El Ejército sirio mata a decenas de civiles y deja la tregua hecha trizas
El enviado de Naciones Unidas y la Liga Árabe, Kofi Annan, ha declarado la situación "inaceptable"
Jerusalén, El País
Las violaciones del alto el fuego sirio son tan reiteradas que casi han dejado de ser noticia. Kofi Annan, enviado de Naciones Unidas y la Liga Árabe ha declarado la situación “inaceptable”, mientras la violencia se intensifica en cuanto la docena de observadores internacionales desplegados se da la vuelta. Nadie quiere sin embargo certificar la defunción de una tregua, sin la cual, no hay de momento muchas más alternativas en el horizonte diplomático que cuenten con el consenso de la comunidad internacional.
Trece días después de la supuesta puesta en marcha del alto el fuego mediado por Annan, la oposición siria volvió a denunciar el miércoles la muerte de civiles a manos de las fuerzas gubernamentales. En esta ocasión, cuatro personas habrían muerto en el norte, en Idlib, tiroteadas cuando viajaban en un autobús. Otros diez civiles habrían perdido la vida en distintos puntos del país, según las mismas fuentes. El Observatorio Sirio para los derechos humanos con sede en Londres calcula que unas 250 personas han muerto desde la entrada en vigor del alto el fuego.
El cerrojo informativo impuesto por Damasco impide comprobar la veracidad de la información que ofrecen los grupos opositores. Desde que comenzara la revuelta siria hace ahora 13 meses, el régimen de Bachar el Asad ha permitido la entrada de informadores en el país con cuentagotas. La libre entrada de reporteros a Siria es precisamente uno de los seis puntos del llamado plan Annan, el que estableció el alto el fuego y el que hace aguas por todas partes.
“La situación en Siria continúa siendo inaceptable”, indicó Annan el martes al Consejo de Seguridad de la ONU. “Las autoridades sirias deben cumplir sus compromisos plenamente”, añadió el mediador internacional. Mientras que Damasco asegura que ha retirado las tropas y el armamento pesado de las ciudades, como establece el plan de paz, las imágenes de satélite que maneja la ONU indican lo contrario.
Más de 9.000 personas han muerto desde que la oposición siria decidiera salir a la calle para pedir reformas políticas primero y la caída del régimen poco después. El Ejército y los milicianos progubernamentales han reprimido por la fuerza las marchas de protesta opositoras y han arrasado barrios enteros con el objetivo de aniquilar a los grupos armados opositores, compuestos en buena parte por desertores del Ejército.
El reciente desembarco de una docena de observadores de Naciones Unidas en el país no parece haber contribuido de forma significativa a una mejora de la situación sobre el terreno. La ONU está recibiendo informaciones que dicen que en cuanto los observadores salen de una ciudad, la violencia se intensifica. Es lo que sucedió en Hama hace un par de días, donde murieron una treintena de personas tras el paso de los observadores desarmados. El portavoz de Annan explicó además que tienen sospechas fundadas de que las fuerzas de seguridad gubernamentales atacan a las personas que mantienen algún tipo de contacto con los observadores.
La idea es que otros 300 cascos azules de la ONU sigan a la avanzadilla que se encuentra ahora en el país cosechando magros resultados. Este segundo despliegue podría tardar hasta dos meses; un plazo que los activistas consideran inaceptable. “¿Van a tardar un mes en llegar? ¿es que vienen a caballo?”, se preguntaba un opositor de Homs, bastión de la resistencia, en declaraciones a la agencia Reuters.
Jerusalén, El País
Las violaciones del alto el fuego sirio son tan reiteradas que casi han dejado de ser noticia. Kofi Annan, enviado de Naciones Unidas y la Liga Árabe ha declarado la situación “inaceptable”, mientras la violencia se intensifica en cuanto la docena de observadores internacionales desplegados se da la vuelta. Nadie quiere sin embargo certificar la defunción de una tregua, sin la cual, no hay de momento muchas más alternativas en el horizonte diplomático que cuenten con el consenso de la comunidad internacional.
Trece días después de la supuesta puesta en marcha del alto el fuego mediado por Annan, la oposición siria volvió a denunciar el miércoles la muerte de civiles a manos de las fuerzas gubernamentales. En esta ocasión, cuatro personas habrían muerto en el norte, en Idlib, tiroteadas cuando viajaban en un autobús. Otros diez civiles habrían perdido la vida en distintos puntos del país, según las mismas fuentes. El Observatorio Sirio para los derechos humanos con sede en Londres calcula que unas 250 personas han muerto desde la entrada en vigor del alto el fuego.
El cerrojo informativo impuesto por Damasco impide comprobar la veracidad de la información que ofrecen los grupos opositores. Desde que comenzara la revuelta siria hace ahora 13 meses, el régimen de Bachar el Asad ha permitido la entrada de informadores en el país con cuentagotas. La libre entrada de reporteros a Siria es precisamente uno de los seis puntos del llamado plan Annan, el que estableció el alto el fuego y el que hace aguas por todas partes.
“La situación en Siria continúa siendo inaceptable”, indicó Annan el martes al Consejo de Seguridad de la ONU. “Las autoridades sirias deben cumplir sus compromisos plenamente”, añadió el mediador internacional. Mientras que Damasco asegura que ha retirado las tropas y el armamento pesado de las ciudades, como establece el plan de paz, las imágenes de satélite que maneja la ONU indican lo contrario.
Más de 9.000 personas han muerto desde que la oposición siria decidiera salir a la calle para pedir reformas políticas primero y la caída del régimen poco después. El Ejército y los milicianos progubernamentales han reprimido por la fuerza las marchas de protesta opositoras y han arrasado barrios enteros con el objetivo de aniquilar a los grupos armados opositores, compuestos en buena parte por desertores del Ejército.
El reciente desembarco de una docena de observadores de Naciones Unidas en el país no parece haber contribuido de forma significativa a una mejora de la situación sobre el terreno. La ONU está recibiendo informaciones que dicen que en cuanto los observadores salen de una ciudad, la violencia se intensifica. Es lo que sucedió en Hama hace un par de días, donde murieron una treintena de personas tras el paso de los observadores desarmados. El portavoz de Annan explicó además que tienen sospechas fundadas de que las fuerzas de seguridad gubernamentales atacan a las personas que mantienen algún tipo de contacto con los observadores.
La idea es que otros 300 cascos azules de la ONU sigan a la avanzadilla que se encuentra ahora en el país cosechando magros resultados. Este segundo despliegue podría tardar hasta dos meses; un plazo que los activistas consideran inaceptable. “¿Van a tardar un mes en llegar? ¿es que vienen a caballo?”, se preguntaba un opositor de Homs, bastión de la resistencia, en declaraciones a la agencia Reuters.