Xi expresa voluntad de cooperación y ofrece diálogo sobre los derechos humanos
Washington, EFE
El vicepresidente chino, Xi Jinping, expresó hoy su voluntad de "expandir la cooperación" con EE.UU. y ofreció un diálogo "franco y constructivo" en materia de derechos humanos, en el primer día de su visita oficial a este país.
Xi, del que se da por seguro que se convertirá en el sucesor de Hu Jintao al frente de su país a lo largo de los próximos doce meses, se reunió hoy en la Casa Blanca con el presidente Barack Obama y con su homólogo estadounidense, Joe Biden, para abordar los distintos aspectos de una relación bilateral tan compleja como importante.
Washington, que considera la región de Asia Pacífico su principal prioridad exterior, ha dado especial prioridad a los lazos con China, que no obstante son objeto de fricciones en áreas como la cotización del yuan, el equilibrio militar en el área o los derechos humanos.
En este sentido, Xi, cuya posición con respecto a EE.UU. es aún un enigma, pareció dar señales de apertura al asegurar, en un almuerzo en el Departamento de Estado junto a Biden y la secretaria Hillary Clinton, que su país está dispuesto a desarrollar un diálogo "sincero y constructivo" con EE.UU. y otros países en materia de derechos humanos.
El vicepresidente chino defendió el historial de su país de respeto a las libertades pero afirmó que "siempre hay espacio para la mejora en lo que respecta a los derechos humanos".
Según Xi, "estamos dispuestos a desarrollar un diálogo cándido y constructivo e intercambios sobre derechos humanos con EE.UU. y otros países sobre la base del respeto mutuo y la igualdad, con el objetivo de mejorar el entendimiento, reducir las diferencias, aprender mutuamente y lograr el progreso común".
Previamente, en sus reuniones en la Casa Blanca el mandatario de la República Popular había asegurado que durante su visita esperaba "establecer consenso, expandir la cooperación y profundizar la amistad".
Por su parte, antes de comenzar su encuentro en el Despacho Oval, Obama había aludido a las diferencias en las relaciones comerciales.
Estados Unidos quiere colaborar con ese país para "asegurarnos de que todos observamos las mismas reglas de juego en lo que concierne al sistema económico mundial", explicó el presidente.
"Eso quiere decir que exista un flujo comercial equilibrado no sólo entre EE.UU. y China, sino en el mundo entero", agregó.
Washington considera que el yuan cotiza de manera artificialmente baja, lo que beneficia a las exportaciones chinas en detrimento de las estadounidenses. Estas denuncias se han convertido en un argumento electoral de cara a los comicios presidenciales del próximo 6 de noviembre.
El Gobierno estadounidense también reclama a China que haga más para combatir la piratería, y Obama anunció el mes pasado la creación de una unidad que tendrá como misión principal precisamente combatir las falsificaciones procedentes de ese país.
Acerca de "cuestiones cruciales como los derechos humanos", Obama declaró que EE.UU. "continuará insistiendo en lo que nosotros pensamos que es importante, que se reconozcan las aspiraciones y los derechos de todos".
Durante su reunión, Obama y Xi abordaron, además de la economía, el equilibrio militar en la región de Asia Pacífico, y cuestiones multilaterales como la situación en Siria -Pekín votó en contra de un proyecto de resolución del Consejo de Seguridad de la ONU de condena al régimen de Bachar al Asad-, Corea del Norte o Irán.
En el terreno militar, ambos países han sufrido roces en los últimos tiempos. Pekín ha visto con escasa simpatía anuncios como el de la rotación de militares estadounidenses en la base australiana de Darwin.
Las dos naciones difieren también acerca del mar de China Meridional, que Washington considera un interés estratégico vital debido a la importancia de sus rutas comerciales y donde seis países, entre ellos China, mantienen disputas territoriales.
La agenda de Xi en Washington, que incluye una cena que Biden ofrecerá esta noche en su honor en su residencia oficial, se completará con una visita al Pentágono y una reunión con empresarios estadounidenses, antes de continuar viaje a Iowa -un estado que ya visitó como funcionario provincial en 1985- y California.
La visita del vicepresidente chino ha generado diversas protestas de las organizaciones pro derechos humanos. Hoy frente a la Casa Blanca se celebraban diversas manifestaciones para reclamar la libertad de Tíbet y en defensa del grupo religioso Falun Gong, entre otras causas.
