La violencia ahoga la tregua en Siria
-El Ejército combate en las fronteras del país en la víspera de la tregua pactada con la ONU
-El plan de paz de Annan se desvanece mientras crece el número de muertos
Damasco, El País
El conflicto sirio ha traspasado como no lo había hecho hasta ahora las fronteras del país y ha cobrado una dimensión regional, lo que supone un desafío para los delicados equilibrios que operan en la zona. En Turquía, las balas sirias cruzaron la frontera y dejaron al menos dos muertos y seis heridos en dos incidentes separados. En Líbano, un cámara de televisión de ese país falleció también en la zona fronteriza, alcanzado por los disparos procedentes de la vecina Siria. Ambos casos provocaron reacciones airadas en Ankara y Beirut.
Todo esto sucede la víspera del alto el fuego que debía empezar a aplicarse mañana, martes, pero que, a juzgar por el recrudecimiento de la violencia en las últimas horas, tiene escasos visos de prosperar. Los grupos opositores sirios contaron más de medio centenar muertos por los ataques de las fuerzas gubernamentales en distintos puntos del país. Los ataques que causaron más víctimas mortales tuvieron lugar cerca de Hama, en el noroeste del país, donde los bombardeos mataron a una treintena de personas, entre ellas 17 niños y ocho mujeres, según los activistas.
El viceministro de Exteriores turco, Naci Koru dio por muerto el lunes el plan de paz urdido por Kofi Annan, enviado de Naciones Unidas y la Liga Árabe al conflicto. Koru habló de pactar una nueva fecha de retirada de tropas ante la evidencia de que el plazo actual es papel mojado. Con este plan de seis puntos, la comunidad internacional aspiraba a pacificar un país en el que la sangrienta represión gubernamental ha dejado más de 9.000 muertos en poco más del año que dura la revuelta popular y pro democrática, según el recuento de Naciones Unidas. Las autoridades sirias hablan de 2.500 policías y soldados muertos por los disparos de los grupos armados rebeldes.
Hasta el momento, el régimen que preside Bachar el Asad quien dirige el país con puño de hierro desde hace diez años, ha hecho caso omiso a las voces internacionales que le piden el cese inmediato de la violencia. El Asad aseguró haberse comprometido a cumplir el plan que le obliga a retirar las tropas de las ciudades, pero su compromiso no se ha materializado. Al contrario. En los días que han precedido al ultimátum de Annan, la violencia se ha recrudecido y el número de muertos ha superado el millar en la última semana, según los cálculos de los activistas antigubernamentales. El domingo, el ministerio de Exteriores sirio ya se desmarcó del plan al exigir a los rebeldes garantías escritas de su compromiso; una exigencia que no había estado hasta entonces sobre la mesa. Washington lo consideró el lunes una maniobra más del régimen de El Asad para ganar tiempo.
El Asad ha contado por ahora con el apoyo de China y de Rusia, que han impedido la aprobación de resoluciones de condena al régimen sirio en el consejo de Seguridad de la ONU. El ministro de Exteriores sirio, Walid al Mualem, ha viajado a Moscú, donde tiene previsto entrevistarse con su homólogo. Rusia es el mayor suministrador de armas de Damasco.
El ministerio de Exteriores turco protestó formalmente ante la Embajada siria en Ankara por los disparos que mataron a dos personas e hirieron al menos a otras seis en dos incidentes fronterizos aún por esclarecer. En uno de ellos, dos personas murieron cuando cruzaban hacia la vecina Turquía, según contó el gobernador Kilis a la cadena británica BBC. En el otro, las fuerzas gubernamentales sirias dispararon contra un campo de refugiados causando heridas a cuatro ciudadanos sirios y dos turcos, según recogen varias agencias de noticias. “Condenamos enérgicamente este trágico incidente que ha tenido lugar en un momento en el que las fuerzas armadas [SIRIAS]deberían haberse retirado como establece la misión de Kofi Annan”, indicó el Ministerio de Exteriores en un comunicado. Turquía acoge en la zona fronteriza a decenas de miles de sirios que se refugian de la violencia que desangra a su país.
En Líbano, el Gobierno que encabeza Hezbolá, aliado de Damasco, pidió que se investigue la muerte de un reportero de televisión, según un comunicado emitido por el primer ministro libanés, Nayib Mikati. El incidente fronterizo causó además la inmediata reacción de la oposición libanesa, en concreto del ex primer ministro, Said Hariri, al frente del bloque prooccidental y suní, enemigo del régimen de Damasco. Hariri acusó a Siria de “atentar contra la soberanía de Líbano” y consideró el incidente “un ataque abominable” de las fuerzas sirias.
El camarógrafo muerto, Ali Chaabane, de 32 años, trabajaba para el canal de televisión privado libanés Al Yadid. Circulaba cerca de la frontera cuando los disparos impactaron en el vehículo en el que viajaba con otros periodistas. En esa zona se encuentran asentados miles de refugiados y hay bases de miembros de grupos armados rebeldes procedentes de Siria. El Ejército sirio ha sembrado de minas en la región para evitar que más civiles huyan y dificulta de paso el acceso a los reporteros que tratan de acceder de forma clandestina al país.
También ayer, el grupo de defensa de derechos humanos Human Rights Watch denunció en un informe la ejecución de al menos un centenar de rebeldes por parte de las milicias progubernamentales sirias en diversos incidentes en Homs, en el centro y en Idlib, al norte del país. El informe habla de “ejecuciones a sangre fría” en por lo menos una docena de incidentes documentados desde finales de 2011.
