Tensión en Brasil: militares cierran el cerco a los policías en huelga
Sao Paulo, Clarín
Tras cortarse las negociaciones entre los huelguistas y el gobierno de Bahía, se endurecieron las condiciones para los más de 300 efectivos atrincherados en la sede de la Asamblea Legislativa de Salvador. Se elevó a más de 120 el número de homicidios ocurridos desde que comenzó la protesta.
El cerco militar a los policías que están en huelga en Salvador, la capital bahiana, volvió a cerrarse hoy herméticamente. Atrincherados en el edificio de la Asamblea Legislativa de ese estado del nordeste brasileño, más de 300 agentes rebeldes dejaron de recibir esta mañana agua y alimentos.
El sitio se endureció al quedar interrumpidas las negociaciones entre los huelguistas y el gobierno de Bahía. De acuerdo con los últimos informes, la falta de custodia en las grandes ciudades de ese estado elevó a más de 120 el número de homicidios, lo que representa un promedio de 15 víctimas por día.
De acuerdo con las estadísticas oficiales, el número de muertes violentas creció 134% los últimos siete días, comparado con los casos registrados la semana previa a la huelga.
El asedio militar contra los policías va en aumento. Se añadieron más tropas a las que ya rodeaban la sede del Parlamento provincial. Las calles del entorno de ese predio fueron cerradas y están bajo control de agentes de la Fuerza Nacional, organismo que depende de la Presidencia de Brasil.
Ayer, las conversaciones entre representantes del gobernador Jacques Wagner y la cúpula del movimiento rebelde se interrumpieron abruptamente. Fue luego de que el mandatario no concediera el reclamo de amnistía para todos los policías que participaron del paro.
“Aquellos que cometieron delitos contra la propiedad y las personas irán presos”, advirtió Wagner. A los jefes de la Policía Militar, el gobernador –militante del oficialista Partido de los Trabajadores–, les exigió: “Reúnan a la tropa para que inmediatamente regresen al trabajo”. Sostuvo que su gobierno hizo una propuesta “significativa” en lo salarial para desatar el nudo del conflicto.
La decisión de no perdonar a los cabecillas provocó la reacción de los huelguistas, especialmente luego de que uno de sus dirigentes fuera detenido ayer por la Policía Federal. Se trata del sargento Elias Alves de Santana, que preside la Asociación de Profesionales de la Policía y Bomberos militares del estado de Bahía.
Actitudes adoptadas por el comando del movimiento, como el de montar un “escudo humano” con sus propios hijos que estaban en el interior del Parlamento produjo una reacción muy negativa en la población. La Justicia ordenó la inmediata evacuación de los chicos. La ministra de Derechos Humanos del gabinete nacional, Maria do Rosario, criticó duramente lo sucedido. “Reprobamos la utilización de niños como escudo humano”, dijo y arremetió contra la protesta: “No consideramos que la huelga se trate de un movimiento social. Es una actitud violenta contra la población”.
Cuando las negociaciones se interrumpieron, desde dentro de ese predio se escuchó cantar a los atrincherados: “El carnaval se terminó, se terminó…”. Hacían como es obvio referencia a la cancelación de la celebración en Salvador, que todavía sigue en pie. El comandante general de la Policía Militar, Alfredo Castro, (quien no participa del movimiento) sostuvo que “no hay posibilidad de que la huelga alborote la fiesta popular.
Ayer hubo informes de nuevos saqueos, esta vez a residencias privadas en cuatro barrios de Feria de Santana, una localidad ubicada a 109 kilómetros de Salvador. Los vecinos relataron escenas de terror: hombres encapuchados que se desplazaban en moto asaltaron las viviendas para llevarse electrodomésticos, aparatos de TV, dinero y joyas. En algunos casos, llegaron a robar los automóviles. Esta localidad es la segunda en importancia del estado bahiano. Esto obligó al comercio a cerrar las puertas y a los habitantes a no salir de sus casas.
En Salvador, bares y restaurantes registran reducciones en la clientela. Según dijeron en algunos establecimientos, “el movimiento cayó entre 50 y 60% debido a la huelga policial”. Por la noche, las tropas del Ejército garantizan la seguridad. Pero la gente no confía: “A medida que oscurece uno va sintiendo más miedo”, confesó un parroquiano. Entre tanto, anoche se estrechaba el cerco militar sobre la Asamblea Legislativa. Las tropas formaron una tercera barrera de aislamiento de los policías atrincherados.
