El médico que busca desvelar el alcance de la enfermedad de Hugo Chávez
El doctor José Rafael Marquina informa hace semanas en su Twitter sobre el cáncer del presidente venezolano
Asegura que solo difunde información fiable y está convencido de que la enfermedad es terminal
Florida, El País
El matador David Fandila, El Fandi, acababa de cortar cuatro orejas en la plaza de toros de la ciudad venezolana de Mérida la tarde del 18 de febrero cuando el doctor José Rafael Marquina recibió los primeros datos sobre la gravedad del cáncer que le fue diagnosticado a Hugo Chávez en junio de 2011. “Estaba en la feria y llamé a varios amigos para despedirme. Y uno me dice: ‘Chávez está muy mal, tiene el cáncer bastante avanzado, con metástasis en el hígado y otra en las glándulas suprarrenales, de dos centímetros’”, cuenta Marquina, médico venezolano residente en Estados Unidos, hasta entonces anónimo en su país.
El martes siguiente, Chávez informó por televisión de que debía viajar a Cuba para operarse de una lesión cancerígena de dos centímetros que había reaparecido en el mismo lugar donde ocho meses atrás le extirparon un tumor maligno. Ese mismo día, Marquina comenzó a colgar en su cuenta de Twitter, donde se describe como médico, profesor y "anticomunista", todo lo que sabía del cáncer de Chávez: detalles de la operación que se realizó el domingo siguiente, de las condiciones de hospitalización y del tratamiento que siguió, anticipándose a los parcos boletines del Gobierno de Caracas.
Un mes después, en medio del secreto que rodea la convalecencia de Chávez, Marquina es considerado en Venezuela como la fuente médica más fiable para informarse sobre la enfermedad del presidente. Su pronóstico más optimista le calcula al comandante poco menos de un año de vida.
Las fuentes que informan a Marquina están entre el hospital de La Habana donde es tratado Chávez y en el hospital militar de Caracas. En Cuba, asegura, los datos se filtran a través del “personal de enfermería, médicos que siguen el tratamiento, personal de cocina...” y en Venezuela “todo viene de médicos del Hospital Militar”. “Era más fácil para mí conseguir información a través de Cuba que de Venezuela. Yo me iba al hospital donde trabajo, aquí en Naples, al cruzar la calle, y me daban toda la información, porque está lleno de cubanos”, cuenta el médico. ¿Cómo discrimina cuál información es cierta o falsa? Él responde: “Cuando la verifico, cuando la fuente es seria y la información tiene sentido. Yo sé bastante de medicina y sé cuándo tiene sentido la información. Si no tiene coherencia médica, no la publico”.
“El cáncer de Chávez comenzó aquí”, dice José Rafael Marquina, mientras señala la vejiga plástica de un modelo para armar que tiene en su consultorio. “El dolor en la pierna izquierda del que el dirigente se quejaba a finales de 2010 le viene porque aquí [señala detrás de la vejiga] está el músculo psoas. Luego el cáncer se extiende a las glándulas suprarrenales y tiene la metástasis en el hígado”, explica el médico. El diagnóstico de Marquina es que el presidente venezolano presentó, en principio, un leiomiosarcoma: un tumor poco común que ataca las partes blandas y que se origina en las células del músculo liso, que es difícil de tratar y de pronóstico reservado.
“No creo que Chávez viva mucho más de seis a siete meses, por la velocidad de crecimiento del tumor. Con una buena respuesta, viviría hasta abril de 2013. Y si la respuesta no es buena, hasta noviembre de 2012”, vaticina Marquina. Dice que en ello se juega la reputación de médico de medicina interna, neumólogo, intensivista y especialista en trastornos del sueño que desde 1991 ha construido en Naples: una tranquila ciudad del suroeste del Estado de Florida, enclavada entre las playas del Golfo de México y los Everglades, donde viven él y unos 22.000 habitantes más.
