Morales anuncia construcción de Casa Grande del Pueblo, alternativa al Palacio Quemado
La Paz, ABI
El presidente Evo Morales, anunció el martes su decisión de construir la Casa Grande del Pueblo, alternativa al Palacio Quemado, desde donde se gobiernan ininterrumpidamente los destinos de Bolivia desde principios del siglo XX y de manera itinerante, desde 1825, cuando se fundó el país andino amazónico.
"Vamos a construir un palacio para el Estado Plurinacional y esto gracias a las gestiones de ministros de la Presidencia que compramos este terreno" contiguo a la actual casona de gobierno, en la Plaza de Armas de La Paz, dijo.
Morales convocó a los arquitectos bolivianos a presentar, en el plazo de 3 meses hasta mediados de mayo, sus diseños.
La Casa Grande del Pueblo, que será construida en un terreno que la administración boliviana adquirió a cambio de medio millón de dólares sobre la calle Ayacucho, que desemboca en la histórica Plaza Murillo -a uno de cuyos costados se alza el Palacio Quemado-- deberá albergar al menos las dependencias de 2 ministerios que actualmente alquilan oficinas a privados en La Paz.
"Hoy día estamos convocando a los arquitectos de toda Bolivia, quienes pueden diseñar la construcción de la Casa Grande del Pueblo, el nuevo palacio del Estado Plurinacional", afirmó el mandatario durante una conferencia de prensa.
El gobernante explicó que su decisión de construir una sede nueva para el gobierno de Bolivia se debe a la imposibilidad de ampliar el Palacio Quemado, emplazado cerca del edificio del Legislativo y justo al lado de decimonónica Catedral Metropolitana de La Paz, sede de la iglesia Católica, mayoritaria en Bolivia.
"Como era muy pequeño (el Palacio Quemado) quería mejorar, ampliar, pero no, dejamos finalmente. Esto quedará como un palacio del Estado colonial", afirmó.
Los conceptos de la proyectada Casa Grande del Pueblo, que debería ser construida en un plazo no mayor a 3 años, tendrían que rescatar "nuestras culturas, saberes ancestrales, conocimientos, valores espirituales y cosmovisión", planteó el jefe de Estado.
Su "diseño arquitectónico y artístico debería", asimismo, "responder a la envergadura de la consolidación del Estado Plurinacional, dentro del proceso de cambio", finalizó.
La nueva casa de gobierno debería comenzar a funcionar lo más probable a partir de 2015.
La casona de 3 plantas desde donde se gobierna Bolivia fue restaurada en 1885, tras una década de trabajos luego de quemada el 21 de mayo de 1875, durante una asonada contra el gobierno del presidente Tomas Frías.
Conocido como el Palacio Quemado, por sábanas embebidas en queroseno lanzadas a sus tejados desde casas vecinas por fieros opositores al anciano Frías, el edificio sirve de sede al Ejecutivo boliviano desde principios del siglo XX, cuando, fruto de la llamada 'guerra federal o querella por la capitalía o la administración de las indemnizaciones de guerra empozadas por Chile y Brasil, el gobierno terminó de ser ejercido desde La Paz, tras 7 décadas de asentado en la ciudad de Sucre (sudeste) donde se fundó Bolivia.
La historia del siglo XIX boliviano afirma empero que el gobierno de Bolivia itineró en las molduras del caballo del presidente de turno.
El Palacio Quemado, escenario de la accidentada e inestable vida política boliviana, los siglos XIX y XX, se alza sobre los cimientos del antiguo Ayuntamiento de La Paz, construido con dineros (10.000 pesos fuertes) del Virreynato de Lima en 1558.
Según el historiador Mariano Baptista Gumucio, la casona se construyó en base de pedrones extraídos de la precolombina ciudadela de Tiawanacu, sede de la civilización más longeva de Sudamérica.
Sobre su alma pesa, por tanto, la 'maldición de los mitayos', que trasladaron a pulso y sangre los pedrones cortados al hielo el siglo VII, a lo largo de los 73 km que distan entre Tiawanacu y La Paz.
Antes de escribir la obra cumbre de la literatura castellana, El Quijote, Miguel Cervantes Saavedra quiso gobernar este ayuntamiento ultramarino de España enclavado en las nieves de los Andes.
Así lo pidió en una carta que dirigió a mediados del siglo XVI al poderoso emperador Carlos V de Alemania y I de España.
