El Parlamento ruso aprueba una modesta reforma política
Da un paso más hacia la apertura, pero aún no es posible formarse una idea global sobre el verdadero alcance de la reforma propuesta por el presidente Dmitri Medvédev
Moscú, El País
Las instituciones rusas van poniendo las piezas del nuevo mosaico político ruso, pero la imagen de conjunto es aún incierta. La Duma Estatal de Rusia (cámara baja del parlamento) dio un paso más el viernes hacia la apertura, sin que sea posible aún formarse una idea global clara sobre el verdadero alcance de la reforma propuesta por el presidente Dmitri Medvédev.
Tras las protestas multitudinarias del pasado diciembre, el jefe del Estado saliente presentó en el parlamento un total de cuatro proyectos de ley, uno de los cuales—el que simplifica la formación de los partidos políticos—fue aprobado el viernes en tercera y última lectura. Tras este trámite, solo queda la aprobación del Consejo de la Federación (la cámara alta), que debatirá el documento el 28 de marzo, y la firma del presidente. Todo indica que la ley entrará vigor a mediados de abril, es decir, antes de la ceremonia de toma de posesión del nuevo presidente, Vladímir Putin, el 7 de mayo.
La característica más destacada de la ley es la reducción del número de afiliados necesarios para formar un partido. De la cifra de 40.000 militantes, exigida actualmente, se pasará a 500 afiliados en tota. Los partidos tendrán más derechos frente al ministerio de Justicia, la entidad encargada de su registro, sin embargo, no podrán formar bloques para competir en las elecciones, como ocurría antes de que Vladímir Putin, siendo presidente de Rusia, comenzara a restringir las libertades políticas heredado de la época de su antecesor, Boris Yeltsin y a forjar un sistema de corte autoritario.
La liberalización de los partidos ha animado a todas las fuerzas del espectro político, desde las izquierdas hasta la derecha liberal, pasando por los nacionalistas. Cerca de 70 organizaciones han expresado ya su voluntad de registrarse y, dada la multitud de proyectos en todos los flancos y las numerosas ambiciones de liderazgo, es previsible que aparezcan numerosos enanos sin posibilidades reales de competir con las fuerzas ya establecidas. En la Duma, dominada por Rusia Unida, el partido del Kremlin, está el Partido Comunista, Rusia Justa, de carácter socialdemócrata, y el Partido Liberal Democrático del populista Vladímir Zhirinovski.
Analistas independientes temen que la política rusa vuelva a ser una espesa sopa de letras como en el pasado
Entre quienes anuncian la reanimación de sus organizaciones está el expresidente de la URSS, Mijaíl Gorbachov, que impulsa un proyecto socialdemócrata, aunque no pretende dirigirlo. En este flanco existen otros potenciales competidores como el ex jefe de la Duma, Iván Ribkin. “El Frente de Izquierdas”, de Serguéi Udaltsov, un partido al que se le había denegado el registro, se sitúa en un ámbito más radical que el Partido Comunista de Guennadi Ziugánov. En el flanco liberal está Mijaíl Prójorov, el multimillonario que quedó tercero en las presidenciales y que es visto por muchos como una posible alternativa al actual equipo del Kremlin. Prójorov goza de buenas relaciones tanto en los círculos de poder como en la oposición, pero carece de equipo y de una estructura.
En el flanco liberal se perfila también Vladímir Rizhkov y el partido Republicano, al que le ha sido devuelta su licencia tras la decisión del Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo, que consideró injustificada la decisión de retirársela adoptada por el ministerio de Justicia de Rusia. El Partido Republicano fue parte de una coalición denominada “La Otra Rusia” entre 2006 y 2010, y desde entonces es parte del partido PARNAS, que no está registrado y en cuya dirección está el ex jefe de Gobierno, Mijaíl Kasiánov.
El presidente Medvédev invitó a la oposición no parlamentaria a participar en los debates de la ley de partidos políticos y a formar parte del grupo de trabajo que debatió el documento. Todos los partidos que alcancen a registrarse rápidamente podrán participar en las elecciones regionales y municipales del próximo otoño.
Además, Medvédev presentó otras tres leyes en la Duma, una para simplificar la participación en las elecciones a todos los niveles, otra para elegir a los gobernadores (en lugar de nombrarlos como ser viene haciendo desde 2004) y una tercera, introduciendo un nuevo sistema de representación proporcional para formar el parlamento. De estos tres documentos, los dos primeros están en trámite de aprobación por la Duma. Por debatir está el nuevo sistema de representación proporcional, que podría neutralizar la liberalización política, por cuanto favorece a los grandes partidos ya consolidados. La fórmula de representación que los tecnólogos electorales del Kremlin se han inventado es tan complicada que ni siquiera los especialistas llegan a comprenderla del todo, según se evidenciaba el jueves en un debate organizado por Rusia Unida. Analistas independientes temen que la política rusa vuelva a ser una espesa sopa de letras como en el pasado y que surjan pseudopartidos con funciones ajenas a las declaradas, a saber clones para quitar votos a otros y proyectos comerciales para ser vendidos. El consentimiento del Kremlin a la elección de los gobernadores es puesto en entredicho por Dmitri Medvédev que estos días realiza numerosos nombramientos de gobernadores para sustituir a otros más impopulares o más débiles. Estos gobernadores nombrados por Moscú podrán ocupar sus cargos hasta un máximo de cinco años, antes de que comiencen a elegirse de nuevo los dirigentes regionales.
