Para gustos, los colores
Esther Porta, El País
El pobre Dani Martín, de El Canto del Loco, anda todo agobiado porque la madre de su amigo José le está volviendo loco. Y se explica: “Que culpa tengo yo si esa puerta no la he abierto, que ha sido su madre que quería que entrara dentro”. Sin embargo a José María Granados, de Mamá, lo que le ponían eran las chicas de uniforme.
Y no son los únicos ni la atracción por alguien mucho mayor o menor entiende de sexos. Les pasa a ellos y a ellas. A mí, personalmente, siempre me han atraído parejas más mayores que yo. Mi pareja actual, por poner un ejemplo, me lleva diez años. Como no me he psicoanalizado no sé si puede responder a que busco una figura paterna (aunque tengo una relación estupenda con mi padre) o no o es, simplemente, una cuestión de gustos. ¿Los yogurines? Pufff, me dan como pereza. Reconozco su atractivo (si lo tienen), pero lo de pasar a mayores... Será que, valga la redundancia, la que se hace mayor soy yo y me inspiran más ternura que deseo...
Swinging
Lo anterior, desde luego, no es algo raro. En realidad, yo hoy quería hablar sobre aquellas prácticas sexuales que se salen un poquito del convencional polvo del sábado sabadete, en el lecho matrimonial y con el cónyuge. Por ejemplo, visitar una sauna con intenciones más aviesas que liberar líquidos tras el deporte o un laberinto y no precisamente el del fauno ni el de la Alicia de Carroll. Lástima que estas cosas aún sean poco comunes entre el público heterosexual. Pero, la verdad es que una sauna, los cuerpos sudados, la desnudez... pueden provocar situaciones muy morbosas...
No es ningún secreto que una de las fantasías más recurrentes de los hombres es la de participar en un trío (de ahí la foto de cabecera, detalle del libro Triosex). Por supuesto, con dos mujeres en el caso de los varones hetero. Según un informe de Sexole.com hasta un 90% se lo montaría así. Las mujeres no nos quedamos muy atrás: a un 60% le atrae la idea. Eso sí, de la misma manera que nos pone imaginar dos bocas, cuatro manos, dos penes para nosotras solitas, un 17% de chicas incluirían una mujer y un hombre en el menage a trois. Debe ser por aquello de tener con quien charlar en el post coito…
Orgia1
Y si con tres no basta… también cabe la opción de participar en una orgía. Eso sí, aquí se requiere organización, no sea que nos pase como al del chiste, que para una teta que tocó, le dieron por culo cuatro veces. Según el citado informe, sorprende que sólo un 2,5% de hombres se animaría –será por aquello de que los muy machos no gustan de ver penes sueltos cerca-, y en el caso de las chicas el porcentaje se eleva a casi el 5%. A mi las multitudes me agobian ya sea en el Metro o en unos grandes almacenes. No se cómo me conduciría en una de estas. Será cuestión de probarlo...
Cuando las ganas aprietan… pues eso, que se producen los “aquí te pillo, aquí te mato” y da igual estar en un parque, que en la playa, que en un garito, que en un ascensor, que en una misma habitación o en un probador (Isidoro, haz algo, los de tus grandes almacenes se prestan mogollón a estos menesteres). Hay veces que es por necesidad, pero la mayoría reconoce que tiene su morbo. La posibilidad de que te pillen, el tenerse que dar prisa, el no desvestirse del todo... la verdad es que suena muy muy morboso...
No es una práctica muy extendida, pero el intercambio de parejas o swinging también tiene su público. Claro, tanto salir a cenar con los López, que al final pasa lo que pasa… De todos modos, será por el sentido de posesión o porque ver a tu churri pasándolo bien con otra persona puede ser un trago o directamente porque bastante complicada es a veces la vida en pareja como para hacer experimentos… el caso es que la gente se muestra reacia a pasar a mayores después de las copas con los López. Lo que si da mucho morbo es montártelo con tu pareja mientras otra pareja está follando a menos de un metro. Mirarlos a ellos te excita, que te miren, más. Y si luego se quiere hacer el relevo...
Antes hablaba del “aquí te pillo, aquí te mato”. Pues bien, puede tener coletilla con “y si te he visto no me acuerdo”. Vamos, que lo de esperar a la quinta cita para mantener relaciones sexuales no se lleva. De hecho, según Sexole.com un 82% de hombres y un 64% de mujeres no le hace ningún asco a este tipo de encuentros. Pero, el nombre al menos hay que sabérselo, que luego hay que tirar todo el rato del cari, cielo, mi vida… que suenan muy falsos aunque mejor que el oye, tú, comotellames… Yo creo que este tipo de actitud va por épocas. Hay veces que lo que te apetece es el sexo sin compromisos y ataduras como comentaba el otro día una compañera de blog. Y, sin embargo, hay otras, que estás predispuesta a enamorarte, que lo que te pide el cuerpo es sexo+peli debajo de la manta+mimo+"cuelga tu"...
