El primer año sin Mubarak se celebra lejos del sueño de Tahrir
El Cairo, AFP
Puestos de banderines y pegatinas, tenderetes de palomitas, pancartas revolucionarias, tiendas que albergan a quienes todavía protestan contra la Junta Militar. La plaza Tahrir de El Cairo, epicentro de la Revolución del 25 de Enero, aparecía ayer vestida con los colores rojo, blanco y negro de la bandera egipcia para conmemorar que, hace un año, el entonces presidente, Hosni Mubarak, abandonó el poder. Faltaban, eso sí, las masas.
Si el pasado 25 de enero decenas de miles de egipcios salieron a las calles en el aniversario del inicio de la revolución, ayer la normalidad se respiraba en las calles de la capital egipcia.
La jornada de huelga general convocada por una cincuentena de grupos revolucionarios tuvo un seguimiento anecdótico que no afectó el ritmo siempre incansable de la gran megalópolis que es El Cairo. Así, el metro funcionó sin problemas, las calles siguieron siendo escenario de atascos y los comercios abrieron casi sin excepción.
"Cuando llegue el final del día, tendremos que comer algo", resumió el panadero Mohamed Hasan señalando un montón de barras de pan a una libra y media la pieza (unos 20 céntimos de euro).
Hasan se declaró "feliz y no feliz" por el aniversario de la retirada de Mubarak. "¿Qué ha cambiado?", se preguntó este panadero de unos 30 años antes de responderse: "Nada, no ha cambiado nada, yo no sé nada de libertades, sé que la gente sigue sin estar contenta".
Los estudiantes siguen siendo el núcleo duro de la revolución
La negativa de los Hermanos Musulmanes, así como de grupos salafistas, a secundar la propuesta de huelga fue la principal razón del escaso seguimiento de la convocatoria. Una vez más, los islamistas dejaron que los hechos hablaran por sí mismos y demostraron que su capacidad de movilización supera con creces la de los revolucionarios de Tahrir.
Bastaron declaraciones como la del secretario general de los Hermanos Musulmanes, Mahmud Husein, para que Egipto viviera su primer 11 de febrero sin Mubarak con normalidad.
La huelga "es muy peligrosa para los intereses del país y para su futuro", dijo Husein esta semana en declaraciones que recoge el sitio web de los Hermanos Musulmanes. "Una huelga general parará el servicio de trenes y todo el transporte, las fábricas, las instituciones, las universidades y las escuelas", agregó.
Seguir con la revolución
De entre los escenarios que Husein puso sobre la mesa, sólo uno, el de las escuelas y las universidades, se hizo realidad. Ayer, los estudiantes egipcios demostraron que siguen siendo el núcleo duro de la revolución. Mientras la plaza Tahrir permanecía prácticamente vacía, en los campus universitarios los jóvenes alzaban su voz contra el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas.
"El 11 de febrero de 2011 salí a la calle orgulloso porque habíamos completado nuestra revolución, estaba feliz", recordó con cierta nostalgia el estudiante de periodismo Jihab Abu Doma.
El joven explicó que, hace un año, acudió a la plaza Tahrir"con la esperanza de que el Ejército gobernaría bien Egipto". Doce meses después, lamenta que "nada haya cambiado, Mubarak es Tantaui", en referencia al mariscal Husein Tantaui, jefe de la Junta Militar.
Aun así, este joven cree que no todo ha ido a peor: "Las mentes del pueblo egipcio se han ensanchado. Ahora pensamos en política, pensamos en todo, porque el Ejército sigue aquí y nos obliga a continuar la revolución".
Abu Doma se mostró confiado a pesar del poco seguimiento de la huelga: "Durante la revolución, pasó lo mismo. Al principio, los Hermanos Musulmanes y el resto dijeron que no había que salir a la calle, pero al final todos terminaron siguiéndonos", argumentó.
Los partidarios del exlíder atribuyen sus errores a su entorno
Un año después de la caída de Mubarak, Egipto se encuentra a años luz de aquel país que se lanzó a las calles como un solo hombre para celebrar la caída del dictador. Ayer, mientras los estudiantes protestaban en las universidades, los partidarios de la Junta Militar se congregaron en la plaza de Abaseya, en el noreste de El Cairo.
Frente a la antigua Academia de Policía, centenares de manifestantes cantaban el himno egipcio en un ambiente festivo en el que incluso hubo una conga improvisada. Un hombre ataviado con un turbante en la cabeza y una galabeya, la túnica tradicional egipcia, no dudó en encaramarse a una tarima y hacer una demostración de danza del vientre al ritmo de la música.
