El Madrid atropella a Pochettino
Madrid, As
El Real Madrid se paseó por el Bernabéu y se regaló una goleada contra un Espanyol decepcionante, que no presentó la más mínima oposición y tendió una alfombra roja a los pies del líder de la Liga, que no tuvo la más mínima dificultad para sumar su décima victoria consecutiva. Özil y Kaká aprovecharon la ocasión para lucirse, Cristiano sumó un nuevo tanto para alimentar su insaciable voracidad goleadora, Khedira adornó su trabajo con un gol e Higuaín recuperó la sonrisa con un doblete. Asistió impotente a todo ello Mauricio Pochettino, el gran derrotado de la noche y que continúa sin ganar al Madrid y sin hacerle un gol en sus enfrentamientos.
El Madrid inclinó el campo desde el inicio. Supo interpretar el partido a la perfección, vio con claridad por dónde debía atacar al Espanyol, que dejó al descubierto con demasiada facilidad sus debilidades. El de Pochettino es un equipo con mucho talento, de gusto refinado, pero demasiado endeble y bisoño en defensa. El Madrid salió advertido de ello y obtuvo un alto rendimiento de esa inocencia del rival.
El Espanyol buscó el balón, porque no entiende el fútbol sin él, pero esa enorme virtud, ese tremendo descaro que le ha permitido crecer tanto, esa valentía del rival fue la que terminó abriendo la puerta de la victoria al Madrid.
Calculó mal los riesgos el Espanyol y cayó en la trampa que le tendió el Madrid. Le regaló el balón y permitió con ello que creciera la confianza del Espanyol, que acabó ahogado por su propia filosofía. Lo que se presentaba como una virtud, terminó siendo su gran error. Culpa del propio Espanyol, incapaz de alterar el paso con el que inició el choque, y gran mérito del Madrid, que siempre supo dónde hacer daño. Llevó el Madrid la presión tan arriba, tapó tan bien la conexión entre la defensa y el centro del campo, que los zagueros del Espanyol se encontraron con el balón, pero sin nadie a quien entregárselo para conseguir un juego fluido.
Que se produjera un error en la salida del balón sólo era una cuestión de tiempo. Y llegó a los 24 minutos. Raúl Rodríguez le entregó el balón a Özil, éste combinó al primer toque con Higuaín, que cedió a Cristiano para que marcara ante Casilla.
Lo que ya era un encuentro comodísimo para el Madrid se convirtió a partir de esa acción en un plácido paseo de una hora. Con la moral hecha trizas, atormentado por las dudas de su fútbol y muy exigido físicamente por el rival, el Espanyol no encontró ninguna respuesta para variar el escenario que había dibujado el Madrid. Apenas un disparo desde fuera del área de Coutinho que fue replicado de forma contundente por el Madrid, que anotó un nuevo gol antes de retirarse a los vestuarios.
Lo firmó Khedira llegando desde atrás, en una acción que recordó a ese futbolista que se viste con la camiseta blanca de Alemania. Culminó una triangulación con Özil y Cristiano que hizo saltar por los aires el endeble sistema defensivo del Espanyol. Ese segundo tanto del Madrid bien pudo llegar antes si Teixeira Vitienes hubiera señalado penalti por un derribo de Forlín y Dídac al propio Khedira. Antes del descanso se llevó otro susto el Espanyol, pero un inspirado Casilla, el mejor de su equipo, evitó primero el gol de Higuaín e instantes después el de Cristiano.
El Madrid afrontó el segundo tiempo sin Carvalho, desastroso en todas sus intervenciones, pitado por el Bernabéu y que dejó su sitio a Varane. Cualquier excusa vale para justificar la sustitución, pero lo cierto es que el portugués no estuvo a la altura que exige un partido de Primera División.
Aprovechó el descanso Pochettino para efectuar dos cambios que empeoraron de forma considerable a su equipo. La entrada de Sergio García y Baena por Álvaro y Coutinho ni dotó al Espanyol de más consistencia atrás, ni de la más mínima inspiración en ataque.
Las ocasiones del Madrid se multiplicaron, nacieron casi sin querer y si sólo tres acabaron en gol fue por Kiko Casilla, que se lució en la casa en la que se formó.
Un nuevo despiste del Espanyol lo aprovechó Higuaín para volver a abrazarse con el gol. Golpeó de primeras un buen pase de Kaká, que se benefició de un resbalón de Raúl Rodríguez para robarle el balón y empezar a construir ahí el tercer tanto. La pesadilla de Raúl Rodríguez sólo acabó cuando cedió su sitio a Amat, pero no acabaron ahí los problemas del Espanyol, que aún recibió dos nuevos tantos.
El cuarto llevó la firma de Kaká, que aprovechó el desconcierto del Espanyol para lucirse. Sacó partido de un resbalón de Dídac y culminó la jugada con lo que pareció más un pase a la red que un tiro a puerta. El encargado de completar la goleada fue Higuaín después de una brillante acción de Kaká por la izquierda, con regate de fantasía a Javi López incluido.
No dio para más el choque, salvo para que el Bernabéu dedicara una nueva ovación a Özil y para que el canterano Morata jugara sus primeros minutos esta temporada con el primer equipo.