Siria: El Asad anuncia un referéndum constitucional para marzo en Siria
El presidente sirio, en la primera intervención televisada desde junio, defiende la actuación del régimen y se declara dispuesto a que otras fuerzas políticas entren en el Gobierno
Damasco, El País
El presidente Bachar el Asad ha criticado a la Liga Árabe por reclamar la democratización de Siria y asegurado que la victoria contra la "conspiración extranjera" está "muy próxima". El Asad ha prometido "combatir el terrorismo con puño de hierro", y a la vez ha anunciado un referéndum para marzo con el fin de aprobar una reforma constitucional en la que el Baaz, hasta ahora partido prácticamente único, perdería su condición hegemónica.
Los proyectos reformistas del presidente sirio, en los que la oposición no tiene ninguna fe, incluyen la formación de un Gobierno de coalición "con representación de todas las fuerzas" y unas elecciones parlamentarias antes del verano. El Asad lleva casi 12 años, desde que heredó el poder de su padre, prometiendo la apertura del régimen. Las elecciones municipales celebradas en diciembre en un clima de gran violencia fueron un fiasco, con una participación bajísima y candidatos designados a dedo desde Damasco.
El jefe del Estado sirio ha pronunciado en la Universidad de Damasco un discurso de dos horas, retransmitido en directo por televisión, en el que ha reiterado la tesis que mantiene desde que en marzo empezó la revuelta: la oposición a su régimen, según él, se articula en torno a bandas armadas financiadas por otros países de la región, en aparente referencia a Arabia Saudí, supuestamente aliada de forma encubierta con Israel y Estados Unidos. “Nuestra prioridad ahora consiste en recuperar la seguridad de la que hemos disfrutado durante décadas”, proclamó, “y eso solo puede conseguirse golpeando a los terroristas con puño de hierro”.
El comportamiento del régimen sirio está haciendo perder la paciencia incluso a los países árabes menos exaltados. Poco después del discurso del presidente Bachar el Asad, el ministro de Exteriores de Emiratos Árabes Unidos, el jeque Abdullah bin Zayed al Nahayan, ha manifestado que el Gobierno de Damasco no está facilitando el trabajo de los observadores de la Liga Árabe y ha lamentado los ataques contra esos enviados.
“El trabajo de los observadores se está haciendo más difícil cada día… No vemos un compromiso por parte siria que les permita [hacer su trabajo]”, ha delcarado el jeque Abdullah citado por la agencia local WAM.
“Tristemente, ha habido ataques a los observadores y no precisamente por parte de la oposición. Esto no es una buena señal”, ha añadido el prudente jefe de la diplomacia
El Asad considera que los demás países miembros de la Liga Árabe (de la que Siria permanece temporalmente excluida y sometida a sanciones), y en especial las monarquías absolutistas del Golfo, carecen de autoridad moral para reclamar la liberalización de su régimen. "El primer Parlamento sirio se formó en 1917. ¿Dónde estaban ellos entonces?", preguntó. "Son como un doctor que fuma y, con el cigarrillo en la boca, recomienda a su paciente que deje de fumar".
Los 165 observadores enviados a Siria por la Liga Árabe, bajo la teórica protección del Gobierno de Damasco, empiezan a sufrir agresiones. El secretario general de la Liga Árabe, Nabil al Arabi, ha revelado ayer que algunos inspectores habían sido atacados por partidarios del régimen y por opositores, y atribuyó a Bachar el Asad la “completa responsabilidad” por esos incidentes.
La represión de las fuerzas de seguridad contra las manifestaciones de protesta, las acciones de bandas armadas favorables y contrarias al régimen, los atentados terroristas (tres en el último mes) y los asaltos protagonizados por el llamado Ejército de la Siria Libre, compuesto por desertores, han causado ya la muerte de al menos 5.000 civiles, según la ONU, y de unos 2.000 soldados y policías, según el Gobierno sirio. El Asad admite que la crisis estaba costando "un alto precio" en vidas, pero ha culpado de ello a “conspiradores extranjeros” cuyo objetivo consistía en “desestabilizar el país”.
"Nadie ha ordenado a nadie que dispare sobre los ciudadanos, no existe ninguna cobertura legal para la violencia", ha subrayado, pese a los abundantes testimonios que demuestran que las fuerzas de seguridad disparan contra las multitudes y usan artillería pesada para someter zonas rebeldes. El Asad considera que dispone aún del “respaldo del pueblo sirio”, algo aparentemente confirmado por un reciente sondeo del Instituto de Doha, según el cual el 55% de los sirios apoyan a su presidente, frente al 85% que desea su dimisión entre las poblaciones vecinas. "Cuando deje la presidencia lo haré por voluntad de mi pueblo, no porque lo exijan otros", ha dicho.
