Liga de Campeones: El Chelsea conquista Lisboa


Lisboa, As
La temporada del Chelsea no está siendo la mejor, incluso para muchos es decepcionante, pues el conjunto de Di Matteo apenas lucha por nada este año. Los 'blues' se han comido ya a un técnico y los jugadores más veteranos critican constantemente el juego y la deriva del equipo. Pero se han dejado una bala, una opción, pequeña, de seguir adelante en la Champions. Su concurso en Europa recuerda al del Liverpool que entrenaba Rafa Benítez que ganó la Liga de Campeones y que, precisamente, sacudía año tras año al todopoderoso Chelsea de aquellas temporadas. No se le espera, pero está ahí, porque lleva los partidos a donde quiere, los enturbia y oscurece. Y allí es el rey. Si algo queda del Chelsea de Mourinho es que se mueve con tremenda habilidad en las ciénagas que diseña en cada campo que pisa. Por eso ganó en Lisboa, porque hizo un partido incómodo e imposible para el Benfica, porque tiene una plantilla mucho mejor de la que recelan hasta los propios jugadores y porque Kalou acertó a meter un gol.

El partido fue lento e impreciso, pero tuvo ritmo y mucha intensidad. La muralla que propuso Di Matteo bloqueó el centro del campo del Benfica, que cayó en la trampa, incapaz de descifrar vías de acceso al área de Cech. Ni siquiera Nico Gaitán fue capaz de encontrar errores en a defensa inglesa. El argentino no brilló, ni siquiera emitió una pequeña luz, y eso lo acusó muchísimo el Benfica. Con el paso del tiempo, el Chelsea se iba encerrando más y más. Incluso David Luiz sacó un misil de Cardozo bajo palos, cuando no quedaba más campo para atrincherarse. Poco después les llegó la puntilla con el tremendo paradón de Cech a remate de Jardel desde el área pequeña y un penalti por manos de Terry que no vio Tagliavento. En ese momento el Benfica supo que era imposible y, en cierto modo, se desesperó. El agobio ahogó a los portugueses, que dejaron espacios detrás. Primero lo aprovechó Mata, que estrelló un balón al palo tras una jugada práctica. Pase del portero, control y remate. Falló, pero al siguiente turno, el Chelsea, mejor dicho, Torres no perdonó. El tanto de la victoria fue de Kalou, pero el mérito reside en el alma del español, desafortunado pero incansable.

Su alineación podría parecer una sorpresa, pero la labor de Fernando Torres va mucho más allá de meter goles: es el oxígeno que reclaman sus compañeros, es siempre la ayuda que buscan las desesperadas avanzadillas que envía el Chelsea al campo enemigo de vez en cuando. La jugada del gol es suya. Tras un buen pase de Ramires, Torres burló a Jardel sobre la cal y enfiló la portería de Artur. Con la sabana delante, el '9' está en su terreno. Galopó y no encontró rival a su paso, llegó a la línea de fondo y pasó atrás con suma delicadeza. El centro invitaba a cualquier remate, pero el marfileño Kalou optó por el heroico, tirándose, cómo si no fuese a llegar y para darle mayor valor a la jugada del español. Era el 0-1, una sentencia en una eliminatoria de Champions League.

Lo siguiente fueron sólo unas líneas reservadas para la heroica del Benfica, pero los portugueses fueron incapaces de escribir una sola letra. Stamford Bridge dictará sentencia, pero el Chelsea, gracias a Torres, cuenta con una importante y jugosa ventaja. Sobre todo, porque el Chelsea sabe, o intuye, que el Benfica no está cómodo si juega contra una pared, contra el reloj y contra el marcador. Y eso, para un equipo sin horizonte, es pura esperanza.

Benfica:
Artur Moraes; Maxi Pereira, Luisao, Jardel, Emerson; Javi García (Nolito, min.80), Witsel; Gaitán, Aimar (Matic, min.68), Bruno César (Rodrigo, min.68); Cardozo.

Chelsea: Cech; Paulo Ferreira (Bosingwa, min.80), David Luiz, Terry, Ashley Cole; Ramires, Obi Mikel, Raúl Meireles (Frank Lampard, min.67); Mata, Kalou (Sturridge, min.81) y Fernando Torres.

Gol: 0-1, m.75: Kalou.

Árbitro: Paolo Tagliavento (ITA). Amonestó a Raúl Meireles (min.18) y Bruno César (min.25).

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