Morales prepara su reelección en medio de una oleada de conflictos sociales
Cochabamba, El País
En medio de una huelga general del personal sanitario y atenazado por más de mil conflictos sociales latentes que ya han superado con creces las peores estadísticas registradas por los gobiernos democráticos en los últimos 30 años, el presidente Evo Morales y su partido, el Movimiento Al Socialismo (MAS), han comenzado a preparar el terreno para asegurarse un tercer mandato a partir de 2014.
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El pistoletazo de salida para la reelección del líder indigenista lo dispararon al unísono las seis federaciones bolivianas de productores de coca, que aparte de haber renovado a Morales como líder, lo han aupado para buscar la reelección. El presidente inmediatamente aceptó, “siempre con mucha humildad”, renovar su compromiso al “servicio al pueblo boliviano”.
La prematura designación de Morales no ha pillado a nadie por sorpresa. El mismo día de la toma de posesión de su actual gobierno, en enero de 2006, aseguró que los indígenas llegaban al poder para quedarse al menos 500 años. Y una prórroga de cinco años, según los seguidores de Morales, puede contribuir a que se culmine con el cambio que vive Bolivia; proceso que aún goza de respaldo a pesar de las fuertes discrepancias de la mayor parte de los sectores que apoyaron al MAS en sus inicios.
Un hombre frente a un piquete informativo de los huelguistas en Bolivia. / EFE
El descontento es generalizado ante la carencia de políticas gubernamentales, regionales y municipales concretas. Los enfrentamientos se dan entre pobres en las ciudades, entre mineros y agricultores o entre comunidades en áreas rurales.
Los vecinos de El Alto, por ejemplo, se han enfrentado a golpes con las federaciones de transporte público por la subida de los precios de los billetes; en Cochabamba se han registraron choques violentos por disputas de tierras. Dos comunidades en la frontera de Oruro y Potosí están en pie de guerra por un territorio en el que hay yacimientos de caliza, aunque también se sabe que hay uranio en la zona. Los beneficios por las regalías petroleras, aun dividen a Tarija y Chuquisaca. Todos son conflictos ante los que el Gobierno central se ha visto desbordado e incapaz de solucionar o facilitar una mediación.
Entre los trabajadores, son los de la sanidad los más irritados con la Administración central. Los médicos convocaron a partir de hoy una huelga indefinida en los hospitales públicos de todo el país, en protesta por un decreto que aumenta las horas de trabajo y también por los recursos que asigna el Gobierno a la atención médico que, según el gremio, es de las más bajas de la región e impide ofrecer servicios básicos acorde a la tasa de crecimiento de la población.
Pero el mayor desafío para Morales aun proviene de los indígenas del oriente boliviano, que preparan una nueva marcha a partir del 25 de abril para exigir el fin de una errática política gubernamental que insiste en construir una carretera por el corazón de un parque y un territorio indígena.
La Fundación Unir Bolivia, que propugna una cultura de paz, ha contado 1.300 conflictos solamente en 2011. En enero de este año sumaron 94 y en febrero, 97. El Centro de Estudios de la Realidad Económica y Social (CERES) considera que estas altas tasas de conflictividad limitan la gobernabilidad y las posibilidades de desarrollo de esta nación y colocan al gobierno “como prisionero de su propia política”.
Sin embargo, los resultados positivos de la gestión macroeconómica, con superávits jamás vistos, han animado a los dirigentes del MAS a poner en marcha ya la búsqueda de la continuidad en el poder político.
Un primer paso será “una reingeniería de la estructura del MAS para hacer imparable el proceso y el partido”, ha señalado Morales a sus seguidores, a quienes ha advertido que “el único que puede perjudicar el proceso” es el propio militante por sus afanes de prebendas y ha exhortado a dejar de lado las divisiones internas pues “solo los verdaderos revolucionarios llegarán a la meta para construir un nuevo Estado. La derecha no tiene ninguna propuesta programática ni ideológica”, ha asegurado el presidente.
Un segundo paso será el de ampliar la base de afiliados al partido. Morales quiere inscribir en el MAS a todos quienes prestan servicios en la Administración pública. Los “invitados” y simpatizantes sin militancia, así como los disidentes, fueron convocados por el presidente a cerrar filas alrededor del proceso de cambio.
Mientras tanto, los principales adversarios políticos se han encargado de recordar que el actual presidente boliviano no está habilitado para aspirar a un tercer mandato de acuerdo a la Constitución. En las disposiciones transitorias de la Carta Magna, que los bolivianos aprobaron en 2009, el inciso II dice textualmente: “Los mandatos anteriores a la vigencia de esta Constitución serán tomados en cuenta a los efectos del cómputo de los nuevos periodos de funciones”, y el artículo 168 menciona que el presidente y el vicepresidente pueden ser reelectos de forma continua por una sola vez.
Morales considera que sí está habilitado pues es su primer periodo de gobierno bajo la nueva Constitución, ya que la gestión anterior fue acortada (2006-2009) para dar paso al nuevo ordenamiento. De momento, el Tribunal Supremo Electoral ha elevado el caso a consideración del Tribunal Constitucional, encargado de dirimir la controversia.
