Damasco convoca un referendo constitucional en un tímido gesto de apertura
Damasco, EFE
El régimen sirio convocó hoy el referendo sobre la nueva Constitución para dentro de once días en un tímido gesto de aperturismo político que contrasta con el dominio ejercido por la familia Al Asad y la ola de violencia que vive el país.
La consulta popular se celebrará el próximo 26 de febrero y no en marzo como estaba previsto, según los medios oficiales sirios, que destacaron los principios democráticos del borrador constitucional.
El texto acaba con el monopolio del partido gobernante Al Baaz, cuyo jefe es el presidente del país, Bachar al Asad, y abre las puertas a la participación de otras formaciones políticas.
De esta forma, se suprime el artículo que estipula el dominio de Al Baaz en el liderazgo político del país, y que está incluido en la actual Constitución, cambiada en la década de 1970 por el padre del presidente, Hafez al Asad.
Otro de los puntos principales es la limitación del mandato del jefe del Estado: éste será elegido por siete años y podrá concurrir solo una vez más de forma consecutiva.
Sin embargo, la norma se aplicará cuando termine el mandato del actual presidente, en 2014, por lo que Bachar al Asad -de 46 años- podría permanecer en el poder hasta 2028.
Dentro de un sistema republicano, el mandatario, mayor de 40 años, deberá nombrar al primer ministro y su gabinete, y con ellos ejercerá el poder ejecutivo, en tanto el legislativo corresponderá al Parlamento, elegido cada cuatro años.
Según la nueva Constitución, elaborada por una comisión designada por Al Asad, Siria es un "estado democrático y civil" en el que se garantizan y respetan "todas las religiones", lo que pondría fin al sistema confesional que impera actualmente y que supone el reparto de los altos cargos en función de las distintas minorías religiosas.
En cualquier caso, la religión del presidente es el islam y la fuente principal de la legislación es la jurisprudencia musulmana, de acuerdo al borrador.
El texto, compuesto por 157 artículos divididos en seis capítulos, también determina un estado "con soberanía total, por lo que es inaceptable dividirlo y no puede renunciar a ninguno de sus territorios".
Entre los derechos recogidos, figuran la libertad de expresión y opinión, el derecho a la huelga y la prohibición de practicar detenciones o torturas sin orden judicial.
Esta estrategia del régimen sirio pretende silenciar la revuelta popular que ha sumido al país en una espiral de violencia desde marzo de 2011 y que se ha cobrado la vida de más de 5.000 personas, según datos de la ONU ofrecidos en enero pasado.
Los opositores, mientras tanto, desconfían de las promesas del régimen al continuar éste con sus ataques contra los civiles.
La red de activistas Comités de Coordinación Local informó de la muerte hoy de al menos 17 personas en el país, ocho de ellas en la provincia septentrional de Idleb.
Además, las fuerzas del régimen bombardearon intensamente la localidad de Hama, objeto de un asedio, al tiempo que atacaron un oleoducto que pasa por el barrio de Bab Amro, en la ciudad de Homs.
A la ofensiva militar en estos dos bastiones opositores, ubicados en el centro de Siria y castigados duramente en los últimos meses, se han unido los combates entre fuerzas leales al régimen y desertores en distintas zonas del país.
Para Ahmed Ramadan, dirigente del Consejo Nacional Sirio (CNS), el principal órgano de la oposición en el exilio, la nueva Constitución planteada por Al Asad es "inútil" puesto que su redacción no ha sido consensuada por las fuerzas políticas.
"El régimen ha hecho una Constitución a su medida", afirmó a Efe Ramadan, convencido de que el referéndum es una forma de "ganar tiempo".
Este nuevo gesto del régimen llega un día antes de que la Asamblea General de Naciones Unidas vote un proyecto de resolución que condena las violaciones "sistemáticas" de derechos humanos y exige al Gobierno sirio que detenga inmediatamente los ataques contra la población civil.
Además, el texto respalda los planes de transición de la Liga Árabe para Siria, que estipula que Al Asad delegue sus poderes en el vicepresidente y forme un Gobierno de unidad nacional.
La reunión de la Asamblea General, órgano consultivo donde no existe el poder de veto, se producirá después de que Rusia y China vetaran en el Consejo de Seguridad una resolución de condena contra el régimen sirio el pasado 4 de febrero.