El presidente Evo Morales, anunció el martes su decisión de construir la Casa Grande del Pueblo, alternativa al Palacio Quemado, desde donde se gobiernan ininterrumpidamente los destinos de Bolivia desde principios del siglo XX y de manera itinerante, desde 1825, cuando se fundó el país andino amazónico.
"Vamos a construir un palacio para el Estado Plurinacional y esto gracias a las gestiones de ministros de la Presidencia que compramos este terreno" contiguo a la actual casona de gobierno, en la Plaza de Armas de La Paz, dijo.
Morales convocó a los arquitectos bolivianos a presentar, en el plazo de 3 meses hasta mediados de mayo, sus diseños.
La Casa Grande del Pueblo, que será construida en un terreno que la administración boliviana adquirió a cambio de medio millón de dólares sobre la calle Ayacucho, que desemboca en la histórica Plaza Murillo -a uno de cuyos costados se alza el Palacio Quemado-- deberá albergar al menos las dependencias de 2 ministerios que actualmente alquilan oficinas a privados en La Paz.
"Hoy día estamos convocando a los arquitectos de toda Bolivia, quienes pueden diseñar la construcción de la Casa Grande del Pueblo, el nuevo palacio del Estado Plurinacional", afirmó el mandatario durante una conferencia de prensa.
El gobernante explicó que su decisión de construir una sede nueva para el gobierno de Bolivia se debe a la imposibilidad de ampliar el Palacio Quemado, emplazado cerca del edificio del Legislativo y justo al lado de decimonónica Catedral Metropolitana de La Paz, sede de la iglesia Católica, mayoritaria en Bolivia.
"Como era muy pequeño (el Palacio Quemado) quería mejorar, ampliar, pero no, dejamos finalmente. Esto quedará como un palacio del Estado colonial", afirmó.
Los conceptos de la proyectada Casa Grande del Pueblo, que debería ser construida en un plazo no mayor a 3 años, tendrían que rescatar "nuestras culturas, saberes ancestrales, conocimientos, valores espirituales y cosmovisión", planteó el jefe de Estado.
Su "diseño arquitectónico y artístico debería", asimismo, "responder a la envergadura de la consolidación del Estado Plurinacional, dentro del proceso de cambio", finalizó.
La nueva casa de gobierno debería comenzar a funcionar lo más probable a partir de 2015.
La casona de 3 plantas desde donde se gobierna Bolivia fue restaurada en 1885, tras una década de trabajos luego de quemada el 21 de mayo de 1875, durante una asonada contra el gobierno del presidente Tomas Frías.
Conocido como el Palacio Quemado, por sábanas embebidas en queroseno lanzadas a sus tejados desde casas vecinas por fieros opositores al anciano Frías, el edificio sirve de sede al Ejecutivo boliviano desde principios del siglo XX, cuando, fruto de la llamada 'guerra federal o querella por la capitalía o la administración de las indemnizaciones de guerra empozadas por Chile y Brasil, el gobierno terminó de ser ejercido desde La Paz, tras 7 décadas de asentado en la ciudad de Sucre (sudeste) donde se fundó Bolivia.
La historia del siglo XIX boliviano afirma empero que el gobierno de Bolivia itineró en las molduras del caballo del presidente de turno.
El Palacio Quemado, escenario de la accidentada e inestable vida política boliviana, los siglos XIX y XX, se alza sobre los cimientos del antiguo Ayuntamiento de La Paz, construido con dineros (10.000 pesos fuertes) del Virreynato de Lima en 1558.
Según el historiador Mariano Baptista Gumucio, la casona se construyó en base de pedrones extraídos de la precolombina ciudadela de Tiawanacu, sede de la civilización más longeva de Sudamérica.
Sobre su alma pesa, por tanto, la 'maldición de los mitayos', que trasladaron a pulso y sangre los pedrones cortados al hielo el siglo VII, a lo largo de los 73 km que distan entre Tiawanacu y La Paz.
Antes de escribir la obra cumbre de la literatura castellana, El Quijote, Miguel Cervantes Saavedra quiso gobernar este ayuntamiento ultramarino de España enclavado en las nieves de los Andes.
Así lo pidió en una carta que dirigió a mediados del siglo XVI al poderoso emperador Carlos V de Alemania y I de España.