El Gobierno y la "troika" prolongan un día más la incertidumbre sobre Grecia
Atenas, EFE
El Gobierno griego no logró este martes, un día más, cerrar el acuerdo que le exige la "troika" formada por la Comisión Europea, el Banco Central Europeo (BCE) y el FMI para seguir recibiendo financiación internacional, pese a que durante la jornada se informó de avances que parecían definitivos.
El gobierno heleno del exbanquero Lukás Papadimos decidió posponer hasta mañana la crucial reunión entre el primer ministro y los líderes de los partidos de la coalición gubernamental -socialdemócratas, conservadores y ultraderecha- que debe refrendar un pacto que en principio debe recoger las exigencias internacionales de que se incrementen más las medidas de austeridad.
Este encuentro viene aplazándose día tras día desde el pasado domingo, en medio de una gran expectación en los mercados internacionales y el creciente descontento social en Grecia.
Durante la tarde de este martes parecía evidente que se habían logrado avances en las negociaciones entre Papadimos y el ministro heleno de Finanzas, Evangelos Venizelos, por un lado, y los representantes de la "troika", por el otro.
Una fuente del Ejecutivo heleno aseguró incluso que se había alcanzado un principio de acuerdo, si bien reconoció que se trataba "sólo de un borrador" y que no podía considerarse cerrado "hasta que no reciba el visto bueno de los líderes políticos".
Pero poco después se anunció que se volvía a convocarse una reunión extraordinaria de Papadimos con los emisarios de la CE, el BCE y el FMI.
Una fuente gubernamental consultada por EFE se limitó a explicar que esto se debió a que "aún quedan algunas cuestiones abiertas" en la negociación e hizo referencia a la reducción del gasto público, que el gobierno griego accede a recortar en 2.300 millones de euros, pero que la "troika" quiere que sean 3.300 millones.
Los representantes de la CE, el BCE y el FMI exigen también drásticas reducciones de salarios y pensiones, además de 15.000 despidos de funcionarios hasta el final de año, con la amenaza de que si no se ratifican estas medidas, no habrá un nuevo préstamo de 130.000 millones de euros y tampoco permitirá que se proceda a la quita de la deuda pactada entre Grecia y los bancos privados.
Sin préstamo y sin quita, Grecia se encaminaría hacia la bancarrota el próximo 20 de marzo, cuando debe desembolsar 14.400 millones de euros en vencimientos de deuda, de los que ahora mismo carece.
Yorgos Karatzaferis, líder del ultraderechista LAOS y tercer socio de la coalición de gobierno, criticó hoy duramente a la canciller alemana, Angela Merkel, y al presidente francés, Nicolás Sarkozy, acusándoles de haber procedido con un "segundo Múnich", en referencia a la conferencia de 1938 en la que Francia y Gran Bretaña transigieron ante las demandas de Adolf Hitler.
"Grecia hace frente a una campaña agresiva de humillación y eso el gobierno griego está obligado tenerlo en cuenta", denunció.
Además, advirtió de que no apoyará un acuerdo que "esté en contradicción con la Constitución griega" y exigió que el Parlamento Europeo se pronuncie sobre si las exigencias de la UE a Grecia son conformes a los tratados europeos.
Un diputado del gobernante PASOK, Jristos Magkuris, anunció hoy que no votará a favor de las medidas de la "troika" cuando sean sometidas a tramitación parlamentaria: "Prefiero la pobreza a la humillación y la esclavitud", dijo.
Además, el gobierno de coalición se está viendo desbordado por la presión social.
La huelga general de hoy, convocada por los sindicatos mayoritarios en contra de las exigencias de la "troika", fue secundada por el 80 % de los trabajadores del sector privado y por el 90 % de los funcionarios públicos.
El transporte, especialmente el marítimo, así como las escuelas, hospitales y organismos estatales se vieron afectados por el paro.
Al menos 20.000 personas se manifestaron en el centro de Atenas al grito: "¡Fuera la troika de Grecia!".
Alexis Tsipras, líder del quinto partido en el Parlamento, el izquierdista SYRIZA, dijo que una quiebra desordenada de Grecia -el escenario más temido por los mercados y la Unión Europea- "es una opción" porque, de este modo, no serían sólo los griegos los que asumiesen todo el daño, sino también "los bancos y Alemania".
