Fútbol cochabambino: Wilstermann superó sin dificultad a un frágil Dínamo


José Vladimir Nogales
Con una escenografía atípica para un partido oficial (aún tratándose de la primera categoría regional), sin tribunas, con gente desparramada sobre el perímetro, buscando sombra o el amparo benévolo de algún árbol amigo; Wilstermann derrotó al débil equipo de Dínamo por 3-0.

El partido, disputado en uno de los campos auxiliares del estadio Capriles, correspondía a la decimocuarta jornada del torneo local, liderado con autoridad por los rojos (que en la ocasión vistieron todo de azul) a 14 puntos de su escolta (Enrique Happ).

En la víspera del crucial cotejo por el Nacional B (frente a Petrolero de Yacuiba), Wilstermann presentó una alineación alterna que, no obstante a la juventud de sus integrantes, expuso una tácita superioridad sobre un adversario sumamente limitado, que demostró las causas de su actual depresión competitiva.
Con un fútbol de toque y combinaciones seguras, Wilstermann controló el centro del campo ante un Dínamo rocoso, que ofrecía un juego poco cuidado, acelerado, pero escaso de virtuosismo. El gol de Brian López, a poco del inicio, desmontó la utopía de la resistencia, paradigma sobre el que Dínamo había basado su modesta estrategia, soñando en la utilidad de una cosecha (aún ínfima) que le sirva en la dura batalla por no descender. Pero, en desventaja, expuso su desnudez. Las carencias para manejar la pelota eran indisimulables, tanto como la inexistente conjunción de sus individualidades para intentar algo con el balón.

Wilstermann, en cambio, se manejó con seguridad. No expuso picos altos de desequilibrio
colectivo, pero se bastó con su manejo, con el traslado seguro y la solvencia del funcionamiento en bloque.

Cuando parecía que Dínamo vislumbraba alguna oportunidad en la desigual batalla (por la expulsión de López en filas enemigas), todo se desmoronó con la pérdida de un hombre propio por doble amonestación (que provocó las airadas protestas del comando técnico, acusando al árbitro de favorecer descaradamente a Wilstermann) y con el segundo gol de los rojos, anotado por Andrés Nogales con golpe de cabeza.

Nada cambió en la segunda mitad. Continuó el predominio de Wilstermann, controlando la pelota, haciéndola circular con precisión o descargándola sobre las bandas para la proyección de Leonardo de Souza por derecha o Marcelo Paniagua por izquierda. El centro estaba firmemente sostenido con Rivero, Orellana e Hinojosa, para cortar y ofrecer una salida diáfana, conectándose con Michel Castellón, que hacía de media punta, retrocediendo unos metros para enganchar la salida con el único atacante, Rodrigo Calancha, que hacía valer su potencia ante los centrales de Dínamo.


Fue justamente Calancha, habilitado tras un desborde de Paniagua por izquierda, quien anotó el tercer gol de un cotejo sin equivalencias.

Con el ingreso de Christian Vidal para el último tramo de juego, Wilstermann ganó en agresividad y profundidad por el extremo derecho, pero ya sin tiempo para alterar las cifras de una batalla que, desde el gol de López, fue un monólogo irreversible.

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