El Barcelona amenaza a la vez que persigue



Sevilla, As
El Barça no se cansa de insistir ni los amantes al fútbol de gozar. Cada fin de semana que quema en su ineficaz persecución por la Liga, encuentra una nueva razón para creer que esta temporada aún puede ser la suya. Gana y divierte sabiendo que el Madrid arruinará pocas horas después sus méritos. Y aún así, para nuestro disfrute, no desfallece. Todo lo contrario. Se entrena y perfecciona para lo que viene. Aprovecha el suculento reto para avisar y asustar a cuantos rivales quieren arrebatarle de aquí a mayo la Copa y la Champions. El Barça de Sevilla firmó otro capítulo más en el inagotable serial de clases magistrales de la era Guardiola. Una buena noche con marcador corto, sobre todo en el primer tiempo, en la que Messi siguió dando pábulo a su dictadura.

El encuentro fue soberbio. Qué intensidad. Cuántas ocasiones. El Barça tuvo un rival incómodo y le avasalló de inicio a base de nervio en la recuperación y de movilidad en el ataque. La salida blaugrana acobardó al Sevilla, cuya propuesta en la previa era tener el balón y al descanso se conformó con olerlo. Luego reaccionó y hasta pudo dar un susto por fe y casta. Alves y Adriano metieron a Navas y Reyes en su área. Y ahí Guardiola le comió varias fichas a Míchel. Además, Xavi volvió a moverse como pez en el agua. Que es mucho y necesario. Y Pedro recuperó la chispa de antaño. Únicamente le falta el emboque. Piqué fue el único punto negro de la maquinaria culé al que Kanouté y compañía se aferraron. Gerard estuvo lento y descoordinado pero tiene la fortuna de convivir junto a Messi, que no sólo acapara todos los focos sino que se empeña en convencer que no hubo ni habrá nadie mejor que él. Muchos ya lo creemos.

Dos goles inolvidables

El argentino originó la primera de una gran cantidad de ocasiones. Su combinación con Xavi, Cesc y Pedro valía un gol y se quedó en un aviso. Palop, como todo el encuentro, fue clave con sus dotes de gato. El portero brilló en los mano a mano. Sin embargo, no pudo impedir el golazo de falta de Xavi. Su lanzamiento estaba esquinado pero su rosca fue tan sutil y medida que era imposible no aplaudirla. El 0-1 era más bello que justo.

El Sevilla estaba roto a esa hora. Deambulaba tan superado como impresionado. Iniesta casi le da otro disgusto a bocajarro en otro regalo de Messi. El segundo se resistía. Hasta que él, el mejor de los artistas, culminó con un caño y una vaselina una jugada colectiva del Barça para enmarcar. La 'Pulga' burló a Spahic por el mero hecho de transitar su camino, y superó a Palop con un toque magistralmente picado. La goleada se mascaba. Hasta que Piqué midió de nuevo mal en un centro al área de Navas y Manu del Moral aprovechó el descuido para cabecear al larguero. Desde ese momento (minuto 33) hasta el final, el partido deambuló entre la sentencia y la remontada.

Reacción del Sevilla y perdón del Barcelona

Como era de esperar, el Sevilla reinició la fiesta decidido a hacer historia. Acarició el 1-2 en diversas ocasiones gracias al ímpetu de Navas desde la derecha. Faltó un rematador. No hubo acierto. La sombra de Negredo es alargada. Kanouté lo intentó de mil suertes y Manu se dejó el alama para perforar a Valdés. No pudieron. No supieron. El Barça ya no estaba tan fino como antes, aunque se mostraba igual de seguro. Pasó del toque a la contra con igual mordiente y veneno. Es el arte de alternar sus planes para asestar golpes.

El resultado debió fluctuar hasta dispararse. Y no, se quedó como estaba para desesperación de un Pizjuán que no encuentra toda la mejoría post-Marcelino que soñaba. Esta vez el Barça fue mucho adversario para intentarlo, por mucho que sesteara a ratos. Aunque habrá quien, como Del Nido, busque más culpables que Messi para avivar este desplome. El Sevilla mejoró mucho en la segunda parte y aun así no le dio para sorprender a un Barça contundente. Un perseguidor que se reencuentra con sensaciones que escribieron su reciente historia. Aviso a navegantes. Resguárdense o graben. Según convenga.

Entradas populares