El manifestante Tamer Abu al Huda mostró su rechazo a la convocatoria de huelga general y expresó su apoyo a la Junta Militar: "La situación de seguridad no es buena, Egipto no puede estar sin el Ejército y tenemos que ser pacientes. Pronto volveremos a ser libres", manifestó.
Abu al Huda reconoció que un año en el poder ha desgastado al Ejército, que hace 12 meses fue recibido con vítores por los manifestantes en Tahrir. "Han cometido algunos errores, pero no son errores capitales", reconoció este firme defensor de la Junta Militar.
Mubarak no sólo ha abandonado su cargo como presidente. Un año después de que renunciara al poder tras 31 años al frente de Egipto, la imagen y el nombre del expresidente se han esfumado de las calles egipcias. Han desa-parecido sus fotografías en los despachos de los ministerios e incluso la parada de metro que llevaba su nombre ha pasado a llamarse "Mártires", en honor a los que murieron durante la revolución.
Los defensores del 'raís'
Aun así, en el crisol de opiniones y puntos de vista a menudo enfrentados en el que se ha convertido Egipto en este último año, todavía hay quienes defienden al expresidente octogenario que ahora está siendo juzgado por su implicación en la muerte de manifestantes en la revolución.
Desde la plataforma Hijos de Hosni Mubarak, el portavoz Magdi Fouda niega la responsabilidad del expresidente egipcio en esta cuestión. Fouda denunció en una entrevista que "Egipto le ha dado la espalda a Mubarak".
"La gente que le rodeaba fue la responsable de los problemas, pero Mubarak ha ayudado a este país durante 60 años", recordó este empresario, que incluso ha fundado un periódico que distribuye 10.000 copias al mes y que quiere dar voz a los partidarios del expresidente.
"Todo lo que ha ocurrido este año es un plan de Estados Unidos y del Movimiento del 6 de Abril para destruir Egipto, ellos son la fuente de todos nuestros problemas", aseguró Fouda, que sostiene que hay muchos defensores del antiguo presidente que no se atreven a alzar la voz.
A pesar de que no son pocos los que se preguntan si Egipto es hoy un país mejor que hace un año, Fouda representa una de las posiciones más radicales en este sentido y se niega a admitir que Mubarak ya no sea la máxima autoridad en el país del Nilo: "Mubarak es todavía el presidente de Egipto y nosotros lo defenderemos hasta el final". D
Puestos de banderines y pegatinas, tenderetes de palomitas, pancartas revolucionarias, tiendas que albergan a quienes todavía protestan contra la Junta Militar. La plaza Tahrir de El Cairo, epicentro de la Revolución del 25 de Enero, aparecía ayer vestida con los colores rojo, blanco y negro de la bandera egipcia para conmemorar que, hace un año, el entonces presidente, Hosni Mubarak, abandonó el poder. Faltaban, eso sí, las masas.
Si el pasado 25 de enero decenas de miles de egipcios salieron a las calles en el aniversario del inicio de la revolución, ayer la normalidad se respiraba en las calles de la capital egipcia.
La jornada de huelga general convocada por una cincuentena de grupos revolucionarios tuvo un seguimiento anecdótico que no afectó el ritmo siempre incansable de la gran megalópolis que es El Cairo. Así, el metro funcionó sin problemas, las calles siguieron siendo escenario de atascos y los comercios abrieron casi sin excepción.
"Cuando llegue el final del día, tendremos que comer algo", resumió el panadero Mohamed Hasan señalando un montón de barras de pan a una libra y media la pieza (unos 20 céntimos de euro).
Hasan se declaró "feliz y no feliz" por el aniversario de la retirada de Mubarak. "¿Qué ha cambiado?", se preguntó este panadero de unos 30 años antes de responderse: "Nada, no ha cambiado nada, yo no sé nada de libertades, sé que la gente sigue sin estar contenta".
Los estudiantes siguen siendo el núcleo duro de la revolución
La negativa de los Hermanos Musulmanes, así como de grupos salafistas, a secundar la propuesta de huelga fue la principal razón del escaso seguimiento de la convocatoria. Una vez más, los islamistas dejaron que los hechos hablaran por sí mismos y demostraron que su capacidad de movilización supera con creces la de los revolucionarios de Tahrir.
Bastaron declaraciones como la del secretario general de los Hermanos Musulmanes, Mahmud Husein, para que Egipto viviera su primer 11 de febrero sin Mubarak con normalidad.
La huelga "es muy peligrosa para los intereses del país y para su futuro", dijo Husein esta semana en declaraciones que recoge el sitio web de los Hermanos Musulmanes. "Una huelga general parará el servicio de trenes y todo el transporte, las fábricas, las instituciones, las universidades y las escuelas", agregó.
