, el presidente dejó claro que se alegraba de que esos cabezas huecas ya no trabajen para él. Ayer otros tres miembros implicados en el caso dimitían de su puesto. El escándalo afecta a una docena de hombres del servicio secreto e igual número de militares. “No sé en qué estaban pensando, pero ya no trabajan ahí”, finalizó.
Washington, El País
Qué día el que tuvo ayer Obama. Toda la mañana haciendo campaña en un Estado que por primera vez en más de 30 años votó demócrata en 2008. No es cuestión de que ahora Carolina del Norte torne al rojo de nuevo. Así que el presidente se dedicó a cortejar al sector que le llevó a la Casa Blanca hace cuatro años y que en meses sufrirá –de no evitarlo el Congreso- un revés que en nada envidiará a la burbuja inmobiliaria, cuando miles de jóvenes no puedan hacer frente a sus préstamos bancarios universitarios debido a que se les van a duplicar los intereses.
Pero esa última fue la crónica política. Obama acabó la jornada grabando un desenfadado ‘late show’ junto a Jimmy Fallon, que trasladó su plató hasta la Universidad de Carolina del Norte. Quienes quisieron acceder a la grabación del programa tuvieron que esperar hace varios días horas y horas bajo la lluvia para obtener entradas. Anoche no salieron defraudados. “Los que no han logrado entrar son algunos estudiantes, profesores y Joe Biden”, bromeó Fallon.
Pero los comentarios de la noche fueron los que Obama dedicó al Servicio Secreto, envuelto en un escándalo de prostitución durante la preparación del viaje del presidente a Cartagena (Colombia) para asistir a la Cumbre de las Américas. Sin duda, la relación que Obama –y cualquier presidente- mantiene con los hombres del servicio secreto es muy delicada ya que son éstos los que juran proteger con su vida la del mandatario.
Puede que por eso o porque está mal hablar de ‘la familia’, Obama despachó el asunto con un simple caso de mala conducta de “un par de cabezas huecas”. “Los tipos del Servicio Secreto son unos tipos increíbles”, dijo Obama. “Me protegen, protegen a nuestras hijas, un par de cabezas huecas no pueden destruir el trabajo que hacen el resto”. Dicho esto, el presidente dejó claro que se alegraba de que esos cabezas huecas ya no trabajen para él. Ayer otros tres miembros implicados en el caso dimitían de su puesto. El escándalo afecta a una docena de hombres del servicio secreto e igual número de militares. “No sé en qué estaban pensando, pero ya no trabajan ahí”, finalizó.