Las Américas venden optimismo
Más de 700 hombres de negocios se reúnen en el primer foro empresarial del continente
El presidente Juan Manuel Santos inauguró la reunión en vísperas de la cumbre de Cartagena
Cartagena de Indias, El País
América Latina quiere hablar del siglo XXI y no sólo eso, quiere mostrar al mundo que ha nacido una región que recibe el 32% de la inversión global y ha situado a un país, Brasil, como sexta potencia económica del planeta. Las Américas tienen la confianza de quien hizo los deberes tras la crisis de 2009 y fruto de ese optimismo es la inauguración este viernes, en el marco de la Cumbre de las Américas que se celebra en Cartagena de Indias (Colombia), de la primera reunión continental de empresarios, con la asistencia de 12 jefes de Estado y cerca de 700 hombres de negocios de más de 20 países.
Reformas estructurales, una gestión macroeconómica prudente y la demanda sostenida de materias primas a precios altos por gigantes como China han permitido que América Latina sea vista hoy, como ha dicho Luis Alberto Moreno, presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), como “un motor de la recuperación económica mundial”. Los datos son apabullantes y las expectativas más: la región acapara ya el 16% del comercio mundial, la pobreza desde 1999 se ha reducido un 17%, el promedio del crecimiento regional en el periodo 2003-2008 fue del 4,9%, Brasil ha duplicado el número de visas concedidas a ejecutivos extranjeros desde 2006 y de mantenerse esta bonanza los expertos del BID calculan que en una generación la clase media latinoamericana estará formada por ¡500 millones de personas!.
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Este clima de optimismo presidió la intervención del presidente colombiano, Juan Manuel Santos, al inaugurar la cumbre de los empresarios, “la más importante de las celebradas en nuestra historia”, según sus primeras palabras. Santos, que hizo un discurso importante sin leer notas, se refirió al cambio experimentado por la región desde que se celebrase la primera Cumbre de las Américas en Miami en 1994, cuando “todo eran problemas, no había responsabilidad en el manejo de la economía y los mercados e inversores nos veían con prevención", y destacó "los resultados que podemos ofrecer ahora casi 20 años después”. “Si jugamos bien nuestras cartas, si ponemos en marcha las políticas correctas y pensamos a lo grande podremos decir después de tantos años que el futuro ya llegó”, subrayó.
Para hacer irreversible esa expectativa de futuro, el presidente colombiano consideró necesario “que los países del Norte vean a los del Sur como una región de oportunidades, y los latinoamericanos a los del Norte como socios”, resumiendo su receta con esta fórmula: trabajo común, buen gobierno y concertación con la sociedad civil, sobre todo con la iniciativa privada.
Como no podía ser de otra manera, Santos, que es portada esta semana de la revista Time, se detuvo en el milagro colombiano. Pocos países han superado como Colombia en los últimos años una etapa tan dramática de violencia, tanto de la guerrilla como por parte del narcotráfico, y recuperado en tan poco tiempo la confianza de los inversores extranjeros. “Hace 10 años éramos casi un Estado fallido, al borde de la suspensión de pagos”, reconoció, para señalar a continuación que la “primera razón para lograr esa transformación fue la gobernabilidad, la recuperación de la capacidad del Estado para poner en marcha las reformas”. Una senda virtuosa en la que tiene como referencia, según citó, las políticas llevadas a cabo por Felipe González, Bill Clinton, Tony Blair, Fernando Henrique Cardoso y Lula da Silva.
La desigualdad
y la violencia
siguen siendo
dos factores de riesgo
Pero el camino hacia la consolidación del éxito de América Latina no está libre de espinas y dificultades, desde que el crecimiento anual de China siga rondando los dos dígitos hasta la recuperación económica de Estados Unidos pasando por evitar la tentación del proteccionismo comercial y el nacionalismo económico. Dos peligros de actualidad en las últimas semanas, como ilustran las decisiones del Gobierno argentino hacia la petrolera YPF o el contencioso que mantienen Brasil y México por la importación de vehículos mexicanos.
