Santos cae disparando
Harold Olmos
En la algarabía de la designación de un nuevo gabinete ministerial, el conflicto Chuquisaca-Tarija, y otros de nuestro menú cotidiano, se perdió el eco que pudieron haber causado las declaraciones de Santos Ramírez, el ex presidente de YPFB, ahora sentenciado a 12 años y preso en San Pedro. La planta que estuvo en el centro de un escándalo dramatizado con el asesinato del empresario tarijeño Jorge O’Connor D’Arlach, el robo de 450.000 dólares y el encarcelamiento de Ramírez es parte de una trama en un país donde la corrupción, la pobreza y la codicia se funden, igual que en otras geografías, para formar un enredo que suele acabar con autoridades y a veces con gobiernos.
La planta separadora de líquidos extraídos del gas natural iba a ser construida por Catler Uniservice con un costo de 86,3 millones de dólares. Santos Ramírez le dijo a Erbol que la planta que ahora quiere construir YPFB costaría 159 millones de dólares. Son muchos millones de dólares (72,7 millones) de diferencia entre el contrato Ramírez y el de la actual administración estatal.
Al margen de los presuntos daños que habría ocasionado el contrato Ramírez, asombra la danza millonaria de cifras en un país de tantas necesidades. En esa diferencia cabrían varios años de bonos Juancito Pinto. Es legítimo preguntarse si este crecimiento o autenticidad del valor de la planta es investigado.
“Yo varias veces he dicho, ese sí es un acto de corrupción, pero legalizado y permitido por la actual presidencia de YPFB”, denunció Ramírez.
La planta a ser construida debe extraer carburantes que ahora van a las procesadoras de nuestros compradores. Antes se iban gratuitamente. Ahora hay algunas compensaciones, principalmente por gas licuado y gasolina.
La que será construida en Itaú por Exterran Holdings, de Houston, –licitada y asignada por Petrobras, que opera campos de YPFB- procesará 5,66 millones de metros cúbicos diarios, poco más de un quinto de la cantidad convenida con Brasil. Las autoridades no han informado sobre el costo de esta planta.
Ahora que se debate la construcción de la planta de YPFB en una zona indígena y hay una disputa por la licencia previa con los guaraníes de la Capitanía Takovo Mora, es prudente discutir los costos. ¿Es el nuevo valor el que asegura Santos Ramírez? Curiosamente, las dos plantas, que deberán funcionar el próximo año -la que construirá Exterran, y la de YPFB-, procesarán la misma cantidad de gas: 5,66 millones de metros cúbicos diarios. No menos curioso es el que se desconozca oficialmente cuánto costará la planta de Itaú, pues el anuncio que trajo la noticia de la adjudicación a Exterran no incluyó el valor del complejo.
En las declaraciones a Erbol, Ramírez dijo que había sido acusado por el actual Ministro de la Presidencia con un papel en blanco. No he leído ningún desmentido ni aclaraciones sobre esta afirmación. “En esos días, el señor Juan Ramón Quintana me tiró con un papel en Palacio y me dijo que el contrato que he firmado es con una empresa fantasma y que no tiene garantías. Me dijo que el dinero que has pagado fue desviado. En ese momento creo que nació la gran duda, y hoy puedo decir de frente y de cara al señor Quintana que (lo que afirmaba al acusarlo) es total y absolutamente falso”, dijo, según Erbol.
Hay un sentenciado, un asesinato, un robo, dos procesadoras, decenas de millones de dólares y la trama continúa bajo una niebla de dudas. ¿Quién será el Sherlock Holmes que derrame luz en estas tinieblas?
http//haroldolmos.wordpress.com
En la algarabía de la designación de un nuevo gabinete ministerial, el conflicto Chuquisaca-Tarija, y otros de nuestro menú cotidiano, se perdió el eco que pudieron haber causado las declaraciones de Santos Ramírez, el ex presidente de YPFB, ahora sentenciado a 12 años y preso en San Pedro. La planta que estuvo en el centro de un escándalo dramatizado con el asesinato del empresario tarijeño Jorge O’Connor D’Arlach, el robo de 450.000 dólares y el encarcelamiento de Ramírez es parte de una trama en un país donde la corrupción, la pobreza y la codicia se funden, igual que en otras geografías, para formar un enredo que suele acabar con autoridades y a veces con gobiernos.
La planta separadora de líquidos extraídos del gas natural iba a ser construida por Catler Uniservice con un costo de 86,3 millones de dólares. Santos Ramírez le dijo a Erbol que la planta que ahora quiere construir YPFB costaría 159 millones de dólares. Son muchos millones de dólares (72,7 millones) de diferencia entre el contrato Ramírez y el de la actual administración estatal.
Al margen de los presuntos daños que habría ocasionado el contrato Ramírez, asombra la danza millonaria de cifras en un país de tantas necesidades. En esa diferencia cabrían varios años de bonos Juancito Pinto. Es legítimo preguntarse si este crecimiento o autenticidad del valor de la planta es investigado.
“Yo varias veces he dicho, ese sí es un acto de corrupción, pero legalizado y permitido por la actual presidencia de YPFB”, denunció Ramírez.
La planta a ser construida debe extraer carburantes que ahora van a las procesadoras de nuestros compradores. Antes se iban gratuitamente. Ahora hay algunas compensaciones, principalmente por gas licuado y gasolina.
La que será construida en Itaú por Exterran Holdings, de Houston, –licitada y asignada por Petrobras, que opera campos de YPFB- procesará 5,66 millones de metros cúbicos diarios, poco más de un quinto de la cantidad convenida con Brasil. Las autoridades no han informado sobre el costo de esta planta.
Ahora que se debate la construcción de la planta de YPFB en una zona indígena y hay una disputa por la licencia previa con los guaraníes de la Capitanía Takovo Mora, es prudente discutir los costos. ¿Es el nuevo valor el que asegura Santos Ramírez? Curiosamente, las dos plantas, que deberán funcionar el próximo año -la que construirá Exterran, y la de YPFB-, procesarán la misma cantidad de gas: 5,66 millones de metros cúbicos diarios. No menos curioso es el que se desconozca oficialmente cuánto costará la planta de Itaú, pues el anuncio que trajo la noticia de la adjudicación a Exterran no incluyó el valor del complejo.
En las declaraciones a Erbol, Ramírez dijo que había sido acusado por el actual Ministro de la Presidencia con un papel en blanco. No he leído ningún desmentido ni aclaraciones sobre esta afirmación. “En esos días, el señor Juan Ramón Quintana me tiró con un papel en Palacio y me dijo que el contrato que he firmado es con una empresa fantasma y que no tiene garantías. Me dijo que el dinero que has pagado fue desviado. En ese momento creo que nació la gran duda, y hoy puedo decir de frente y de cara al señor Quintana que (lo que afirmaba al acusarlo) es total y absolutamente falso”, dijo, según Erbol.
Hay un sentenciado, un asesinato, un robo, dos procesadoras, decenas de millones de dólares y la trama continúa bajo una niebla de dudas. ¿Quién será el Sherlock Holmes que derrame luz en estas tinieblas?
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