-El plan de paz de Annan se desvanece mientras crece el número de muertos
Damasco, El País
El conflicto sirio ha traspasado como no lo había hecho hasta ahora las fronteras del país y ha cobrado una dimensión regional, lo que supone un desafío para los delicados equilibrios que operan en la zona. En Turquía, las balas sirias cruzaron la frontera y dejaron al menos dos muertos y seis heridos en dos incidentes separados. En Líbano, un cámara de televisión de ese país falleció también en la zona fronteriza, alcanzado por los disparos procedentes de la vecina Siria. Ambos casos provocaron reacciones airadas en Ankara y Beirut.
Todo esto sucede la víspera del alto el fuego que debía empezar a aplicarse mañana, martes, pero que, a juzgar por el recrudecimiento de la violencia en las últimas horas, tiene escasos visos de prosperar. Los grupos opositores sirios contaron más de medio centenar muertos por los ataques de las fuerzas gubernamentales en distintos puntos del país. Los ataques que causaron más víctimas mortales tuvieron lugar cerca de Hama, en el noroeste del país, donde los bombardeos mataron a una treintena de personas, entre ellas 17 niños y ocho mujeres, según los activistas.
El viceministro de Exteriores turco, Naci Koru dio por muerto el lunes el plan de paz urdido por Kofi Annan, enviado de Naciones Unidas y la Liga Árabe al conflicto. Koru habló de pactar una nueva fecha de retirada de tropas ante la evidencia de que el plazo actual es papel mojado. Con este plan de seis puntos, la comunidad internacional aspiraba a pacificar un país en el que la sangrienta represión gubernamental ha dejado más de 9.000 muertos en poco más del año que dura la revuelta popular y pro democrática, según el recuento de Naciones Unidas. Las autoridades sirias hablan de 2.500 policías y soldados muertos por los disparos de los grupos armados rebeldes.
Hasta el momento, el régimen que preside Bachar el Asad quien dirige el país con puño de hierro desde hace diez años, ha hecho caso omiso a las voces internacionales que le piden el cese inmediato de la violencia. El Asad aseguró haberse comprometido a cumplir el plan que le obliga a retirar las tropas de las ciudades, pero su compromiso no se ha materializado. Al contrario. En los días que han precedido al ultimátum de Annan, la violencia se ha recrudecido y el número de muertos ha superado el millar en la última semana, según los cálculos de los activistas antigubernamentales. El domingo, el ministerio de Exteriores sirio ya se desmarcó del plan al exigir a los rebeldes garantías escritas de su compromiso; una exigencia que no había estado hasta entonces sobre la mesa. Washington lo consideró el lunes una maniobra más del régimen de El Asad para ganar tiempo.
El Asad ha contado por ahora con el apoyo de China y de Rusia, que han impedido la aprobación de resoluciones de condena al régimen sirio en el consejo de Seguridad de la ONU. El ministro de Exteriores sirio, Walid al Mualem, ha viajado a Moscú, donde tiene previsto entrevistarse con su homólogo. Rusia es el mayor suministrador de armas de Damasco.
El ministerio de Exteriores turco protestó formalmente ante la Embajada siria en Ankara por los disparos que mataron a dos personas e hirieron al menos a otras seis en dos incidentes fronterizos aún por esclarecer. En uno de ellos, dos personas murieron cuando cruzaban hacia la vecina Turquía, según contó el gobernador Kilis a la cadena británica BBC. En el otro, las fuerzas gubernamentales sirias dispararon contra un campo de refugiados causando heridas a cuatro ciudadanos sirios y dos turcos, según recogen varias agencias de noticias. “Condenamos enérgicamente este trágico incidente que ha tenido lugar en un momento en el que las fuerzas armadas [SIRIAS]deberían haberse retirado como establece la misión de Kofi Annan”, indicó el Ministerio de Exteriores en un comunicado. Turquía acoge en la zona fronteriza a decenas de miles de sirios que se refugian de la violencia que desangra a su país.
En Líbano, el Gobierno que encabeza Hezbolá, aliado de Damasco, pidió que se investigue la muerte de un reportero de televisión, según un comunicado emitido por el primer ministro libanés, Nayib Mikati. El incidente fronterizo causó además la inmediata reacción de la oposición libanesa, en concreto del ex primer ministro, Said Hariri, al frente del bloque prooccidental y suní, enemigo del régimen de Damasco. Hariri acusó a Siria de “atentar contra la soberanía de Líbano” y consideró el incidente “un ataque abominable” de las fuerzas sirias.
El camarógrafo muerto, Ali Chaabane, de 32 años, trabajaba para el canal de televisión privado libanés Al Yadid. Circulaba cerca de la frontera cuando los disparos impactaron en el vehículo en el que viajaba con otros periodistas. En esa zona se encuentran asentados miles de refugiados y hay bases de miembros de grupos armados rebeldes procedentes de Siria. El Ejército sirio ha sembrado de minas en la región para evitar que más civiles huyan y dificulta de paso el acceso a los reporteros que tratan de acceder de forma clandestina al país.
También ayer, el grupo de defensa de derechos humanos Human Rights Watch denunció en un informe la ejecución de al menos un centenar de rebeldes por parte de las milicias progubernamentales sirias en diversos incidentes en Homs, en el centro y en Idlib, al norte del país. El informe habla de “ejecuciones a sangre fría” en por lo menos una docena de incidentes documentados desde finales de 2011.