Las fuerzas de El Asad atacan varios bastiones rebeldes en Siria
Amman, AFP
Las fuerzas leales al presidente Bachar el Asad han ampliado hoy sus ataques a los bastiones rebeldes en todo Siria, tras haberse hecho con el control de la ciudad de Idlib, en el norte del país, que se había convertido en los últimos días en uno de los principales focos de las operaciones del régimen contra las protestas que reclaman su dimisión y que comenzaron hace un año.
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Activistas opositores han informado de que, tal como ocurrió hace dos semanas en el distrito de Bab Amro, en Homs, el Ejército leal a El Asad ha tomado Idlib, cerca de la frontera con Turquía, lanzando primero intensos ataques de artillería para después iniciar redadas casa por casa. El asalto ha acelerado el flujo de refugiados, que el Gobierno trata de frenar colocando minas en las fronteras con Turquía y Líbano.
La ofensiva del régimen se enfoca ahora en Deraa, en el sur del país, según los activistas. Alrededor de 20 tanques y vehículos blindados han rodeado el distrito de Al Balad, que está justo en la frontera con Jordania, y han disparado las armas de defensa antiaérea contra los edificios. "El ataque comenzó a primera hora de esta mañana. Los rebeldes están respondiendo, pero están sobrepasados", ha relatado el activista Rami Abdelhaq por teléfono desde la citada ciudad.
En Deraa comenzaron hace un año las protestas contra el Gobierno de El Asad. Desde entonces, Naciones Unidas calcula que más de 8.000 personas han muerto por los enfrentamientos entre las fuerzas de seguridad y los rebeldes.
A pesar de haber dicho que la situación en Homs -escenario de los peores ataques de las fuerzas del régimen- ya estaba controlada y "pacificada", se siguen registrando muertes de civiles, muchos de ellos niños. La prensa oficial acusa a los "terroristas" de la muerte de 15 personas. Sin embargo, el control de la ciudad está en manos del Ejército, dicen los activistas.
Además de los ataques hoy en Deraa, la ciudad de Al Janudieh, al norte de Idlib, también ha recibido hoy fuego de artillería. No hay periodistas independientes en Idlib, por lo que las informaciones no pueden ser verificadas. También se han registrado combates entre fuerzas leales y los rebeldes en la ciudad de Deir al Zor, en el este del país fronteriza con Irak, zona desértica corazón de la secta suní y una de las areas más pobres de Siria.
La diplomacia sigue sin conseguir resultados
En tanto, el enviado de la Liga Árabe y Naciones Unidas, Kofi Annan, ha informado hoy de que había recibido respuesta de Damasco a las propuestas que planteó el fin de semana pasado, pero que necesita aclarar ciertos aspectos. "Pero dada la grave y trágica situación en el terreno, todos deben darse cuenta que deben tomarse medidas urgentes. Como ya lo dijo (Annan), no se puede permitir que esta crisis se haga interminable", ha dicho el portavoz de Annan, Ahmad Fawzi, en un comunicado desde Ginebra.
Por su parte, el primer ministro chino, Wen Jiabao, ha dicho hoy que su país no apoya a ninguna de las partes, pero ha dicho sentirse "profundamente dolido" por el sufrimiento del pueblo sirio. Sus declaraciones, no obstante, no dan señales de un cambio en su posición diplomática. China, junto a Rusia, se opuso hace varias semanas a condenar al régimen de El Asad en el Consejo de Seguridad de la ONU.
El organismo multilateral dijo ayer que muy pronto enviará monitores de derechos humanos a los países fronterizos para recoger testimonios en el terreno de las atrocidades que se están cometiendo en el país.
Analistas y diplomáticos temen que Siria, inmersa en divisiones sectarias, se enfile hacia una guerra civil como la vivida en la zona de los Balcanes en los noventa. Es por ello que resaltan la importancia del plan de cinco puntos presentados por Annan a El Asad para tratar de buscar una salida al conflicto que desangra al país.
En Siria convive una mezcla de religiones, sectas y grupos étnicos. La secta minoritaria Alawite (un 16%) - rama del chiísmo a la que pertenece El Asad- domina los estamentos de poder y prevalece sobre la mayoría suní. Pero ni las presiones diplomáticas o económicas -las sanciones de países occidentales han costado a Damasco miles de millones de euros al frenar su comercio, devaluar a la mitad su moneda y detener el flujo de inversión extranjera- han hecho mella en el control que ejerce la familia de El Asad. Exceptuando la dimisión de un viceministro de Petróleo la semana pasada, no se han producido importantes deserciones en el Gobierno o el Ejército. Asimismo, El Asad mantiene su pantomima reformista: con el país en guerra, ha convocado elecciones generales para el 7 de mayo.