El régimen sirio convocó hoy el referendo sobre la nueva Constitución para dentro de once días en un tímido gesto de aperturismo político que contrasta con el dominio ejercido por la familia Al Asad y la ola de violencia que vive el país.
La consulta popular se celebrará el próximo 26 de febrero y no en marzo como estaba previsto, según los medios oficiales sirios, que destacaron los principios democráticos del borrador constitucional.
El texto acaba con el monopolio del partido gobernante Al Baaz, cuyo jefe es el presidente del país, Bachar al Asad, y abre las puertas a la participación de otras formaciones políticas.
De esta forma, se suprime el artículo que estipula el dominio de Al Baaz en el liderazgo político del país, y que está incluido en la actual Constitución, cambiada en la década de 1970 por el padre del presidente, Hafez al Asad.
Otro de los puntos principales es la limitación del mandato del jefe del Estado: éste será elegido por siete años y podrá concurrir solo una vez más de forma consecutiva.
Sin embargo, la norma se aplicará cuando termine el mandato del actual presidente, en 2014, por lo que Bachar al Asad -de 46 años- podría permanecer en el poder hasta 2028.
Dentro de un sistema republicano, el mandatario, mayor de 40 años, deberá nombrar al primer ministro y su gabinete, y con ellos ejercerá el poder ejecutivo, en tanto el legislativo corresponderá al Parlamento, elegido cada cuatro años.
Según la nueva Constitución, elaborada por una comisión designada por Al Asad, Siria es un "estado democrático y civil" en el que se garantizan y respetan "todas las religiones", lo que pondría fin al sistema confesional que impera actualmente y que supone el reparto de los altos cargos en función de las distintas minorías religiosas.
En cualquier caso, la religión del presidente es el islam y la fuente principal de la legislación es la jurisprudencia musulmana, de acuerdo al borrador.
El texto, compuesto por 157 artículos divididos en seis capítulos, también determina un estado "con soberanía total, por lo que es inaceptable dividirlo y no puede renunciar a ninguno de sus territorios".
Entre los derechos recogidos, figuran la libertad de expresión y opinión, el derecho a la huelga y la prohibición de practicar detenciones o torturas sin orden judicial.
Esta estrategia del régimen sirio pretende silenciar la revuelta popular que ha sumido al país en una espiral de violencia desde marzo de 2011 y que se ha cobrado la vida de más de 5.000 personas, según datos de la ONU ofrecidos en enero pasado.
Los opositores, mientras tanto, desconfían de las promesas del régimen al continuar éste con sus ataques contra los civiles.
La red de activistas Comités de Coordinación Local informó de la muerte hoy de al menos 17 personas en el país, ocho de ellas en la provincia septentrional de Idleb.
Además, las fuerzas del régimen bombardearon intensamente la localidad de Hama, objeto de un asedio, al tiempo que atacaron un oleoducto que pasa por el barrio de Bab Amro, en la ciudad de Homs.
A la ofensiva militar en estos dos bastiones opositores, ubicados en el centro de Siria y castigados duramente en los últimos meses, se han unido los combates entre fuerzas leales al régimen y desertores en distintas zonas del país.
Para Ahmed Ramadan, dirigente del Consejo Nacional Sirio (CNS), el principal órgano de la oposición en el exilio, la nueva Constitución planteada por Al Asad es "inútil" puesto que su redacción no ha sido consensuada por las fuerzas políticas.
"El régimen ha hecho una Constitución a su medida", afirmó a Efe Ramadan, convencido de que el referéndum es una forma de "ganar tiempo".
Este nuevo gesto del régimen llega un día antes de que la Asamblea General de Naciones Unidas vote un proyecto de resolución que condena las violaciones "sistemáticas" de derechos humanos y exige al Gobierno sirio que detenga inmediatamente los ataques contra la población civil.
Además, el texto respalda los planes de transición de la Liga Árabe para Siria, que estipula que Al Asad delegue sus poderes en el vicepresidente y forme un Gobierno de unidad nacional.
La reunión de la Asamblea General, órgano consultivo donde no existe el poder de veto, se producirá después de que Rusia y China vetaran en el Consejo de Seguridad una resolución de condena contra el régimen sirio el pasado 4 de febrero.