Moscú, El País
Las instituciones rusas van poniendo las piezas del nuevo mosaico político ruso, pero la imagen de conjunto es aún incierta. La Duma Estatal de Rusia (cámara baja del parlamento) dio un paso más el viernes hacia la apertura, sin que sea posible aún formarse una idea global clara sobre el verdadero alcance de la reforma propuesta por el presidente Dmitri Medvédev.
Tras las protestas multitudinarias del pasado diciembre, el jefe del Estado saliente presentó en el parlamento un total de cuatro proyectos de ley, uno de los cuales—el que simplifica la formación de los partidos políticos—fue aprobado el viernes en tercera y última lectura. Tras este trámite, solo queda la aprobación del Consejo de la Federación (la cámara alta), que debatirá el documento el 28 de marzo, y la firma del presidente. Todo indica que la ley entrará vigor a mediados de abril, es decir, antes de la ceremonia de toma de posesión del nuevo presidente, Vladímir Putin, el 7 de mayo.
La característica más destacada de la ley es la reducción del número de afiliados necesarios para formar un partido. De la cifra de 40.000 militantes, exigida actualmente, se pasará a 500 afiliados en tota. Los partidos tendrán más derechos frente al ministerio de Justicia, la entidad encargada de su registro, sin embargo, no podrán formar bloques para competir en las elecciones, como ocurría antes de que Vladímir Putin, siendo presidente de Rusia, comenzara a restringir las libertades políticas heredado de la época de su antecesor, Boris Yeltsin y a forjar un sistema de corte autoritario.
La liberalización de los partidos ha animado a todas las fuerzas del espectro político, desde las izquierdas hasta la derecha liberal, pasando por los nacionalistas. Cerca de 70 organizaciones han expresado ya su voluntad de registrarse y, dada la multitud de proyectos en todos los flancos y las numerosas ambiciones de liderazgo, es previsible que aparezcan numerosos enanos sin posibilidades reales de competir con las fuerzas ya establecidas. En la Duma, dominada por Rusia Unida, el partido del Kremlin, está el Partido Comunista, Rusia Justa, de carácter socialdemócrata, y el Partido Liberal Democrático del populista Vladímir Zhirinovski.
Analistas independientes temen que la política rusa vuelva a ser una espesa sopa de letras como en el pasado
Entre quienes anuncian la reanimación de sus organizaciones está el expresidente de la URSS, Mijaíl Gorbachov, que impulsa un proyecto socialdemócrata, aunque no pretende dirigirlo. En este flanco existen otros potenciales competidores como el ex jefe de la Duma, Iván Ribkin. “El Frente de Izquierdas”, de Serguéi Udaltsov, un partido al que se le había denegado el registro, se sitúa en un ámbito más radical que el Partido Comunista de Guennadi Ziugánov. En el flanco liberal está Mijaíl Prójorov, el multimillonario que quedó tercero en las presidenciales y que es visto por muchos como una posible alternativa al actual equipo del Kremlin. Prójorov goza de buenas relaciones tanto en los círculos de poder como en la oposición, pero carece de equipo y de una estructura.
En el flanco liberal se perfila también Vladímir Rizhkov y el partido Republicano, al que le ha sido devuelta su licencia tras la decisión del Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo, que consideró injustificada la decisión de retirársela adoptada por el ministerio de Justicia de Rusia. El Partido Republicano fue parte de una coalición denominada “La Otra Rusia” entre 2006 y 2010, y desde entonces es parte del partido PARNAS, que no está registrado y en cuya dirección está el ex jefe de Gobierno, Mijaíl Kasiánov.
El presidente Medvédev invitó a la oposición no parlamentaria a participar en los debates de la ley de partidos políticos y a formar parte del grupo de trabajo que debatió el documento. Todos los partidos que alcancen a registrarse rápidamente podrán participar en las elecciones regionales y municipales del próximo otoño.
Además, Medvédev presentó otras tres leyes en la Duma, una para simplificar la participación en las elecciones a todos los niveles, otra para elegir a los gobernadores (en lugar de nombrarlos como ser viene haciendo desde 2004) y una tercera, introduciendo un nuevo sistema de representación proporcional para formar el parlamento. De estos tres documentos, los dos primeros están en trámite de aprobación por la Duma. Por debatir está el nuevo sistema de representación proporcional, que podría neutralizar la liberalización política, por cuanto favorece a los grandes partidos ya consolidados. La fórmula de representación que los tecnólogos electorales del Kremlin se han inventado es tan complicada que ni siquiera los especialistas llegan a comprenderla del todo, según se evidenciaba el jueves en un debate organizado por Rusia Unida. Analistas independientes temen que la política rusa vuelva a ser una espesa sopa de letras como en el pasado y que surjan pseudopartidos con funciones ajenas a las declaradas, a saber clones para quitar votos a otros y proyectos comerciales para ser vendidos. El consentimiento del Kremlin a la elección de los gobernadores es puesto en entredicho por Dmitri Medvédev que estos días realiza numerosos nombramientos de gobernadores para sustituir a otros más impopulares o más débiles. Estos gobernadores nombrados por Moscú podrán ocupar sus cargos hasta un máximo de cinco años, antes de que comiencen a elegirse de nuevo los dirigentes regionales.