En medio de una huelga general del personal sanitario y atenazado por más de mil conflictos sociales latentes que ya han superado con creces las peores estadísticas registradas por los gobiernos democráticos en los últimos 30 años, el presidente Evo Morales y su partido, el Movimiento Al Socialismo (MAS), han comenzado a preparar el terreno para asegurarse un tercer mandato a partir de 2014.
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El pistoletazo de salida para la reelección del líder indigenista lo dispararon al unísono las seis federaciones bolivianas de productores de coca, que aparte de haber renovado a Morales como líder, lo han aupado para buscar la reelección. El presidente inmediatamente aceptó, “siempre con mucha humildad”, renovar su compromiso al “servicio al pueblo boliviano”.
La prematura designación de Morales no ha pillado a nadie por sorpresa. El mismo día de la toma de posesión de su actual gobierno, en enero de 2006, aseguró que los indígenas llegaban al poder para quedarse al menos 500 años. Y una prórroga de cinco años, según los seguidores de Morales, puede contribuir a que se culmine con el cambio que vive Bolivia; proceso que aún goza de respaldo a pesar de las fuertes discrepancias de la mayor parte de los sectores que apoyaron al MAS en sus inicios.
Un hombre frente a un piquete informativo de los huelguistas en Bolivia. / EFE
El descontento es generalizado ante la carencia de políticas gubernamentales, regionales y municipales concretas. Los enfrentamientos se dan entre pobres en las ciudades, entre mineros y agricultores o entre comunidades en áreas rurales.
Los vecinos de El Alto, por ejemplo, se han enfrentado a golpes con las federaciones de transporte público por la subida de los precios de los billetes; en Cochabamba se han registraron choques violentos por disputas de tierras. Dos comunidades en la frontera de Oruro y Potosí están en pie de guerra por un territorio en el que hay yacimientos de caliza, aunque también se sabe que hay uranio en la zona. Los beneficios por las regalías petroleras, aun dividen a Tarija y Chuquisaca. Todos son conflictos ante los que el Gobierno central se ha visto desbordado e incapaz de solucionar o facilitar una mediación.
Entre los trabajadores, son los de la sanidad los más irritados con la Administración central. Los médicos convocaron a partir de hoy una huelga indefinida en los hospitales públicos de todo el país, en protesta por un decreto que aumenta las horas de trabajo y también por los recursos que asigna el Gobierno a la atención médico que, según el gremio, es de las más bajas de la región e impide ofrecer servicios básicos acorde a la tasa de crecimiento de la población.
Pero el mayor desafío para Morales aun proviene de los indígenas del oriente boliviano, que preparan una nueva marcha a partir del 25 de abril para exigir el fin de una errática política gubernamental que insiste en construir una carretera por el corazón de un parque y un territorio indígena.
La Fundación Unir Bolivia, que propugna una cultura de paz, ha contado 1.300 conflictos solamente en 2011. En enero de este año sumaron 94 y en febrero, 97. El Centro de Estudios de la Realidad Económica y Social (CERES) considera que estas altas tasas de conflictividad limitan la gobernabilidad y las posibilidades de desarrollo de esta nación y colocan al gobierno “como prisionero de su propia política”.
Sin embargo, los resultados positivos de la gestión macroeconómica, con superávits jamás vistos, han animado a los dirigentes del MAS a poner en marcha ya la búsqueda de la continuidad en el poder político.
Un primer paso será “una reingeniería de la estructura del MAS para hacer imparable el proceso y el partido”, ha señalado Morales a sus seguidores, a quienes ha advertido que “el único que puede perjudicar el proceso” es el propio militante por sus afanes de prebendas y ha exhortado a dejar de lado las divisiones internas pues “solo los verdaderos revolucionarios llegarán a la meta para construir un nuevo Estado. La derecha no tiene ninguna propuesta programática ni ideológica”, ha asegurado el presidente.
Un segundo paso será el de ampliar la base de afiliados al partido. Morales quiere inscribir en el MAS a todos quienes prestan servicios en la Administración pública. Los “invitados” y simpatizantes sin militancia, así como los disidentes, fueron convocados por el presidente a cerrar filas alrededor del proceso de cambio.
Mientras tanto, los principales adversarios políticos se han encargado de recordar que el actual presidente boliviano no está habilitado para aspirar a un tercer mandato de acuerdo a la Constitución. En las disposiciones transitorias de la Carta Magna, que los bolivianos aprobaron en 2009, el inciso II dice textualmente: “Los mandatos anteriores a la vigencia de esta Constitución serán tomados en cuenta a los efectos del cómputo de los nuevos periodos de funciones”, y el artículo 168 menciona que el presidente y el vicepresidente pueden ser reelectos de forma continua por una sola vez.
Morales considera que sí está habilitado pues es su primer periodo de gobierno bajo la nueva Constitución, ya que la gestión anterior fue acortada (2006-2009) para dar paso al nuevo ordenamiento. De momento, el Tribunal Supremo Electoral ha elevado el caso a consideración del Tribunal Constitucional, encargado de dirimir la controversia.