Milan y Nápoli no pudieron sacarse ventaja


Roma, Espn
En un partido de la fecha 22 del Calcio, disputado en el estadio de San Siro, Milan y Nápoli igualaron sin abrir el marcador.

Con este resultado, Milan suma 44 puntos y sigue segundo a una unidad de Juventus, que sin embargo jugó un partido menos. Nápoli, por su parte, ahora tiene 31 y comparte con Palermo la séptima plaza.

El partido no fue lindo: ambos equipos demostraron respètarse mucho y por eso nunca el juego tomó realmente vuelo. Por encima y justo cuando las cosas parecían mejorar, el partido fue condicionado por el pésimo arbitraje de Nicola Rizzoli, un referí que siempre crea polémica cuando dirige al rossonero y que sin embargo sigue siendo designado a menudo en partidos del campeón de Italia.

Por la verdad, desde un comienzo Rizzoli mostró que iba a complicarle la vida al local: amonestó a Van Bommel por una falta común en la mitad de la cancha. Por encima era la primera del holandés, quien estaba apercibido y no podrá jugar el próximo partido de Milan en Udine.

La tónica siguió igual y por eso no debe sorprender que, a pesar de ser local y hacer siempre el gasto del partido, Rizzoli pitara 15 veces contra Milan y apenas 8 contra el visitante, con cuatro amonestados (uno cada cuatro faltas, todo un récord), un expulsado rossoneri (en realidad dos, porque además de Ibrahimovic fue echado el entrenador Allegri) y tres amarillas para la visita (una por protestas).

Como quedó dicho, Milan trató de hacer siempre el gasto del partido, pero con mucho respeto hacia el rival y, de hecho, en los primeros 45 minutos prácticamente no hubo ocasiones de gol claras para ninguno de los dos rivales.

Sin embargo en la segunda etapa, de la mano de una notoria levantada de Seedorf, Milan mejoró mucho y comenzó a llegar con continuidad. La más clara la tuvo Robinho, que quedó mano a mano con De Sanctis luego de una "peinada" de Ibrahimovic pero, increíblemente el brasileño la mandó un metro afuera.

También tuvo una Ibra: Seedorf le puso la pelota al pecho y el sueco, en el borde del área, la bajó de manera fantástica, se libró de los defensores rivales con un amague espectacular y buscó colocarla suave al lado del palo, encontrado una reacción excepcional de De Sanctis.

El gol parecía estar al caer, pero ahí llegó el episodio decisivo: en jugada de pelota parada, el balón le quedó al local en el borde del área, pero Rizzoli paró el juego porque Zúñiga había quedado en el piso, decisión equivocada porque no hubo golpe en la cabeza, que es lo único que obliga a detener el juego aún en presencia de una jugada de gol.

En las discusiones que siguieron, Aronica le metió un cachetazo a Nocerino, luego llegó Ibra y le devolvió la "atención" al rival. El juez de línea, probablemente avisado por el cuarto hombre, sólo informó al juez central la segunda falta e Ibra fue expulsado.

A pesar de la inferioridad numérica y de la evidente intención de Nápoli de ganarlo (Mazzarri puso a Pandev por Arónica, previniendo también la posible compensación de Rizzoli), Milan tuvo las mejores ocasiones en el final, como el gran remate de Robinho, que De Sanctis salvó al tiro de esquina de manera espectacular.

Milan la sacó baratísima, porque Juventus igualó como local ante Siena y, visto el valor de los respectivos adversarios, no haber perdido más distancia en esta ocasión fue algo positivo. Quizás ahora, como pasó en la temporada anterior, Milan sin Ibrahimovic vuelva a jugar un fútbol más asociado y espectacular.

Sorprendió en negativo la actitud de Nápoli, que hasta ahora nunca había errado estos partidos importantes: la búsqueda del final fue muy tímida y quizás hoy los celestes dejaron pasar una ocasión que podrían lamentar más adelante.

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