Disminuyen las desigualdades y crece la clase media en Brasil
Brasilia, AFP
En los últimos años la reducción de la desigualdad económica y social no ha dejado de disminuir en Brasil, hasta el punto que hoy supera, y multiplica por tres, las previsiones de la ONU, según revela un estudio de la prestigiosa Fundación Getulio Vargas (FGV) titulado De vuelta al país del futuro.
Según la investigación, los Estados brasileños que más han disminuido sus desigualdades tanto económicas como sociales, han sido los del noreste, tradicionalmente pobres. De uno de ellos, Pernambuco, huyó del hambre el pequeño Lula, futuro presidente de la República, para buscar fortuna en la rica Sao Paulo.
En el noreste, el crecimiento económico desde 2003 hasta hoy ha sido de un 42%. En esta región "existe una gran parte de la población dispuesta a dar el salto de la clase D (la más baja) para la clase C”, la nueva clase media salida de la pobreza, afirma Marcelo Neri, el economista de la Fundación Getulio Vargas. En ese mismo periodo el sudeste, más rico, creció solo un 16%.
La reducción ininterrumpida de las desigualdades económicas en Brasil en los últimos años contrasta con la grave crisis que sufren los países europeos.
Lo que mejor refleja la disminución de las desigualdades económicas en Brasil es el sorprendente crecimiento de la clase C, cuyas familias tienen ahora menos de dos hijos (en 1960, la media era de siete), se preocupan más por la educación de sus hijos y por tener un empleo fijo, así como por profesionalizarse.
Desde 2003 hasta hoy más de 40 millones de personas (casi la población de España) salieron de la clase E (estado de pobreza) a la nueva clase C. Y esa nueva clase C, dado que no se vislumbran señales de que el ritmo de bajada de las desigualdades pueda detenerse por el momento, supondrá 118 millones de ciudadanos ya en 2014. Es una clase que comienza a ser indispensable en todas las grandes decisiones del país, como es el caso de las elecciones.
Es una clase media, que aunque es todavía baja, posee ya una capacidad de adquisición de bienes de consumo superior a las de las clases altas y medio altas A y B. Se calcula que esa clase C emergente representa ya el 40% del PIB nacional.
Según Neri, el experto de la FGV, interrogado por este diario, a pesar de todas esas buenas noticias, no se puede olvidar que Brasil “es aún uno de los países con mayores desigualdades del mundo”. Al mismo tiempo, mientras la tendencia de desigualdad en el mundo está llamada a explotar, como en China, “Brasil está demostrando que está bien en medio de las tormentas y que los brasileños ya han aprendido a arreglárselas en épocas de crisis”, afirma Neri.
En los últimos años la reducción de la desigualdad económica y social no ha dejado de disminuir en Brasil, hasta el punto que hoy supera, y multiplica por tres, las previsiones de la ONU, según revela un estudio de la prestigiosa Fundación Getulio Vargas (FGV) titulado De vuelta al país del futuro.
Según la investigación, los Estados brasileños que más han disminuido sus desigualdades tanto económicas como sociales, han sido los del noreste, tradicionalmente pobres. De uno de ellos, Pernambuco, huyó del hambre el pequeño Lula, futuro presidente de la República, para buscar fortuna en la rica Sao Paulo.
En el noreste, el crecimiento económico desde 2003 hasta hoy ha sido de un 42%. En esta región "existe una gran parte de la población dispuesta a dar el salto de la clase D (la más baja) para la clase C”, la nueva clase media salida de la pobreza, afirma Marcelo Neri, el economista de la Fundación Getulio Vargas. En ese mismo periodo el sudeste, más rico, creció solo un 16%.
La reducción ininterrumpida de las desigualdades económicas en Brasil en los últimos años contrasta con la grave crisis que sufren los países europeos.
Lo que mejor refleja la disminución de las desigualdades económicas en Brasil es el sorprendente crecimiento de la clase C, cuyas familias tienen ahora menos de dos hijos (en 1960, la media era de siete), se preocupan más por la educación de sus hijos y por tener un empleo fijo, así como por profesionalizarse.
Desde 2003 hasta hoy más de 40 millones de personas (casi la población de España) salieron de la clase E (estado de pobreza) a la nueva clase C. Y esa nueva clase C, dado que no se vislumbran señales de que el ritmo de bajada de las desigualdades pueda detenerse por el momento, supondrá 118 millones de ciudadanos ya en 2014. Es una clase que comienza a ser indispensable en todas las grandes decisiones del país, como es el caso de las elecciones.
Es una clase media, que aunque es todavía baja, posee ya una capacidad de adquisición de bienes de consumo superior a las de las clases altas y medio altas A y B. Se calcula que esa clase C emergente representa ya el 40% del PIB nacional.
Según Neri, el experto de la FGV, interrogado por este diario, a pesar de todas esas buenas noticias, no se puede olvidar que Brasil “es aún uno de los países con mayores desigualdades del mundo”. Al mismo tiempo, mientras la tendencia de desigualdad en el mundo está llamada a explotar, como en China, “Brasil está demostrando que está bien en medio de las tormentas y que los brasileños ya han aprendido a arreglárselas en épocas de crisis”, afirma Neri.