Seguir con la revolución
De entre los escenarios que Husein puso sobre la mesa, sólo uno, el de las escuelas y las universidades, se hizo realidad. Ayer, los estudiantes egipcios demostraron que siguen siendo el núcleo duro de la revolución. Mientras la plaza Tahrir permanecía prácticamente vacía, en los campus universitarios los jóvenes alzaban su voz contra el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas.
"El 11 de febrero de 2011 salí a la calle orgulloso porque habíamos completado nuestra revolución, estaba feliz", recordó con cierta nostalgia el estudiante de periodismo Jihab Abu Doma.
El joven explicó que, hace un año, acudió a la plaza Tahrir"con la esperanza de que el Ejército gobernaría bien Egipto". Doce meses después, lamenta que "nada haya cambiado, Mubarak es Tantaui", en referencia al mariscal Husein Tantaui, jefe de la Junta Militar.
Aun así, este joven cree que no todo ha ido a peor: "Las mentes del pueblo egipcio se han ensanchado. Ahora pensamos en política, pensamos en todo, porque el Ejército sigue aquí y nos obliga a continuar la revolución".
Abu Doma se mostró confiado a pesar del poco seguimiento de la huelga: "Durante la revolución, pasó lo mismo. Al principio, los Hermanos Musulmanes y el resto dijeron que no había que salir a la calle, pero al final todos terminaron siguiéndonos", argumentó.
Los partidarios del exlíder atribuyen sus errores a su entorno
Un año después de la caída de Mubarak, Egipto se encuentra a años luz de aquel país que se lanzó a las calles como un solo hombre para celebrar la caída del dictador. Ayer, mientras los estudiantes protestaban en las universidades, los partidarios de la Junta Militar se congregaron en la plaza de Abaseya, en el noreste de El Cairo.
Frente a la antigua Academia de Policía, centenares de manifestantes cantaban el himno egipcio en un ambiente festivo en el que incluso hubo una conga improvisada. Un hombre ataviado con un turbante en la cabeza y una galabeya, la túnica tradicional egipcia, no dudó en encaramarse a una tarima y hacer una demostración de danza del vientre al ritmo de la música.
El manifestante Tamer Abu al Huda mostró su rechazo a la convocatoria de huelga general y expresó su apoyo a la Junta Militar: "La situación de seguridad no es buena, Egipto no puede estar sin el Ejército y tenemos que ser pacientes. Pronto volveremos a ser libres", manifestó.
Abu al Huda reconoció que un año en el poder ha desgastado al Ejército, que hace 12 meses fue recibido con vítores por los manifestantes en Tahrir. "Han cometido algunos errores, pero no son errores capitales", reconoció este firme defensor de la Junta Militar.
Mubarak no sólo ha abandonado su cargo como presidente. Un año después de que renunciara al poder tras 31 años al frente de Egipto, la imagen y el nombre del expresidente se han esfumado de las calles egipcias. Han desa-parecido sus fotografías en los despachos de los ministerios e incluso la parada de metro que llevaba su nombre ha pasado a llamarse "Mártires", en honor a los que murieron durante la revolución.
Los defensores del 'raís'
Aun así, en el crisol de opiniones y puntos de vista a menudo enfrentados en el que se ha convertido Egipto en este último año, todavía hay quienes defienden al expresidente octogenario que ahora está siendo juzgado por su implicación en la muerte de manifestantes en la revolución.
Desde la plataforma Hijos de Hosni Mubarak, el portavoz Magdi Fouda niega la responsabilidad del expresidente egipcio en esta cuestión. Fouda denunció en una entrevista que "Egipto le ha dado la espalda a Mubarak".
"La gente que le rodeaba fue la responsable de los problemas, pero Mubarak ha ayudado a este país durante 60 años", recordó este empresario, que incluso ha fundado un periódico que distribuye 10.000 copias al mes y que quiere dar voz a los partidarios del expresidente.
"Todo lo que ha ocurrido este año es un plan de Estados Unidos y del Movimiento del 6 de Abril para destruir Egipto, ellos son la fuente de todos nuestros problemas", aseguró Fouda, que sostiene que hay muchos defensores del antiguo presidente que no se atreven a alzar la voz.
A pesar de que no son pocos los que se preguntan si Egipto es hoy un país mejor que hace un año, Fouda representa una de las posiciones más radicales en este sentido y se niega a admitir que Mubarak ya no sea la máxima autoridad en el país del Nilo: "Mubarak es todavía el presidente de Egipto y nosotros lo defenderemos hasta el final". D