El gobernador de Salvador de Bahía recula y negocia con los policías
Unos 100 asesinatos han sido perpetrados durante una semana de protesta. Policías de Río han amenazado con sumarse
Bahía, El País
El gobernador del Estado brasileño de Bahía, Jacques Wagner, del Partido de los Trabajadores (PT), ha dejado de lado su intransigencia a ultranza en negociar con los policías militares en huelga desde hace ocho días, y ha preferido negociar con ellos. Los policías reclaman mejoras salariales.
Con Bahía en vísperas de sus famosos carnavales que atraen gente de todo el mundo, con sus ya cerca de 100 asesinatos en una semana, con la ciudad puesta de rodillas y las escuelas y el comercio cerrados, Wagner -que hasta ayer insistía: "no trato con criminales”- ha preferido cambiar de idea.
Durante toda la noche, miembros del gobierno de Bahía han conversado con los 300 policías encerrados en la Asamblea Legislativa ocupada desde el primer día de la huelga. El primer resultado ha sido que las mujeres y niños, familiares de los policías que estaban recluidos con ellos, han abandonado pacíficamente el edificio.
Ayer, una nota del Gobierno de los Estados Unidos aconsejaba a sus ciudadanos “no viajar a Bahía”. Están en entredicho los carnavales y el turismo de una de las ciudades más visitadas de Brasil como es Salvador de Bahía.
Al mismo tiempo, existía el peligro de que un desalojo forzado de 300 policías militares armados, pudiera acabar en tragedia e hiciera saltar la chispa de la solidaridad con los policías en todo el país, desencadenando nuevas huelgas en cadena. Policías militares de Rio ya habían amenazado con proclamar una huelga como solidaridad con sus colegas bahíanos en plenos carnavales cariocas, lo último que podría desear la ciudad.
Según los analistas políticos, Wagner ha debido recibir el consejo de la Presidenta de la República, Dilma Rousseff, compañera de partido, y del mismo expresidente Lula da Silva, amigo personal del gobernador, de no forzar las cosas, de abrir un canal de diálogo con los huelguistas a pesar de que la justicia de Bahía ha considerado ilegal la huelga y a pesar de que 12 de los organizadores han recibido un mandato de captura.
El palacio del Gobierno de Bahía sigue esta mañana acordonado por mil soldados y los tanques siguen vigilando las calles de la ciudad. Ahora sólo se espera que las negociaciones puedan dar resultado para que Salvador de Bahía pueda recuperar su paz perdida, y disfrutar tranquila de sus carnavales, por los que desfilan cada año dos millones de personas en diez días de fiesta y locura colectiva.
Bahía, El País
El gobernador del Estado brasileño de Bahía, Jacques Wagner, del Partido de los Trabajadores (PT), ha dejado de lado su intransigencia a ultranza en negociar con los policías militares en huelga desde hace ocho días, y ha preferido negociar con ellos. Los policías reclaman mejoras salariales.
Con Bahía en vísperas de sus famosos carnavales que atraen gente de todo el mundo, con sus ya cerca de 100 asesinatos en una semana, con la ciudad puesta de rodillas y las escuelas y el comercio cerrados, Wagner -que hasta ayer insistía: "no trato con criminales”- ha preferido cambiar de idea.
Durante toda la noche, miembros del gobierno de Bahía han conversado con los 300 policías encerrados en la Asamblea Legislativa ocupada desde el primer día de la huelga. El primer resultado ha sido que las mujeres y niños, familiares de los policías que estaban recluidos con ellos, han abandonado pacíficamente el edificio.
Ayer, una nota del Gobierno de los Estados Unidos aconsejaba a sus ciudadanos “no viajar a Bahía”. Están en entredicho los carnavales y el turismo de una de las ciudades más visitadas de Brasil como es Salvador de Bahía.
Al mismo tiempo, existía el peligro de que un desalojo forzado de 300 policías militares armados, pudiera acabar en tragedia e hiciera saltar la chispa de la solidaridad con los policías en todo el país, desencadenando nuevas huelgas en cadena. Policías militares de Rio ya habían amenazado con proclamar una huelga como solidaridad con sus colegas bahíanos en plenos carnavales cariocas, lo último que podría desear la ciudad.
Según los analistas políticos, Wagner ha debido recibir el consejo de la Presidenta de la República, Dilma Rousseff, compañera de partido, y del mismo expresidente Lula da Silva, amigo personal del gobernador, de no forzar las cosas, de abrir un canal de diálogo con los huelguistas a pesar de que la justicia de Bahía ha considerado ilegal la huelga y a pesar de que 12 de los organizadores han recibido un mandato de captura.
El palacio del Gobierno de Bahía sigue esta mañana acordonado por mil soldados y los tanques siguen vigilando las calles de la ciudad. Ahora sólo se espera que las negociaciones puedan dar resultado para que Salvador de Bahía pueda recuperar su paz perdida, y disfrutar tranquila de sus carnavales, por los que desfilan cada año dos millones de personas en diez días de fiesta y locura colectiva.