El atacante suicida que estuvo a unos pasos del Capitolio
El fallido atacante es de origen marroquí, inmigrante ilegal y con 29 años de edad, según las autoridades de EE.UU.
Khalifi llevaba consigo, al momento de ser detenido, un chaleco que creía estaba cargado con explosivos. Lo que él no sabía es que había sido engañado por el FBI cuyos agentes habían entrado en contacto con él haciéndose pasar por miembros de al-Qaeda.
Los funcionarios de justicia aseguraron que no creen que Khalifi hubiera tenido contactos genuinos en la red de al-Qaeda.
El presunto atacante había sido "observado cuidadosa y detalladamente" durante semanas, de acuerdo con la policía del Capitolio y el FBI. El público, según ellos, nunca estuvo en riesgo.
Además del chaleco con falsos explosivos, el residente de Virginia cargaba con él una pistola que no funcionaba. Ambas cosas le habían sido otorgadas por agentes encubiertos del FBI que se hicieron pasar por miembros de al-Qaeda.
"Los explosivos que el sospechoso presuntamente buscaba detonar en conexión con su plan habían sido desactivados por la policía y no poseían un riesgo para el público", aseguro un portavoz del Departamento de Justicia.
Según las autoridades estadounidenses, Khalifi fue arrestado en un estacionamiento a unas cuadras del Capitolio cuando se dirigía hacia el edificio.
Chaleco fallido
Se cree que el sospechoso permaneció en EE.UU. después de que expirara su visa en 1999 y había sido objeto de una investigación durante más de un año.
De acuerdo con una declaración bajo juramento del FBI, Khalifi se reunió con otras personas en una casa en Arlington Virginia en enero de 2011 en la que estuvo de acuerdo en que "la guerra contra el terrorismo" era una "guerra contra los musulmanes".
Khalifi habría considerado otros blancos para su ataque como un edificio de oficinas en Virginia y un restaurante en Washington, antes de decidirse por el Capitolio.
Una vez que el blanco estaba decidido, visitó el edificio del Congreso estadounidense en varias ocasiones para planear los detalles del presunto ataque.
Khalifi apareció brevemente en un tribunal este viernes y fue acusado de intentar usar un arma de destrucción masiva contra un edificio de Estados Unidos, un delito que podría darle la pena máxima de cadena perpetua.
"Del dicho al hecho"
El FBI suele realizar este tipo de operaciones encubiertas conocidas como "picadura", como parte de sus esfuerzos por detener a sospechosos de pertenecer a redes extremistas.
Tanto grupos musulmanes como organizaciones de defensa de derechos civiles han expresado su preocupación por la forma en la que el FBI realiza este tipo de acciones anti terroristas.
"La pregunta siempre es: ¿forzó el FBI a que se hicieran cosas que normalmente el acusado no habría hecho por sí mismo?"
Charles Stimpson, experto jurídico de la Fundación Heritage
En uno de los incidentes más recientes, en septiembre de 2011, Rezwan Ferdaus ciudadano estadounidense, fue arrestado por presuntamente intentar operar dispositivos aéreos cargados con explosivos para detonarlos en el Capitolio y el Pentágono.
Y en varias ocasiones el FBI ha sido acusado de haber presionado a personas que, de otra manera, no habrían tenido ni el ánimo, ni los recursos para concretar las expresiones de desafecto hacia el gobierno de EE.UU.
"La pregunta siempre es: ¿forzó el FBI a que se hicieran cosas que normalmente el acusado no habría hecho por sí mismo?", explicó a BBC Mundo Charles Stimpson, experto jurídico de la Fundación Heritage al referirse en su momento al caso de Ferdaus.
"La principal cuestión que hay que tener en cuenta en cualquier operación encubierta es si las agencias del gobierno tendieron una celada al individuo. La Corte Suprema ha dicho que el entrapment se resume en el ejercicio de presión indebida por el gobierno en una situación en la que debió haber actuado con justicia", aseguró.