El riesgo de España sube 40 puntos con la reforma laboral y financiera


El retraso del rescate griego y las malas perspectivas de crecimiento lastran las Bolsas

Madrid, El País

Los mercados ya descuentan que va a haber un Gobierno del PP comprometido con las reformas. Eso juega a favor de España”. La ironía ha querido que el hombre que pronunció estas palabras hace cuatro meses sea el mismo que, ya como ministro de Economía, explicara en el Congreso de los Diputados las nuevas reglas para la banca. Y que el mismo día, mientras Luis de Guindos defendía la reforma financiera como un requisito imprescindible para recuperar la calma y el flujo normal del crédito, los bancos y cajas españoles se desplomaran en Bolsa.

Las turbulencias en Grecia y la recaída en la recesión de la eurozona se aliaron la jornada del jueves con el levantamiento de la prohibición española de las ventas a corto para convertir a la Bolsa de Madrid en la más castigada de Europa. El Ibex, que llegó a perder un 3%, cerró con un descenso del 2,1%. Las responsables del golpe fueron, como es habitual últimamente, las entidades financieras, que cayeron a plomo: Bankia, Caixabank, Popular y Sabadell, en torno al 7%; y BBVA, un 4%. Las ganancias anuales del Ibex ya se han evaporado. El resto de parqués europeos experimentaron ligeros movimientos, ya fueran al alza o a la baja. Muchos expertos sostienen que la prohibición de las ventas a corto sostenían de forma artificial el valor de la acción, lo que explica buena parte del descenso de este jueves.

El mercado secundario de deuda ofreció un resultado más ambivalente. Las primas de riesgo —es decir, el sobreprecio exigido a los bonos de un país frente a los de Alemania— subieron en España e Italia una veintena de puntos nada más empezar la mañana. Para colmo de males, el Tesoro aumentó el rendimiento en una colocación de bonos a tres años. Por primera vez en las últimas seis subastas de deuda, España se veía obligada a ofrecer más dinero para encontrar inversores. Pero a partir del mediodía la tendencia cambió, y las primas de riesgo acabaron por debajo del nivel del día anterior. En el caso de España, el descenso fue de 15 puntos, hasta los 343. “Parece evidente que el Banco Central Europeo ha intervenido para evitar que se disparen los diferenciales de la deuda”, asegura Sara Baliña, analista de AFI.

Es cierto que la presión sobre la deuda española disminuyó al final del día, pero también lo es que ahora está en niveles sensiblemente superiores a los que rondaba antes de las dos reformas estratégicas que ha impulsado el Ejecutivo del PP. La prima de riesgo supera en 40 puntos el nivel del 3 de febrero, día en el que Guindos puso límites al sueldo de los directivos de cajas con ayudas como parte del nuevo marco regulador para el sector financiero. La reforma laboral llegaría tan solo una semana más tarde.

“El plan de saneamiento de la banca es un paso importante, pero no basta. La letra pequeña del real decreto añade dudas porque la teórica recapitalización va a traer mucho menos dinero nuevo del previsto. Además, los cálculos se hicieron con una estimación de las necesidades que las entidades tenían a mediados del año pasado”, resume Joaquín Maudos, catedrático de la Universidad de Valencia. El también catedrático Santiago Carbó defiende los cambios emprendidos por el equipo económico del Gobierno, pero señala dos importantes “nubarrones”. “Hace falta tiempo para sentir sus efectos beneficiosos; y además está por ver que, dado el deterioro de la coyuntura basten para impulsar el crecimiento y crear empleo”, señala.

Si España se aferra a su compromiso de dejar el déficit público este año en el 4,4% del PIB, el Gobierno de Rajoy estará impulsando “un tratamiento de choque con más probabilidades de matar que de curar”, decía Charles Dumas, presidente y economista jefe de Lombard Street Research, en una tribuna publicada ayer en el Financial Times.

Al margen de las bondades o defectos de las iniciativas del Gobierno, un goteo de malas noticias complicado la situación de la economía española y europea. La lista de desastres es larga. Cinco países europeos ya están en recesión y otros, como España, tienen todas las trazas para estarlo pronto. Las agencias de calificación no cejan en su empeño de degradar la deuda de los países europeos, de sus administraciones regionales y de sus entidades financieras más relevantes, aunque estas rebajas tengan cada vez menos impacto en los mercados. La última ha sido Moody’s, que el lunes recortó el rating de España, Italia y Portugal, y el miércoles hizo lo mismo ocho comunidades autónomas, dejando a Cataluña al borde del bono basura.

Pero por encima de todos los problemas está, como siembre en los últimos meses, Grecia. Europa ya no se fía de Atenas y sus políticos. La última muestra de ello es el aplazamiento del segundo rescate hasta el próximo mes de abril, cuando las elecciones hayan alumbrado un nuevo Gobierno.

“Los inversores se han dado cuenta de que Alemania y sus socios más potentes están muy cansados y ya no descartan una salida de Grecia de la eurozona. La economía griega está muy deteriorada y no va a poder soportar la carga de su deuda, incluso asumiendo la quita pactada con los acreedores privados”, sostiene Carbó. Más cáustico es el analista José Ignacio Crespo, que ve prácticamente imposible cerrar un acuerdo con Atenas que evite la bancarrota. “Lo que me asombra no es que los mercados castiguen ahora, sino que no lo hicieran hace un mes. Las reformas del Gobierno español son suficientes pero no necesarias. Es evidente que en Grecia ya nadie cree en el acuerdo, y eso lo condiciona todo”, concluye Crespo.

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