Jornada de mascado de coca en Bolivia en apoyo a gestión de Morales en ONU
LA PAZ, AFP
Miles de productores de coca salieron a las plazas en Bolivia en una jornada pública de 'acullico' (mascado) de coca, práctica ancestral y legal en este país de predominio indígena, en apoyo a gestiones del presidente Evo Morales ante la ONU para que despenalice su consumo. Cosechadores del valle subandino de Yungas, al este de la ciudad de La Paz, y del Chapare (centro), poblaron plazas públicas en varias ciudades del país para defender las cualidades del mascado y de los derivados de la hoja.
En la sede de Gobierno manifestaron por el corazón de la ciudad, para confluir en una plaza pública, donde protagonizaron un acto cultural y político para reivindicar las propiedades de la coca.
"La coca no es cocaína, nosotros defendemos a la coca por sus propiedades medicinales y alimenticias, es un producto ancestral y por eso apoyamos a nuestro presidente" y a su gestión, afirmó en la jornada Juanita Ancieta, líder de los sindicatos cocaleros del Chapare, cuna política de Morales.
Ante las críticas que genera la coca, pues también es materia prima para fabricar cocaína, la líder cocalera afirmó que "hay que luchar contra el consumo, en aquellos países donde hay consumo" de cocaína, bajo el criterio de que la demanda alimenta la fabricación de droga.
Bolivia tiene 31.000 hectáreas de coca, según información oficial de la ONU, de las que sólo 12.000 son consideradas legales para usos tradicionales, como masticación, infusión y rituales andino-religiosos.
El país sudamericano ha hecho enormes esfuerzos económicos y humanos desde fines de la década del 80 para reducir su coca ilegal, pero mientras por un lado se erradica manualmente la planta, por el otro los campesinos siguen ampliando la frontera agrícola de coca.
La ONU también considera que Bolivia produce más de 115 toneladas de cocaína al año, por lo que es el tercer productor mundial de la cocaína, después de Perú y Colombia y sólo un tercio se logra decomisar, mientras el grueso es exportado a Brasil y vía éste país a Europa.
"Vemos que se quiere satanizar a la hoja de coca, pero la coca en su estado natural no ha matado a nadie", dijo por su parte Ernesto Cordero, líder de la Asociación de Productores de Coca de la región de Yungas.
Los cocaleros son los más leales aliados políticos de Morales, quien a la vez ejerce el cargo de "presidente" de los cultivadores.
El mandatario, un indígena de tendencia izquierdista, llevó este lunes a Viena el reclamo de su gobierno por despenalizar el mascado.
"Le pido a todas las instituciones, a todos los países, que se repare un error histórico" de incluir la coca en la lista de sustancias prohibidas, dijo el presidente boliviano, durante una sesión pública, donde blandió una hoja de coca.
El mandatario decidió a mediados de 2011 retirarse de la Convención de Viena sobre los Estupefacientes de 1961 porque el acuerdo mundial obligaba al país a eliminar la práctica del mascado.
La administración de La Paz anunció, a principios de este año, su deseo de retornar a la Convención, pero con una reserva referida al mascado de la coca, recordó Morales.
Mientras el mandatario asumía la defensa de la coca en Viena, en La Paz y en varias ciudades del país los cocaleros poblaron decenas de plazas públicas para mascar coca y para exponer productos derivados, como gaseosas, medicinas, jarabes, energizantes, dulces y chicles.
"Nosotros estamos produciendo una docena de productos, como adelgazantes, cremas, shampoo", explicó a la AFP Sara Mamani, médico-naturista, y propietaria de su empresa Laboratorios INALFA.
"Queremos que se despenalice la coca, porque así podríamos exportar nuestros productos industrializados a otros países", explicó.
Los cocaleros también han propuesto que el 12 de marzo se instituya como "jornada del acullico" y se difundan sus propiedades.
Miles de productores de coca salieron a las plazas en Bolivia en una jornada pública de 'acullico' (mascado) de coca, práctica ancestral y legal en este país de predominio indígena, en apoyo a gestiones del presidente Evo Morales ante la ONU para que despenalice su consumo. Cosechadores del valle subandino de Yungas, al este de la ciudad de La Paz, y del Chapare (centro), poblaron plazas públicas en varias ciudades del país para defender las cualidades del mascado y de los derivados de la hoja.
En la sede de Gobierno manifestaron por el corazón de la ciudad, para confluir en una plaza pública, donde protagonizaron un acto cultural y político para reivindicar las propiedades de la coca.
"La coca no es cocaína, nosotros defendemos a la coca por sus propiedades medicinales y alimenticias, es un producto ancestral y por eso apoyamos a nuestro presidente" y a su gestión, afirmó en la jornada Juanita Ancieta, líder de los sindicatos cocaleros del Chapare, cuna política de Morales.
Ante las críticas que genera la coca, pues también es materia prima para fabricar cocaína, la líder cocalera afirmó que "hay que luchar contra el consumo, en aquellos países donde hay consumo" de cocaína, bajo el criterio de que la demanda alimenta la fabricación de droga.
Bolivia tiene 31.000 hectáreas de coca, según información oficial de la ONU, de las que sólo 12.000 son consideradas legales para usos tradicionales, como masticación, infusión y rituales andino-religiosos.
El país sudamericano ha hecho enormes esfuerzos económicos y humanos desde fines de la década del 80 para reducir su coca ilegal, pero mientras por un lado se erradica manualmente la planta, por el otro los campesinos siguen ampliando la frontera agrícola de coca.
La ONU también considera que Bolivia produce más de 115 toneladas de cocaína al año, por lo que es el tercer productor mundial de la cocaína, después de Perú y Colombia y sólo un tercio se logra decomisar, mientras el grueso es exportado a Brasil y vía éste país a Europa.
"Vemos que se quiere satanizar a la hoja de coca, pero la coca en su estado natural no ha matado a nadie", dijo por su parte Ernesto Cordero, líder de la Asociación de Productores de Coca de la región de Yungas.
Los cocaleros son los más leales aliados políticos de Morales, quien a la vez ejerce el cargo de "presidente" de los cultivadores.
El mandatario, un indígena de tendencia izquierdista, llevó este lunes a Viena el reclamo de su gobierno por despenalizar el mascado.
"Le pido a todas las instituciones, a todos los países, que se repare un error histórico" de incluir la coca en la lista de sustancias prohibidas, dijo el presidente boliviano, durante una sesión pública, donde blandió una hoja de coca.
El mandatario decidió a mediados de 2011 retirarse de la Convención de Viena sobre los Estupefacientes de 1961 porque el acuerdo mundial obligaba al país a eliminar la práctica del mascado.
La administración de La Paz anunció, a principios de este año, su deseo de retornar a la Convención, pero con una reserva referida al mascado de la coca, recordó Morales.
Mientras el mandatario asumía la defensa de la coca en Viena, en La Paz y en varias ciudades del país los cocaleros poblaron decenas de plazas públicas para mascar coca y para exponer productos derivados, como gaseosas, medicinas, jarabes, energizantes, dulces y chicles.
"Nosotros estamos produciendo una docena de productos, como adelgazantes, cremas, shampoo", explicó a la AFP Sara Mamani, médico-naturista, y propietaria de su empresa Laboratorios INALFA.
"Queremos que se despenalice la coca, porque así podríamos exportar nuestros productos industrializados a otros países", explicó.
Los cocaleros también han propuesto que el 12 de marzo se instituya como "jornada del acullico" y se difundan sus propiedades.