Las fuerzas leales al presidente Bachar el Asad han ampliado hoy sus ataques a los bastiones rebeldes en todo Siria, tras haberse hecho con el control de la ciudad de Idlib, en el norte del país, que se había convertido en los últimos días en uno de los principales focos de las operaciones del régimen contra las protestas que reclaman su dimisión y que comenzaron hace un año.
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Activistas opositores han informado de que, tal como ocurrió hace dos semanas en el distrito de Bab Amro, en Homs, el Ejército leal a El Asad ha tomado Idlib, cerca de la frontera con Turquía, lanzando primero intensos ataques de artillería para después iniciar redadas casa por casa. El asalto ha acelerado el flujo de refugiados, que el Gobierno trata de frenar colocando minas en las fronteras con Turquía y Líbano.
La ofensiva del régimen se enfoca ahora en Deraa, en el sur del país, según los activistas. Alrededor de 20 tanques y vehículos blindados han rodeado el distrito de Al Balad, que está justo en la frontera con Jordania, y han disparado las armas de defensa antiaérea contra los edificios. "El ataque comenzó a primera hora de esta mañana. Los rebeldes están respondiendo, pero están sobrepasados", ha relatado el activista Rami Abdelhaq por teléfono desde la citada ciudad.
En Deraa comenzaron hace un año las protestas contra el Gobierno de El Asad. Desde entonces, Naciones Unidas calcula que más de 8.000 personas han muerto por los enfrentamientos entre las fuerzas de seguridad y los rebeldes.
A pesar de haber dicho que la situación en Homs -escenario de los peores ataques de las fuerzas del régimen- ya estaba controlada y "pacificada", se siguen registrando muertes de civiles, muchos de ellos niños. La prensa oficial acusa a los "terroristas" de la muerte de 15 personas. Sin embargo, el control de la ciudad está en manos del Ejército, dicen los activistas.
Además de los ataques hoy en Deraa, la ciudad de Al Janudieh, al norte de Idlib, también ha recibido hoy fuego de artillería. No hay periodistas independientes en Idlib, por lo que las informaciones no pueden ser verificadas. También se han registrado combates entre fuerzas leales y los rebeldes en la ciudad de Deir al Zor, en el este del país fronteriza con Irak, zona desértica corazón de la secta suní y una de las areas más pobres de Siria.
La diplomacia sigue sin conseguir resultados
En tanto, el enviado de la Liga Árabe y Naciones Unidas, Kofi Annan, ha informado hoy de que había recibido respuesta de Damasco a las propuestas que planteó el fin de semana pasado, pero que necesita aclarar ciertos aspectos. "Pero dada la grave y trágica situación en el terreno, todos deben darse cuenta que deben tomarse medidas urgentes. Como ya lo dijo (Annan), no se puede permitir que esta crisis se haga interminable", ha dicho el portavoz de Annan, Ahmad Fawzi, en un comunicado desde Ginebra.
Por su parte, el primer ministro chino, Wen Jiabao, ha dicho hoy que su país no apoya a ninguna de las partes, pero ha dicho sentirse "profundamente dolido" por el sufrimiento del pueblo sirio. Sus declaraciones, no obstante, no dan señales de un cambio en su posición diplomática. China, junto a Rusia, se opuso hace varias semanas a condenar al régimen de El Asad en el Consejo de Seguridad de la ONU.
El organismo multilateral dijo ayer que muy pronto enviará monitores de derechos humanos a los países fronterizos para recoger testimonios en el terreno de las atrocidades que se están cometiendo en el país.
Analistas y diplomáticos temen que Siria, inmersa en divisiones sectarias, se enfile hacia una guerra civil como la vivida en la zona de los Balcanes en los noventa. Es por ello que resaltan la importancia del plan de cinco puntos presentados por Annan a El Asad para tratar de buscar una salida al conflicto que desangra al país.
En Siria convive una mezcla de religiones, sectas y grupos étnicos. La secta minoritaria Alawite (un 16%) - rama del chiísmo a la que pertenece El Asad- domina los estamentos de poder y prevalece sobre la mayoría suní. Pero ni las presiones diplomáticas o económicas -las sanciones de países occidentales han costado a Damasco miles de millones de euros al frenar su comercio, devaluar a la mitad su moneda y detener el flujo de inversión extranjera- han hecho mella en el control que ejerce la familia de El Asad. Exceptuando la dimisión de un viceministro de Petróleo la semana pasada, no se han producido importantes deserciones en el Gobierno o el Ejército. Asimismo, El Asad mantiene su pantomima reformista: con el país en guerra, ha convocado elecciones generales para el 7 de mayo.