El Gobierno griego no logró este martes, un día más, cerrar el acuerdo que le exige la "troika" formada por la Comisión Europea, el Banco Central Europeo (BCE) y el FMI para seguir recibiendo financiación internacional, pese a que durante la jornada se informó de avances que parecían definitivos.
El gobierno heleno del exbanquero Lukás Papadimos decidió posponer hasta mañana la crucial reunión entre el primer ministro y los líderes de los partidos de la coalición gubernamental -socialdemócratas, conservadores y ultraderecha- que debe refrendar un pacto que en principio debe recoger las exigencias internacionales de que se incrementen más las medidas de austeridad.
Este encuentro viene aplazándose día tras día desde el pasado domingo, en medio de una gran expectación en los mercados internacionales y el creciente descontento social en Grecia.
Durante la tarde de este martes parecía evidente que se habían logrado avances en las negociaciones entre Papadimos y el ministro heleno de Finanzas, Evangelos Venizelos, por un lado, y los representantes de la "troika", por el otro.
Una fuente del Ejecutivo heleno aseguró incluso que se había alcanzado un principio de acuerdo, si bien reconoció que se trataba "sólo de un borrador" y que no podía considerarse cerrado "hasta que no reciba el visto bueno de los líderes políticos".
Pero poco después se anunció que se volvía a convocarse una reunión extraordinaria de Papadimos con los emisarios de la CE, el BCE y el FMI.
Una fuente gubernamental consultada por EFE se limitó a explicar que esto se debió a que "aún quedan algunas cuestiones abiertas" en la negociación e hizo referencia a la reducción del gasto público, que el gobierno griego accede a recortar en 2.300 millones de euros, pero que la "troika" quiere que sean 3.300 millones.
Los representantes de la CE, el BCE y el FMI exigen también drásticas reducciones de salarios y pensiones, además de 15.000 despidos de funcionarios hasta el final de año, con la amenaza de que si no se ratifican estas medidas, no habrá un nuevo préstamo de 130.000 millones de euros y tampoco permitirá que se proceda a la quita de la deuda pactada entre Grecia y los bancos privados.
Sin préstamo y sin quita, Grecia se encaminaría hacia la bancarrota el próximo 20 de marzo, cuando debe desembolsar 14.400 millones de euros en vencimientos de deuda, de los que ahora mismo carece.
Yorgos Karatzaferis, líder del ultraderechista LAOS y tercer socio de la coalición de gobierno, criticó hoy duramente a la canciller alemana, Angela Merkel, y al presidente francés, Nicolás Sarkozy, acusándoles de haber procedido con un "segundo Múnich", en referencia a la conferencia de 1938 en la que Francia y Gran Bretaña transigieron ante las demandas de Adolf Hitler.
"Grecia hace frente a una campaña agresiva de humillación y eso el gobierno griego está obligado tenerlo en cuenta", denunció.
Además, advirtió de que no apoyará un acuerdo que "esté en contradicción con la Constitución griega" y exigió que el Parlamento Europeo se pronuncie sobre si las exigencias de la UE a Grecia son conformes a los tratados europeos.
Un diputado del gobernante PASOK, Jristos Magkuris, anunció hoy que no votará a favor de las medidas de la "troika" cuando sean sometidas a tramitación parlamentaria: "Prefiero la pobreza a la humillación y la esclavitud", dijo.
Además, el gobierno de coalición se está viendo desbordado por la presión social.
La huelga general de hoy, convocada por los sindicatos mayoritarios en contra de las exigencias de la "troika", fue secundada por el 80 % de los trabajadores del sector privado y por el 90 % de los funcionarios públicos.
El transporte, especialmente el marítimo, así como las escuelas, hospitales y organismos estatales se vieron afectados por el paro.
Al menos 20.000 personas se manifestaron en el centro de Atenas al grito: "¡Fuera la troika de Grecia!".
Alexis Tsipras, líder del quinto partido en el Parlamento, el izquierdista SYRIZA, dijo que una quiebra desordenada de Grecia -el escenario más temido por los mercados y la Unión Europea- "es una opción" porque, de este modo, no serían sólo los griegos los que asumiesen todo el daño, sino también "los bancos y Alemania".