El Pentágono detiene la transferencia de talibanes a Catar
El Departamento de Defensa intenta cerrar desde principios de año un pacto con los talibanes que le permita a EE UU culminar una transferencia de soberanía pacífica
Washington, El País
El jefe del Pentágono, Leon Panetta, ha decidido detener la excarcelación del penal de Guantánamo de cinco detenidos afiliados a la insurgencia afgana y su envío a Catar, el país donde estaban teniendo lugar las negociaciones entre Estados Unidos y los talibán hasta la semana pasada. El grupo islamista decidió romper esas negociaciones después de que un sargento norteamericano aniquilara a 16 civiles en la provincia de Helmand, el pasado 11 de marzo.
El diario neoyorquino The Wall Street Journal ha sido el primero en informar de la cancelación de los planes de envío de los detenidos, citando fuentes anónimas de la Administración norteamericana. EE UU le había exigido al Gobierno de Catar que se asegurase de que esos cinco detenidos no abandonarían el país después de que fueran transferidos allí.
En principio, fue el Departamento de Estado el que lideró las conversaciones con los talibanes. En las pasadas semanas, sin embargo, el Pentágono tomó el relevo, dado que Panetta y el Estado Mayor Conjunto, la cúpula castrense, exigieron a la Casa Blanca garantías de que los excarcelados no podrían regresar al frente de guerra afgano, a provocar más bajas entre las tropas aliadas.
En principio, los insurgentes que se reunieron con EE UU en Catar antepusieron como condición para negociar que se produjera un intercambio de detenidos. La razón oficial que dieron la semana pasada para romper las negociaciones fue que Washington no se comprometía a esas excarcelaciones y a cumplir otros compromisos adquiridos previamente.
Esa ruptura, sin embargo, llegó días después de que el sargento Robert Bales fuera arrestado por la matanza de 16 civiles, nueve de ellos niños, en la provincia afgana de Helmand. El sargento se halla ahora en el centro de detención de Fuerte Leavenworth, en Kansas, a la espera de que se abra contra él un consejo de guerra. La fiscalía del Departamento de Defensa tiene previsto presentar cargos contra él mañana.
El Departamento de Defensa llevaba desde principios de año tratando de cerrar un pacto con los talibanes que le permita a EE UU culminar una transferencia de soberanía pacífica a los afganos cuando se retiren las tropas, al término de 2014. A causa de la masacre del sargento Bales, el Gobierno de Hamid Karzai pidió a Barack Obama que la retirada sea más rápida de lo previsto.
Este jueves, en una comparecencia en el Senado, el comandante de las tropas aliadas en Afganistán, el general del Marine Corps John Allen, dijo que necesitará “mantener significativamente la fuerza de combate” a lo largo de 2013 si debe cumplir el calendario marcado por la Casa Blanca. Especificó que “68.000 soldados serían un buen número”. Después del primer repliegue, que culminará en verano, esos son precisamente los soldados de EE UU que quedarán en Afganistán.
Washington, El País
El jefe del Pentágono, Leon Panetta, ha decidido detener la excarcelación del penal de Guantánamo de cinco detenidos afiliados a la insurgencia afgana y su envío a Catar, el país donde estaban teniendo lugar las negociaciones entre Estados Unidos y los talibán hasta la semana pasada. El grupo islamista decidió romper esas negociaciones después de que un sargento norteamericano aniquilara a 16 civiles en la provincia de Helmand, el pasado 11 de marzo.
El diario neoyorquino The Wall Street Journal ha sido el primero en informar de la cancelación de los planes de envío de los detenidos, citando fuentes anónimas de la Administración norteamericana. EE UU le había exigido al Gobierno de Catar que se asegurase de que esos cinco detenidos no abandonarían el país después de que fueran transferidos allí.
En principio, fue el Departamento de Estado el que lideró las conversaciones con los talibanes. En las pasadas semanas, sin embargo, el Pentágono tomó el relevo, dado que Panetta y el Estado Mayor Conjunto, la cúpula castrense, exigieron a la Casa Blanca garantías de que los excarcelados no podrían regresar al frente de guerra afgano, a provocar más bajas entre las tropas aliadas.
En principio, los insurgentes que se reunieron con EE UU en Catar antepusieron como condición para negociar que se produjera un intercambio de detenidos. La razón oficial que dieron la semana pasada para romper las negociaciones fue que Washington no se comprometía a esas excarcelaciones y a cumplir otros compromisos adquiridos previamente.
Esa ruptura, sin embargo, llegó días después de que el sargento Robert Bales fuera arrestado por la matanza de 16 civiles, nueve de ellos niños, en la provincia afgana de Helmand. El sargento se halla ahora en el centro de detención de Fuerte Leavenworth, en Kansas, a la espera de que se abra contra él un consejo de guerra. La fiscalía del Departamento de Defensa tiene previsto presentar cargos contra él mañana.
El Departamento de Defensa llevaba desde principios de año tratando de cerrar un pacto con los talibanes que le permita a EE UU culminar una transferencia de soberanía pacífica a los afganos cuando se retiren las tropas, al término de 2014. A causa de la masacre del sargento Bales, el Gobierno de Hamid Karzai pidió a Barack Obama que la retirada sea más rápida de lo previsto.
Este jueves, en una comparecencia en el Senado, el comandante de las tropas aliadas en Afganistán, el general del Marine Corps John Allen, dijo que necesitará “mantener significativamente la fuerza de combate” a lo largo de 2013 si debe cumplir el calendario marcado por la Casa Blanca. Especificó que “68.000 soldados serían un buen número”. Después del primer repliegue, que culminará en verano, esos son precisamente los soldados de EE UU que quedarán en Afganistán.