Desde que admitió públicamente su enfermedad, el 30 de junio de 2011, Chávez se ha negado a revelar qué tipo de cáncer padece, qué órganos de su cuerpo se encuentran afectados y cuál es su expectativa de vida. El secreto de su historia clínica está a salvo en el Centro de Investigaciones Médico Quirúrgicas de Cuba (Cimeq), donde ya le han operado tres veces y donde hasta este miércoles estuvo hospitalizado, recibiendo sesiones de radioterapia. Desde allá gobierna Venezuela, luego de que el Parlamento le autorizara a salir del país por tiempo indefinido, y desde allá ha prometido “vivir y vencer” para competir en las elecciones presidenciales del 7 de octubre próximo, en las que aspira a lograr un tercer mandato consecutivo de seis años.
José Rafael Marquina se graduó en la venezolana Universidad de Los Andes en 1990. Estudió con el actual gobernador del Estado andino de Mérida, el militar retirado y militante del oficialista Partido Socialista Unido de Venezuela Marcos Díaz Orellana. Marquina tuvo una breve carrera como dirigente estudiantil, y se ufana de mantener contactos políticos en Venezuela y de haber atendido en su clínica de Naples a “pacientes famosos”. En los pasillos de su consulta cuelgan varias fotos autografiadas: un retrato del ex presidente Carlos Andrés Pérez que dice “para mi amigo José Marquina, afectuosamente”; una panorámica del atleta Brian Shimer, única gloria olímpica de Naples; y fotos, afiches, del beisbolista venezolano Johan Santana. Marquina le obsequia a cada paciente de su consulta un bolso azul que lleva impreso su nombre.
“Yo no tengo ninguna necesidad de esto, ¿sabe? Ni de publicidad ni de nada. Tengo un nombre, una reputación en este pueblo, gigantesca”, dice Marquina. Lo que le anima a seguir informando son los mensajes que le envían por Twitter que dicen: “Siga, siga adelante”. Hace un mes tenía apenas 300 seguidores y ahora tiene más de 48.000. A ellos, no quiere decepcionarlos.
Asegura que solo difunde información fiable y está convencido de que la enfermedad es terminal
Florida, El País
El matador David Fandila, El Fandi, acababa de cortar cuatro orejas en la plaza de toros de la ciudad venezolana de Mérida la tarde del 18 de febrero cuando el doctor José Rafael Marquina recibió los primeros datos sobre la gravedad del cáncer que le fue diagnosticado a Hugo Chávez en junio de 2011. “Estaba en la feria y llamé a varios amigos para despedirme. Y uno me dice: ‘Chávez está muy mal, tiene el cáncer bastante avanzado, con metástasis en el hígado y otra en las glándulas suprarrenales, de dos centímetros’”, cuenta Marquina, médico venezolano residente en Estados Unidos, hasta entonces anónimo en su país.
El martes siguiente, Chávez informó por televisión de que debía viajar a Cuba para operarse de una lesión cancerígena de dos centímetros que había reaparecido en el mismo lugar donde ocho meses atrás le extirparon un tumor maligno. Ese mismo día, Marquina comenzó a colgar en su cuenta de Twitter, donde se describe como médico, profesor y "anticomunista", todo lo que sabía del cáncer de Chávez: detalles de la operación que se realizó el domingo siguiente, de las condiciones de hospitalización y del tratamiento que siguió, anticipándose a los parcos boletines del Gobierno de Caracas.
Un mes después, en medio del secreto que rodea la convalecencia de Chávez, Marquina es considerado en Venezuela como la fuente médica más fiable para informarse sobre la enfermedad del presidente. Su pronóstico más optimista le calcula al comandante poco menos de un año de vida.
