3 Doors Down, un rock a puro sentimiento

Música
Es una verdadera pena que un grupo como 3 Doors Down no haya tenido la difusión que tuvieron otros grupos alrededor de todo el mundo. Sin embargo, las giras que realizan por Europa siempre tienen el visto bueno del público, pues son muchos los fans que esperan por los americanos, quienes fundaron el grupo allá por 1994.
En la presentación de su último trabajo, "Time of my life" (2011), Starflash estuvo presente esta noche en el show realizado en el Columbiahalle de Berlín, escenario en donde los Down demostraron por qué tienen vigencia y más todavía, por qué aún hay mucho por ganar. A pesar de que el comienzo del concierto se hizo esperar, la puesta en escena de la banda fue impecable, con un sonido que hasta sonaba más nítido que escuchar sus discos.

"Time of my life" viene a despegarse un poco de lo que fue el anterior disco, "3 Doors Down" (2008), en el cual se habían dedicado de lleno a la composición oscura de sus canciones, algo que lograron de manera exquisita. Ahora bien, el último trabajo intenta cambiar el rumbo a través de más guitarras acústicas y melodías más finas.

Si uno repasa la discografía de 3 Doors Down, puede pensar que su éxito y popularidad ha decaído teniendo en cuenta que fue su primer cd "The better life" (2000) el que se llevó todos los aplausos (séxtuple disco de platino). Sin embargo, la banda no se rinde y ha traído un sonido que bien podría emparentárselo con grupos como Nickelback o el propio Bon Jovi: un rock duro, pero melódico y comercial.

En el directo, hay que destacar la voz de su líder Brad Arnold: es un verdadero fuera de serie cuando canta. Su estrecha relación con el público agradeciendo cada aplauso, lo hace más querible aún. Por momentos, pareciera que el resto de la banda solo está por él, para él.

Como ya es costumbre en las giras actuales de las bandas internacionales, el repaso por los éxitos de sus discos es inevitable: alli aparecieron éxitos como "Citizen/Soldier", "It's Not My Time" y hasta el antiquísimo "Loser". Emoción asegurada y boleto pagado con creces.

Lo bueno: es impecable el sonido que logran en cada canción, está de veras trabajado el cambio de guitarras y la interpretación de los temas.

Lo malo: en algún punto exceden su juego de cantar "baladas rockeras" y la fuerza de la puesta en escena decae.

Lo curioso: el bombo de la batería de Greg Upchurch mostraba un reloj marcando las 3.05 horas, al igual que el reloj que se muestra en la portada del nuevo disco.

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