No menos preocupantes son otros dos factores de riesgo, como la desigualdad y la violencia asociada al narcotráfico y al crimen organizado. En 2010, América Latina tenía 177 millones de pobres, un lacerante 31,4% de la población, según datos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), y se había convertido en la región más violenta del mundo después de África. La tasa de homicidios entre el año 2000 y 2008 pasó de 20 a 26 por 100.000 habitantes, con Brasil, Venezuela, México y Centroamérica a la cabeza en el ranking de la inseguridad.
La cumbre de empresarios, sin precedentes, no tiene previsto redactar comunicados ni publicar documentos, pero este viernes ninguno de los presentes en Cartagena de Indias parecía dispuesto a perder tal vez la mayor oportunidad histórica de América Latina.
El presidente Juan Manuel Santos inauguró la reunión en vísperas de la cumbre de Cartagena
Cartagena de Indias, El País
América Latina quiere hablar del siglo XXI y no sólo eso, quiere mostrar al mundo que ha nacido una región que recibe el 32% de la inversión global y ha situado a un país, Brasil, como sexta potencia económica del planeta. Las Américas tienen la confianza de quien hizo los deberes tras la crisis de 2009 y fruto de ese optimismo es la inauguración este viernes, en el marco de la Cumbre de las Américas que se celebra en Cartagena de Indias (Colombia), de la primera reunión continental de empresarios, con la asistencia de 12 jefes de Estado y cerca de 700 hombres de negocios de más de 20 países.
Reformas estructurales, una gestión macroeconómica prudente y la demanda sostenida de materias primas a precios altos por gigantes como China han permitido que América Latina sea vista hoy, como ha dicho Luis Alberto Moreno, presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), como “un motor de la recuperación económica mundial”. Los datos son apabullantes y las expectativas más: la región acapara ya el 16% del comercio mundial, la pobreza desde 1999 se ha reducido un 17%, el promedio del crecimiento regional en el periodo 2003-2008 fue del 4,9%, Brasil ha duplicado el número de visas concedidas a ejecutivos extranjeros desde 2006 y de mantenerse esta bonanza los expertos del BID calculan que en una generación la clase media latinoamericana estará formada por ¡500 millones de personas!.
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Para hacer irreversible esa expectativa de futuro, el presidente colombiano consideró necesario “que los países del Norte vean a los del Sur como una región de oportunidades, y los latinoamericanos a los del Norte como socios”, resumiendo su receta con esta fórmula: trabajo común, buen gobierno y concertación con la sociedad civil, sobre todo con la iniciativa privada.
Como no podía ser de otra manera, Santos, que es portada esta semana de la revista Time, se detuvo en el milagro colombiano. Pocos países han superado como Colombia en los últimos años una etapa tan dramática de violencia, tanto de la guerrilla como por parte del narcotráfico, y recuperado en tan poco tiempo la confianza de los inversores extranjeros. “Hace 10 años éramos casi un Estado fallido, al borde de la suspensión de pagos”, reconoció, para señalar a continuación que la “primera razón para lograr esa transformación fue la gobernabilidad, la recuperación de la capacidad del Estado para poner en marcha las reformas”. Una senda virtuosa en la que tiene como referencia, según citó, las políticas llevadas a cabo por Felipe González, Bill Clinton, Tony Blair, Fernando Henrique Cardoso y Lula da Silva.
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No menos preocupantes son otros dos factores de riesgo, como la desigualdad y la violencia asociada al narcotráfico y al crimen organizado. En 2010, América Latina tenía 177 millones de pobres, un lacerante 31,4% de la población, según datos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), y se había convertido en la región más violenta del mundo después de África. La tasa de homicidios entre el año 2000 y 2008 pasó de 20 a 26 por 100.000 habitantes, con Brasil, Venezuela, México y Centroamérica a la cabeza en el ranking de la inseguridad.
La cumbre de empresarios, sin precedentes, no tiene previsto redactar comunicados ni publicar documentos, pero este viernes ninguno de los presentes en Cartagena de Indias parecía dispuesto a perder tal vez la mayor oportunidad histórica de América Latina.