Las fuentes que informan a Marquina están entre el hospital de La Habana donde es tratado Chávez y en el hospital militar de Caracas. En Cuba, asegura, los datos se filtran a través del “personal de enfermería, médicos que siguen el tratamiento, personal de cocina...” y en Venezuela “todo viene de médicos del Hospital Militar”. “Era más fácil para mí conseguir información a través de Cuba que de Venezuela. Yo me iba al hospital donde trabajo, aquí en Naples, al cruzar la calle, y me daban toda la información, porque está lleno de cubanos”, cuenta el médico. ¿Cómo discrimina cuál información es cierta o falsa? Él responde: “Cuando la verifico, cuando la fuente es seria y la información tiene sentido. Yo sé bastante de medicina y sé cuándo tiene sentido la información. Si no tiene coherencia médica, no la publico”.
“El cáncer de Chávez comenzó aquí”, dice José Rafael Marquina, mientras señala la vejiga plástica de un modelo para armar que tiene en su consultorio. “El dolor en la pierna izquierda del que el dirigente se quejaba a finales de 2010 le viene porque aquí [señala detrás de la vejiga] está el músculo psoas. Luego el cáncer se extiende a las glándulas suprarrenales y tiene la metástasis en el hígado”, explica el médico. El diagnóstico de Marquina es que el presidente venezolano presentó, en principio, un leiomiosarcoma: un tumor poco común que ataca las partes blandas y que se origina en las células del músculo liso, que es difícil de tratar y de pronóstico reservado.
“No creo que Chávez viva mucho más de seis a siete meses, por la velocidad de crecimiento del tumor. Con una buena respuesta, viviría hasta abril de 2013. Y si la respuesta no es buena, hasta noviembre de 2012”, vaticina Marquina. Dice que en ello se juega la reputación de médico de medicina interna, neumólogo, intensivista y especialista en trastornos del sueño que desde 1991 ha construido en Naples: una tranquila ciudad del suroeste del Estado de Florida, enclavada entre las playas del Golfo de México y los Everglades, donde viven él y unos 22.000 habitantes más.
Desde que admitió públicamente su enfermedad, el 30 de junio de 2011, Chávez se ha negado a revelar qué tipo de cáncer padece, qué órganos de su cuerpo se encuentran afectados y cuál es su expectativa de vida. El secreto de su historia clínica está a salvo en el Centro de Investigaciones Médico Quirúrgicas de Cuba (Cimeq), donde ya le han operado tres veces y donde hasta este miércoles estuvo hospitalizado, recibiendo sesiones de radioterapia. Desde allá gobierna Venezuela, luego de que el Parlamento le autorizara a salir del país por tiempo indefinido, y desde allá ha prometido “vivir y vencer” para competir en las elecciones presidenciales del 7 de octubre próximo, en las que aspira a lograr un tercer mandato consecutivo de seis años.
José Rafael Marquina se graduó en la venezolana Universidad de Los Andes en 1990. Estudió con el actual gobernador del Estado andino de Mérida, el militar retirado y militante del oficialista Partido Socialista Unido de Venezuela Marcos Díaz Orellana. Marquina tuvo una breve carrera como dirigente estudiantil, y se ufana de mantener contactos políticos en Venezuela y de haber atendido en su clínica de Naples a “pacientes famosos”. En los pasillos de su consulta cuelgan varias fotos autografiadas: un retrato del ex presidente Carlos Andrés Pérez que dice “para mi amigo José Marquina, afectuosamente”; una panorámica del atleta Brian Shimer, única gloria olímpica de Naples; y fotos, afiches, del beisbolista venezolano Johan Santana. Marquina le obsequia a cada paciente de su consulta un bolso azul que lleva impreso su nombre.
“Yo no tengo ninguna necesidad de esto, ¿sabe? Ni de publicidad ni de nada. Tengo un nombre, una reputación en este pueblo, gigantesca”, dice Marquina. Lo que le anima a seguir informando son los mensajes que le envían por Twitter que dicen: “Siga, siga adelante”. Hace un mes tenía apenas 300 seguidores y ahora tiene más de 48.000. A ellos, no quiere decepcionarlos.