La sociedad ucrania pide justicia por la muerte de una joven salvajemente violada
-Dos de los supuestos responsables son hijos de funcionarios de la ciudad de Nikoláyev, donde ocurrió el crimen.
-La complacencia y el servilismo del sistema de justicia de Ucrania con los poderosos han quedado de manifiesto en los últimos años
Kiev, El País
La muerte, el jueves de madrugada tras una dolorosa agonía, de Oksana Makar, la joven de 18 años a la que tres individuos violaron repetidamente, estrangularon y luego prendieron fuego en la noche del 8 de marzo en la ciudad de Nikoláyev, culmina una historia de horror, que ha revelado el hartazgo de la sociedad de Ucrania ante la degradación y servilismo del sistema de justicia y orden público de ese país.
Dos de los presuntos autores del monstruoso crimen, a los que la policía dejó inicialmente en libertad, son hijos de funcionarios de Nikoláyev, una localidad de cerca de un millón de habitantes conocida por su industria de construcción naval. Por su corrupción, Ucrania ocupa el puesto 152 en el índice de Transparencia Internacional (por debajo de Rusia y Bielorrusia, las otras dos repúblicas eslavas postsoviéticas que se sitúan ambas en el puesto 143).
En el caso de Oskana Makar, la policía y la fiscalía inicialmente dieron largas al asunto y tan solo comenzaron a reaccionar después de las manifestaciones populares de protesta que tuvieron lugar en diferentes ciudades de Ucrania, incluida Odessa, Jarkiv y Lviv.
Durante tres semanas, Makar se debatió entre la vida y la muerte, pero las consecuencias de las torturas y salvajadas sufridas fueron fatales y la joven murió en un hospital especializado en quemaduras de Donetsk, adonde fue trasladada en avión. El médico que la atendió, Emil Fistal, se manifestó sorprendido de que la chica, con quemaduras que cubrían el 60% de su cuerpo, hubiera vivido tanto, teniendo como tenía, traumas de tanta gravedad.
Makar, que el 8 de marzo celebrando el Día Internacional de la Mujer en un café de Nikoláyev, se marchó con dos jóvenes al piso de un tercero, donde fue violada repetidamente en estado de inconsciencia tras haber bebido alcohol. Al volver en sí, la muchacha amenazó con denunciar a sus verdugos y uno de ellos la sofocó. Dándola por muerta, los tres violadores llevaron el cuerpo desnudo envuelto en una sábana a un solar en construcción y allí, lo echaron a un foso junto con escombros, rociaron todo con gasolina y le prendieron fuego. Por la mañana, unas personas que pasaban casualmente junto a la obra, oyeron los gemidos de la joven y avisaron a la policía y a una ambulancia. Una vecina que presenció el macabro descubrimiento, dijo que los ciudadanos que descubrieron el hecho y lo denunciaron huyeron antes de que llegara la policía por miedo a que el crimen les fuera atribuido a ellos.
En una rueda de prensa el jueves en Kiev, portavoces de la Fiscalía del Estado y del ministerio del Interior, reconocieron que los agentes policiales y fiscales de instrucción que abordaron el caso habían actuado con “falta de profesionalismo” y que, por ello, fueron “castigados con despidos, amonestaciones y otras sanciones administrativas”. El delito, calificado inicialmente como agresión, ha sido ahora catalogado como “asesinato” con premeditación, según el jefe de prensa de la Fiscalía. Los sospechosos son Maksim Prisiazhiuk, de 23 años, Yevgueni Krasnoshchek, de 23 años, y Artiom Pogosián, de 21. Uno de los acusados es hijo de una ex alcaldesa de barrio y otro, de un ex fiscal.
La complacencia y el servilismo del sistema de justicia de Ucrania con los poderosos han quedado de manifiesto en los últimos años en otros casos. Por ejemplo, el del diputado de un distrito de Dnepropetrovsk, Aleksandr Tarán, que en 2010 acudió con un arma no registrada a la casa de Alexandr Yugay, de 25 años, y lo mató a sangre fría en presencia de su esposa y su hijo pequeño. El motivo del crimen fue que al diputado no le había gustado que el joven se bañara en el mismo estanque que él. “Los simples mortales no tienen derecho a bañarse junto con los funcionarios”, dijo Tarán. Condenado inicialmente a 14 años de prisión, el ex diputado recurrió contra la sentencia y ha conseguido el pasado 21 de marzo que un tribunal le rebaje la pena hasta la de libertad condicional. Hace dos años, este mismo benévolo tribunal había dejado en libertad condicional a otro diputado local, Aleksandr Gulio, que atropelló a dos mujeres causándoles la muerte.
Generoso ha sido también el tribunal de Kiev que juzgó a Serguéi Demishkán, hijo del funcionario Vladímir Demishkán, que fue jefe del Servicio Estatal de Carreteras de Ucrania y diputado del partido Regiones (en el poder). Serguéi reconoció ser el instigador del asesinato de Vasili Kribozub, el jefe de una compañía aérea. Kiribozub fue asesinado por dos sicarios que echaron su cadáver (atado a unas baterías de radiador) a las profundidades del rio Dnepr. Lo sicarios fueron condenados a penas de prisión, pero Serguéi Demishkán obtuvo la libertad condicional.