El pobre Dani Martín, de El Canto del Loco, anda todo agobiado porque la madre de su amigo José le está volviendo loco. Y se explica: “Que culpa tengo yo si esa puerta no la he abierto, que ha sido su madre que quería que entrara dentro”. Sin embargo a José María Granados, de Mamá, lo que le ponían eran las chicas de uniforme.
Y no son los únicos ni la atracción por alguien mucho mayor o menor entiende de sexos. Les pasa a ellos y a ellas. A mí, personalmente, siempre me han atraído parejas más mayores que yo. Mi pareja actual, por poner un ejemplo, me lleva diez años. Como no me he psicoanalizado no sé si puede responder a que busco una figura paterna (aunque tengo una relación estupenda con mi padre) o no o es, simplemente, una cuestión de gustos. ¿Los yogurines? Pufff, me dan como pereza. Reconozco su atractivo (si lo tienen), pero lo de pasar a mayores... Será que, valga la redundancia, la que se hace mayor soy yo y me inspiran más ternura que deseo...
Swinging
Lo anterior, desde luego, no es algo raro. En realidad, yo hoy quería hablar sobre aquellas prácticas sexuales que se salen un poquito del convencional polvo del sábado sabadete, en el lecho matrimonial y con el cónyuge. Por ejemplo, visitar una sauna con intenciones más aviesas que liberar líquidos tras el deporte o un laberinto y no precisamente el del fauno ni el de la Alicia de Carroll. Lástima que estas cosas aún sean poco comunes entre el público heterosexual. Pero, la verdad es que una sauna, los cuerpos sudados, la desnudez... pueden provocar situaciones muy morbosas...
No es ningún secreto que una de las fantasías más recurrentes de los hombres es la de participar en un trío (de ahí la foto de cabecera, detalle del libro Triosex). Por supuesto, con dos mujeres en el caso de los varones hetero. Según un informe de Sexole.com hasta un 90% se lo montaría así. Las mujeres no nos quedamos muy atrás: a un 60% le atrae la idea. Eso sí, de la misma manera que nos pone imaginar dos bocas, cuatro manos, dos penes para nosotras solitas, un 17% de chicas incluirían una mujer y un hombre en el menage a trois. Debe ser por aquello de tener con quien charlar en el post coito…
Orgia1
Y si con tres no basta… también cabe la opción de participar en una orgía. Eso sí, aquí se requiere organización, no sea que nos pase como al del chiste, que para una teta que tocó, le dieron por culo cuatro veces. Según el citado informe, sorprende que sólo un 2,5% de hombres se animaría –será por aquello de que los muy machos no gustan de ver penes sueltos cerca-, y en el caso de las chicas el porcentaje se eleva a casi el 5%. A mi las multitudes me agobian ya sea en el Metro o en unos grandes almacenes. No se cómo me conduciría en una de estas. Será cuestión de probarlo...
Cuando las ganas aprietan… pues eso, que se producen los “aquí te pillo, aquí te mato” y da igual estar en un parque, que en la playa, que en un garito, que en un ascensor, que en una misma habitación o en un probador (Isidoro, haz algo, los de tus grandes almacenes se prestan mogollón a estos menesteres). Hay veces que es por necesidad, pero la mayoría reconoce que tiene su morbo. La posibilidad de que te pillen, el tenerse que dar prisa, el no desvestirse del todo... la verdad es que suena muy muy morboso...
No es una práctica muy extendida, pero el intercambio de parejas o swinging también tiene su público. Claro, tanto salir a cenar con los López, que al final pasa lo que pasa… De todos modos, será por el sentido de posesión o porque ver a tu churri pasándolo bien con otra persona puede ser un trago o directamente porque bastante complicada es a veces la vida en pareja como para hacer experimentos… el caso es que la gente se muestra reacia a pasar a mayores después de las copas con los López. Lo que si da mucho morbo es montártelo con tu pareja mientras otra pareja está follando a menos de un metro. Mirarlos a ellos te excita, que te miren, más. Y si luego se quiere hacer el relevo...
Antes hablaba del “aquí te pillo, aquí te mato”. Pues bien, puede tener coletilla con “y si te he visto no me acuerdo”. Vamos, que lo de esperar a la quinta cita para mantener relaciones sexuales no se lleva. De hecho, según Sexole.com un 82% de hombres y un 64% de mujeres no le hace ningún asco a este tipo de encuentros. Pero, el nombre al menos hay que sabérselo, que luego hay que tirar todo el rato del cari, cielo, mi vida… que suenan muy falsos aunque mejor que el oye, tú, comotellames… Yo creo que este tipo de actitud va por épocas. Hay veces que lo que te apetece es el sexo sin compromisos y ataduras como comentaba el otro día una compañera de blog. Y, sin embargo, hay otras, que estás predispuesta a enamorarte, que lo que te pide el cuerpo es sexo+peli debajo de la manta+mimo+"cuelga tu"...