El vicepresidente chino, Xi Jinping, expresó hoy su voluntad de "expandir la cooperación" con EE.UU. y ofreció un diálogo "franco y constructivo" en materia de derechos humanos, en el primer día de su visita oficial a este país.
Xi, del que se da por seguro que se convertirá en el sucesor de Hu Jintao al frente de su país a lo largo de los próximos doce meses, se reunió hoy en la Casa Blanca con el presidente Barack Obama y con su homólogo estadounidense, Joe Biden, para abordar los distintos aspectos de una relación bilateral tan compleja como importante.
Washington, que considera la región de Asia Pacífico su principal prioridad exterior, ha dado especial prioridad a los lazos con China, que no obstante son objeto de fricciones en áreas como la cotización del yuan, el equilibrio militar en el área o los derechos humanos.
En este sentido, Xi, cuya posición con respecto a EE.UU. es aún un enigma, pareció dar señales de apertura al asegurar, en un almuerzo en el Departamento de Estado junto a Biden y la secretaria Hillary Clinton, que su país está dispuesto a desarrollar un diálogo "sincero y constructivo" con EE.UU. y otros países en materia de derechos humanos.
El vicepresidente chino defendió el historial de su país de respeto a las libertades pero afirmó que "siempre hay espacio para la mejora en lo que respecta a los derechos humanos".
Según Xi, "estamos dispuestos a desarrollar un diálogo cándido y constructivo e intercambios sobre derechos humanos con EE.UU. y otros países sobre la base del respeto mutuo y la igualdad, con el objetivo de mejorar el entendimiento, reducir las diferencias, aprender mutuamente y lograr el progreso común".
Previamente, en sus reuniones en la Casa Blanca el mandatario de la República Popular había asegurado que durante su visita esperaba "establecer consenso, expandir la cooperación y profundizar la amistad".
Por su parte, antes de comenzar su encuentro en el Despacho Oval, Obama había aludido a las diferencias en las relaciones comerciales.
Estados Unidos quiere colaborar con ese país para "asegurarnos de que todos observamos las mismas reglas de juego en lo que concierne al sistema económico mundial", explicó el presidente.
"Eso quiere decir que exista un flujo comercial equilibrado no sólo entre EE.UU. y China, sino en el mundo entero", agregó.
Washington considera que el yuan cotiza de manera artificialmente baja, lo que beneficia a las exportaciones chinas en detrimento de las estadounidenses. Estas denuncias se han convertido en un argumento electoral de cara a los comicios presidenciales del próximo 6 de noviembre.
El Gobierno estadounidense también reclama a China que haga más para combatir la piratería, y Obama anunció el mes pasado la creación de una unidad que tendrá como misión principal precisamente combatir las falsificaciones procedentes de ese país.
Acerca de "cuestiones cruciales como los derechos humanos", Obama declaró que EE.UU. "continuará insistiendo en lo que nosotros pensamos que es importante, que se reconozcan las aspiraciones y los derechos de todos".
Durante su reunión, Obama y Xi abordaron, además de la economía, el equilibrio militar en la región de Asia Pacífico, y cuestiones multilaterales como la situación en Siria -Pekín votó en contra de un proyecto de resolución del Consejo de Seguridad de la ONU de condena al régimen de Bachar al Asad-, Corea del Norte o Irán.
En el terreno militar, ambos países han sufrido roces en los últimos tiempos. Pekín ha visto con escasa simpatía anuncios como el de la rotación de militares estadounidenses en la base australiana de Darwin.
Las dos naciones difieren también acerca del mar de China Meridional, que Washington considera un interés estratégico vital debido a la importancia de sus rutas comerciales y donde seis países, entre ellos China, mantienen disputas territoriales.
La agenda de Xi en Washington, que incluye una cena que Biden ofrecerá esta noche en su honor en su residencia oficial, se completará con una visita al Pentágono y una reunión con empresarios estadounidenses, antes de continuar viaje a Iowa -un estado que ya visitó como funcionario provincial en 1985- y California.
La visita del vicepresidente chino ha generado diversas protestas de las organizaciones pro derechos humanos. Hoy frente a la Casa Blanca se celebraban diversas manifestaciones para reclamar la libertad de Tíbet y en defensa del grupo religioso Falun Gong, entre otras causas.