Maximiliano Urruti comenzó a jugar al fútbol en Cochabamba



Buenos Aires, Olé
Urruti, la sensación goleadora del Newell's escolta del Tata Martino, se dio una vuelta por el club rosarino desde donde pegó el salto a la Lepra.

Los flashes le cayeron de golpe. Como a su viejo, Juan José, ex goleador del club Bolívar de La Paz, aunque identificado con Central (campeón en la 86/87). Pero a la larga, todo llega, más allá de lo irregular del camino…

Maximiliano Nicolás Urruti tiene 21 años y es una de las grandes apariciones de este Clausura, un mediapunta que pisa el área al que el Tata Martino cebó hasta convertirlo en el temible artillero de la Lepra escolta. Pero sus primeros pasos fueron duros. Y eclécticos. Comenzó a jugar a los 4 años en la escuela de fútbol Sol de Septiembre en Cochabamba, Bolivia. Y así pasó por distintas academias hasta recalar, con 16 febreros, en el Club Ateneo Sagrado Corazón de Rosario. De ahí se fue a Newell’s. Y ahí volvió.

Urruti, en el mejor momento de su corta trayectoria, no dudó en hacer una parada antes de un entrenamiento en el Complejo Leproso de Bella Vista. Allí saludo a sus no tan viejos maestros y a los pibes que sueñan con tener algún día un presente así.

Llegó a Newell’s grandecito, con 18 años. Antes había pasado sin suerte por el Mónaco y el Grasshopper suizo: le sobraron condiciones, le faltaron papeles de residencia. Y no se desanimó. En 5° metió 15 goles en 24 partidos. Tan bueno fue lo suyo que se salteó la Cuarta y fue a parar derechito a la Reserva. Hasta que el 14 de mayo de 2011 debutó en Primera ante Racing. Y ahí comenzó una nueva historia que lleva 17 partidos y cinco goles. Un historia que no olvida el pasado.

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