Damasco, El País
El presidente Bachar el Asad ha criticado a la Liga Árabe por reclamar la democratización de Siria y asegurado que la victoria contra la "conspiración extranjera" está "muy próxima". El Asad ha prometido "combatir el terrorismo con puño de hierro", y a la vez ha anunciado un referéndum para marzo con el fin de aprobar una reforma constitucional en la que el Baaz, hasta ahora partido prácticamente único, perdería su condición hegemónica.
Los proyectos reformistas del presidente sirio, en los que la oposición no tiene ninguna fe, incluyen la formación de un Gobierno de coalición "con representación de todas las fuerzas" y unas elecciones parlamentarias antes del verano. El Asad lleva casi 12 años, desde que heredó el poder de su padre, prometiendo la apertura del régimen. Las elecciones municipales celebradas en diciembre en un clima de gran violencia fueron un fiasco, con una participación bajísima y candidatos designados a dedo desde Damasco.
El jefe del Estado sirio ha pronunciado en la Universidad de Damasco un discurso de dos horas, retransmitido en directo por televisión, en el que ha reiterado la tesis que mantiene desde que en marzo empezó la revuelta: la oposición a su régimen, según él, se articula en torno a bandas armadas financiadas por otros países de la región, en aparente referencia a Arabia Saudí, supuestamente aliada de forma encubierta con Israel y Estados Unidos. “Nuestra prioridad ahora consiste en recuperar la seguridad de la que hemos disfrutado durante décadas”, proclamó, “y eso solo puede conseguirse golpeando a los terroristas con puño de hierro”.
El comportamiento del régimen sirio está haciendo perder la paciencia incluso a los países árabes menos exaltados. Poco después del discurso del presidente Bachar el Asad, el ministro de Exteriores de Emiratos Árabes Unidos, el jeque Abdullah bin Zayed al Nahayan, ha manifestado que el Gobierno de Damasco no está facilitando el trabajo de los observadores de la Liga Árabe y ha lamentado los ataques contra esos enviados.
“El trabajo de los observadores se está haciendo más difícil cada día… No vemos un compromiso por parte siria que les permita [hacer su trabajo]”, ha delcarado el jeque Abdullah citado por la agencia local WAM.
“Tristemente, ha habido ataques a los observadores y no precisamente por parte de la oposición. Esto no es una buena señal”, ha añadido el prudente jefe de la diplomacia
El Asad considera que los demás países miembros de la Liga Árabe (de la que Siria permanece temporalmente excluida y sometida a sanciones), y en especial las monarquías absolutistas del Golfo, carecen de autoridad moral para reclamar la liberalización de su régimen. "El primer Parlamento sirio se formó en 1917. ¿Dónde estaban ellos entonces?", preguntó. "Son como un doctor que fuma y, con el cigarrillo en la boca, recomienda a su paciente que deje de fumar".
Los 165 observadores enviados a Siria por la Liga Árabe, bajo la teórica protección del Gobierno de Damasco, empiezan a sufrir agresiones. El secretario general de la Liga Árabe, Nabil al Arabi, ha revelado ayer que algunos inspectores habían sido atacados por partidarios del régimen y por opositores, y atribuyó a Bachar el Asad la “completa responsabilidad” por esos incidentes.
La represión de las fuerzas de seguridad contra las manifestaciones de protesta, las acciones de bandas armadas favorables y contrarias al régimen, los atentados terroristas (tres en el último mes) y los asaltos protagonizados por el llamado Ejército de la Siria Libre, compuesto por desertores, han causado ya la muerte de al menos 5.000 civiles, según la ONU, y de unos 2.000 soldados y policías, según el Gobierno sirio. El Asad admite que la crisis estaba costando "un alto precio" en vidas, pero ha culpado de ello a “conspiradores extranjeros” cuyo objetivo consistía en “desestabilizar el país”.
"Nadie ha ordenado a nadie que dispare sobre los ciudadanos, no existe ninguna cobertura legal para la violencia", ha subrayado, pese a los abundantes testimonios que demuestran que las fuerzas de seguridad disparan contra las multitudes y usan artillería pesada para someter zonas rebeldes. El Asad considera que dispone aún del “respaldo del pueblo sirio”, algo aparentemente confirmado por un reciente sondeo del Instituto de Doha, según el cual el 55% de los sirios apoyan a su presidente, frente al 85% que desea su dimisión entre las poblaciones vecinas. "Cuando deje la presidencia lo haré por voluntad de mi pueblo, no porque lo exijan otros", ha dicho.