Tras cortarse las negociaciones entre los huelguistas y el gobierno de Bahía, se endurecieron las condiciones para los más de 300 efectivos atrincherados en la sede de la Asamblea Legislativa de Salvador. Se elevó a más de 120 el número de homicidios ocurridos desde que comenzó la protesta.
El cerco militar a los policías que están en huelga en Salvador, la capital bahiana, volvió a cerrarse hoy herméticamente. Atrincherados en el edificio de la Asamblea Legislativa de ese estado del nordeste brasileño, más de 300 agentes rebeldes dejaron de recibir esta mañana agua y alimentos.
El sitio se endureció al quedar interrumpidas las negociaciones entre los huelguistas y el gobierno de Bahía. De acuerdo con los últimos informes, la falta de custodia en las grandes ciudades de ese estado elevó a más de 120 el número de homicidios, lo que representa un promedio de 15 víctimas por día.
De acuerdo con las estadísticas oficiales, el número de muertes violentas creció 134% los últimos siete días, comparado con los casos registrados la semana previa a la huelga.
El asedio militar contra los policías va en aumento. Se añadieron más tropas a las que ya rodeaban la sede del Parlamento provincial. Las calles del entorno de ese predio fueron cerradas y están bajo control de agentes de la Fuerza Nacional, organismo que depende de la Presidencia de Brasil.
Ayer, las conversaciones entre representantes del gobernador Jacques Wagner y la cúpula del movimiento rebelde se interrumpieron abruptamente. Fue luego de que el mandatario no concediera el reclamo de amnistía para todos los policías que participaron del paro.
“Aquellos que cometieron delitos contra la propiedad y las personas irán presos”, advirtió Wagner. A los jefes de la Policía Militar, el gobernador –militante del oficialista Partido de los Trabajadores–, les exigió: “Reúnan a la tropa para que inmediatamente regresen al trabajo”. Sostuvo que su gobierno hizo una propuesta “significativa” en lo salarial para desatar el nudo del conflicto.
La decisión de no perdonar a los cabecillas provocó la reacción de los huelguistas, especialmente luego de que uno de sus dirigentes fuera detenido ayer por la Policía Federal. Se trata del sargento Elias Alves de Santana, que preside la Asociación de Profesionales de la Policía y Bomberos militares del estado de Bahía.
Actitudes adoptadas por el comando del movimiento, como el de montar un “escudo humano” con sus propios hijos que estaban en el interior del Parlamento produjo una reacción muy negativa en la población. La Justicia ordenó la inmediata evacuación de los chicos. La ministra de Derechos Humanos del gabinete nacional, Maria do Rosario, criticó duramente lo sucedido. “Reprobamos la utilización de niños como escudo humano”, dijo y arremetió contra la protesta: “No consideramos que la huelga se trate de un movimiento social. Es una actitud violenta contra la población”.
Cuando las negociaciones se interrumpieron, desde dentro de ese predio se escuchó cantar a los atrincherados: “El carnaval se terminó, se terminó…”. Hacían como es obvio referencia a la cancelación de la celebración en Salvador, que todavía sigue en pie. El comandante general de la Policía Militar, Alfredo Castro, (quien no participa del movimiento) sostuvo que “no hay posibilidad de que la huelga alborote la fiesta popular.
Ayer hubo informes de nuevos saqueos, esta vez a residencias privadas en cuatro barrios de Feria de Santana, una localidad ubicada a 109 kilómetros de Salvador. Los vecinos relataron escenas de terror: hombres encapuchados que se desplazaban en moto asaltaron las viviendas para llevarse electrodomésticos, aparatos de TV, dinero y joyas. En algunos casos, llegaron a robar los automóviles. Esta localidad es la segunda en importancia del estado bahiano. Esto obligó al comercio a cerrar las puertas y a los habitantes a no salir de sus casas.
En Salvador, bares y restaurantes registran reducciones en la clientela. Según dijeron en algunos establecimientos, “el movimiento cayó entre 50 y 60% debido a la huelga policial”. Por la noche, las tropas del Ejército garantizan la seguridad. Pero la gente no confía: “A medida que oscurece uno va sintiendo más miedo”, confesó un parroquiano. Entre tanto, anoche se estrechaba el cerco militar sobre la Asamblea Legislativa. Las tropas formaron una tercera barrera de aislamiento de los policías atrincherados.