-La complacencia y el servilismo del sistema de justicia de Ucrania con los poderosos han quedado de manifiesto en los últimos años
Kiev, El País
La muerte, el jueves de madrugada tras una dolorosa agonía, de Oksana Makar, la joven de 18 años a la que tres individuos violaron repetidamente, estrangularon y luego prendieron fuego en la noche del 8 de marzo en la ciudad de Nikoláyev, culmina una historia de horror, que ha revelado el hartazgo de la sociedad de Ucrania ante la degradación y servilismo del sistema de justicia y orden público de ese país.
Dos de los presuntos autores del monstruoso crimen, a los que la policía dejó inicialmente en libertad, son hijos de funcionarios de Nikoláyev, una localidad de cerca de un millón de habitantes conocida por su industria de construcción naval. Por su corrupción, Ucrania ocupa el puesto 152 en el índice de Transparencia Internacional (por debajo de Rusia y Bielorrusia, las otras dos repúblicas eslavas postsoviéticas que se sitúan ambas en el puesto 143).
En el caso de Oskana Makar, la policía y la fiscalía inicialmente dieron largas al asunto y tan solo comenzaron a reaccionar después de las manifestaciones populares de protesta que tuvieron lugar en diferentes ciudades de Ucrania, incluida Odessa, Jarkiv y Lviv.
Durante tres semanas, Makar se debatió entre la vida y la muerte, pero las consecuencias de las torturas y salvajadas sufridas fueron fatales y la joven murió en un hospital especializado en quemaduras de Donetsk, adonde fue trasladada en avión. El médico que la atendió, Emil Fistal, se manifestó sorprendido de que la chica, con quemaduras que cubrían el 60% de su cuerpo, hubiera vivido tanto, teniendo como tenía, traumas de tanta gravedad.
Makar, que el 8 de marzo celebrando el Día Internacional de la Mujer en un café de Nikoláyev, se marchó con dos jóvenes al piso de un tercero, donde fue violada repetidamente en estado de inconsciencia tras haber bebido alcohol. Al volver en sí, la muchacha amenazó con denunciar a sus verdugos y uno de ellos la sofocó. Dándola por muerta, los tres violadores llevaron el cuerpo desnudo envuelto en una sábana a un solar en construcción y allí, lo echaron a un foso junto con escombros, rociaron todo con gasolina y le prendieron fuego. Por la mañana, unas personas que pasaban casualmente junto a la obra, oyeron los gemidos de la joven y avisaron a la policía y a una ambulancia. Una vecina que presenció el macabro descubrimiento, dijo que los ciudadanos que descubrieron el hecho y lo denunciaron huyeron antes de que llegara la policía por miedo a que el crimen les fuera atribuido a ellos.
En una rueda de prensa el jueves en Kiev, portavoces de la Fiscalía del Estado y del ministerio del Interior, reconocieron que los agentes policiales y fiscales de instrucción que abordaron el caso habían actuado con “falta de profesionalismo” y que, por ello, fueron “castigados con despidos, amonestaciones y otras sanciones administrativas”. El delito, calificado inicialmente como agresión, ha sido ahora catalogado como “asesinato” con premeditación, según el jefe de prensa de la Fiscalía. Los sospechosos son Maksim Prisiazhiuk, de 23 años, Yevgueni Krasnoshchek, de 23 años, y Artiom Pogosián, de 21. Uno de los acusados es hijo de una ex alcaldesa de barrio y otro, de un ex fiscal.
La complacencia y el servilismo del sistema de justicia de Ucrania con los poderosos han quedado de manifiesto en los últimos años en otros casos. Por ejemplo, el del diputado de un distrito de Dnepropetrovsk, Aleksandr Tarán, que en 2010 acudió con un arma no registrada a la casa de Alexandr Yugay, de 25 años, y lo mató a sangre fría en presencia de su esposa y su hijo pequeño. El motivo del crimen fue que al diputado no le había gustado que el joven se bañara en el mismo estanque que él. “Los simples mortales no tienen derecho a bañarse junto con los funcionarios”, dijo Tarán. Condenado inicialmente a 14 años de prisión, el ex diputado recurrió contra la sentencia y ha conseguido el pasado 21 de marzo que un tribunal le rebaje la pena hasta la de libertad condicional. Hace dos años, este mismo benévolo tribunal había dejado en libertad condicional a otro diputado local, Aleksandr Gulio, que atropelló a dos mujeres causándoles la muerte.
Generoso ha sido también el tribunal de Kiev que juzgó a Serguéi Demishkán, hijo del funcionario Vladímir Demishkán, que fue jefe del Servicio Estatal de Carreteras de Ucrania y diputado del partido Regiones (en el poder). Serguéi reconoció ser el instigador del asesinato de Vasili Kribozub, el jefe de una compañía aérea. Kiribozub fue asesinado por dos sicarios que echaron su cadáver (atado a unas baterías de radiador) a las profundidades del rio Dnepr. Lo sicarios fueron condenados a penas de prisión, pero Serguéi Demishkán obtuvo la libertad condicional.