El Papa pide a las "autoridades políticas" sirias apostar por el "diálogo"
Roma, AFP
En su oración dominical del Angelus, Benedicto XVI aseguró que sigue "con mucha aprensión los episodios de violencia dramática y creciente en Siria".
El Papa aseguró que "es urgente responder a las legítimas aspiraciones de los diferentes componentes de la nación, así como a los deseos de la comunidad internacional, preocupada por el bien común de toda la sociedad y de la región".
Benedicto XVI se dirigió de manera firme al régimen del presidente Bashar el Asad para rogarle que tenga en cuenta las peticiones interiores y exteriores, en un contexto regional marcado por el conflicto israelo-palestino y la Primavera Árabe.
"En los últimos días, esta violencia provocó numerosas víctimas y yo rezo por ellas, entre las que hay algunos niños, por los heridos y por todos aquellos que sufren un conflicto cada día más preocupante", agregó.
"Renuevo un llamado urgente para que se ponga fin a la violencia y a la sangre vertida" e "invito a todo el mundo y en primer lugar a las autoridades políticas de Siria a privilegiar la vía del diálogo, la reconciliación y el compromiso en favor de la paz", reclamó.
La posición de prudencia del Vaticano, observada ya durante el conflicto en Libia, se acentuó en el caso de Siria porque lo que está juego para los cristianos es mucho mayor allí, ante el temor a una radicalización islamista en este país tradicionalmente tolerante.
La comunidad cristiana está presente en Siria desde hace 2.000 años y la forma el 7,5% de los 20 millones de habitantes del país.
Los alauitas en el poder han tejido relaciones privilegiadas con la minoría cristiana, que teme que si el presidente Asad es forzado a abandonar el poder se produzca un escenario similar al ocurrido en Irak, donde los cristianos fueron objeto de atentados tras la caída del régimen de Sadam Husein.
En su oración dominical del Angelus, Benedicto XVI aseguró que sigue "con mucha aprensión los episodios de violencia dramática y creciente en Siria".
El Papa aseguró que "es urgente responder a las legítimas aspiraciones de los diferentes componentes de la nación, así como a los deseos de la comunidad internacional, preocupada por el bien común de toda la sociedad y de la región".
Benedicto XVI se dirigió de manera firme al régimen del presidente Bashar el Asad para rogarle que tenga en cuenta las peticiones interiores y exteriores, en un contexto regional marcado por el conflicto israelo-palestino y la Primavera Árabe.
"En los últimos días, esta violencia provocó numerosas víctimas y yo rezo por ellas, entre las que hay algunos niños, por los heridos y por todos aquellos que sufren un conflicto cada día más preocupante", agregó.
"Renuevo un llamado urgente para que se ponga fin a la violencia y a la sangre vertida" e "invito a todo el mundo y en primer lugar a las autoridades políticas de Siria a privilegiar la vía del diálogo, la reconciliación y el compromiso en favor de la paz", reclamó.
La posición de prudencia del Vaticano, observada ya durante el conflicto en Libia, se acentuó en el caso de Siria porque lo que está juego para los cristianos es mucho mayor allí, ante el temor a una radicalización islamista en este país tradicionalmente tolerante.
La comunidad cristiana está presente en Siria desde hace 2.000 años y la forma el 7,5% de los 20 millones de habitantes del país.
Los alauitas en el poder han tejido relaciones privilegiadas con la minoría cristiana, que teme que si el presidente Asad es forzado a abandonar el poder se produzca un escenario similar al ocurrido en Irak, donde los cristianos fueron objeto de atentados tras la caída del régimen de Sadam Husein.