Países árabes aumentan la presión sobre Siria y piden apoyo de la ONU
DAMASCO, AFP
Observadores de la Liga Arabe en DamascoLos países árabes acentuaron el martes la presión sobre el régimen del presidente sirio Bashar al Asad, anunciando la retirada de Siria de los observadores del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG) y pidiendo al Consejo de Seguridad de la ONU que apoye la iniciativa de la Liga Árabe.
El gobierno sirio replicó de inmediato anunciando el fin de las "soluciones árabes" y reafirmando su determinación de combatir a los grupos armados.
"Se terminaron las soluciones árabes", dijo el ministro sirio de Relaciones Exteriores, Walid Muallem, después de acusar a los árabes de "conspirar" para internacionalizar la crisis y de adoptar decisiones "a sabiendas de que serán rechazadas" por las autoridades sirias.
"El gobierno sirio tiene el deber de decidir lo que es necesario hacer con esos grupos armados que siembran (el caos) en algunas provincias", dijo Muallem.
La Liga Arabe adoptó el domingo una nueva iniciativa sobre Siria, que el gobierno sirio rechazó el lunes.
El martes, poco después de que el CCG anunciara que retiraba a sus observadores, la Liga Arabe anunció que había solicitado una reunión con secretario general de la ONU Ban Ki Moon, para pedirle el apoyo del Consejo de Seguridad.
La demanda fue formulada por el secretario general de la institución panárabe Nabil al-Arabi y por el presidente de su comité encargado de Siria, el primer ministro de Catar, jeque Hamad ben Jassem al-Thani, indicó a la AFP el secretario general adjunto de la organización, Ahmad ben Helli.
De su lado, las seis monarquías árabes del CCG llamaron al Consejo de Seguridad y a sus cinco miembros permanentes a "aplicar todas las medidas necesarias para ejercer presiones sobre Siria y llevarla a aplicar el plan árabe de paz", según un comunicado oficial.
Soldados sirios en un barrio de Homs
También decidieron retirar a sus observadores de la misión árabe en Siria, siguiendo así el ejemplo de Arabia Saudí, que había anunciado su retiro de la misión árabe durante la reunión de El Cairo, para protestar contra la continuación de la represión de la revuelta en Siria.
Por su parte, Siria reiteró que cuenta con el apoyo de Rusia, dando a entender que la ONU no podrá tomar decisiones en su contra.
"Nadie puede dudar de la relación sirio-rusa, pues es histórica y sirve a los intereses de los dos pueblos", dijo Muallem.
"Rusia jamás aceptará una intervención extranjera en Siria, es una línea roja", agregó el canciller sirio.
Los observadores fueron desplegado el 26 de diciembre después del acuerdo dado por Damasco para un protocolo que prevé el cese de las violencias, la liberación de los detenidos, la retirada de los tanques de las ciudades y la libre circulación de medios y observadores. Pero ninguna de las cláusulas fue respetada.
El domingo, el primer ministro de Catar había declarado que la iniciativa apuntaba "a una salida pacífica del régimen sirio". "En caso de no ser aplicada, iremos al Consejo de Seguridad" de la ONU, advirtió.
La iniciativa contiene una demanda a Asad para que delegue "prerrogativas al vicepresidente para tratar con un gobierno de unión" nacional llamado a ser "formado en dos meses" con "una personalidad de consenso" en la dirección y encargada de preparar elecciones legislativas y presidenciales "pluralistas y libres".
Por otra parte, pide al "gobierno y a todas las corrientes de la oposición que inicien un diálogo serio en un plazo que no supere las dos semanas" para formar un gabinete de unión.
Pero el gobierno sirio rechazó el plan, considerándolo una "injerencia flagrante" en sus asuntos y "un atentado a su soberanía".
Las autoridades de Damasco no reconocen la amplitud de la contestación popular que no se debilita desde marzo, y afirma luchar contra "bandas terroristas a sueldo del extranjero" que tratan de sembrar el caos en el país.
Del lado occidental, Alemania y otros países europeos decidieron también pedir al Consejo de Seguridad de la ONU que "apoye" el plan árabe.
Una resolución condenando la represión en Siria, que según la ONU ya ha dejado más de 5.400 muertos desde marzo, está bloqueada por Moscú desde hace varias semanas en el Consejo de Seguridad.
Frente a la incesante represión, la Unión Europea adoptó una serie de sanciones contra 22 miembros del aparato de seguridad sirio y ocho organizaciones suplementarias sirias.
El lunes, al menos 23 civiles murieron por disparos de las fuerzas del régimen, según el Observatorio Sirio de los Derechos Humanos (OSDH).
Observadores de la Liga Arabe en DamascoLos países árabes acentuaron el martes la presión sobre el régimen del presidente sirio Bashar al Asad, anunciando la retirada de Siria de los observadores del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG) y pidiendo al Consejo de Seguridad de la ONU que apoye la iniciativa de la Liga Árabe.
El gobierno sirio replicó de inmediato anunciando el fin de las "soluciones árabes" y reafirmando su determinación de combatir a los grupos armados.
"Se terminaron las soluciones árabes", dijo el ministro sirio de Relaciones Exteriores, Walid Muallem, después de acusar a los árabes de "conspirar" para internacionalizar la crisis y de adoptar decisiones "a sabiendas de que serán rechazadas" por las autoridades sirias.
"El gobierno sirio tiene el deber de decidir lo que es necesario hacer con esos grupos armados que siembran (el caos) en algunas provincias", dijo Muallem.
La Liga Arabe adoptó el domingo una nueva iniciativa sobre Siria, que el gobierno sirio rechazó el lunes.
El martes, poco después de que el CCG anunciara que retiraba a sus observadores, la Liga Arabe anunció que había solicitado una reunión con secretario general de la ONU Ban Ki Moon, para pedirle el apoyo del Consejo de Seguridad.
La demanda fue formulada por el secretario general de la institución panárabe Nabil al-Arabi y por el presidente de su comité encargado de Siria, el primer ministro de Catar, jeque Hamad ben Jassem al-Thani, indicó a la AFP el secretario general adjunto de la organización, Ahmad ben Helli.
De su lado, las seis monarquías árabes del CCG llamaron al Consejo de Seguridad y a sus cinco miembros permanentes a "aplicar todas las medidas necesarias para ejercer presiones sobre Siria y llevarla a aplicar el plan árabe de paz", según un comunicado oficial.
Soldados sirios en un barrio de Homs
También decidieron retirar a sus observadores de la misión árabe en Siria, siguiendo así el ejemplo de Arabia Saudí, que había anunciado su retiro de la misión árabe durante la reunión de El Cairo, para protestar contra la continuación de la represión de la revuelta en Siria.
Por su parte, Siria reiteró que cuenta con el apoyo de Rusia, dando a entender que la ONU no podrá tomar decisiones en su contra.
"Nadie puede dudar de la relación sirio-rusa, pues es histórica y sirve a los intereses de los dos pueblos", dijo Muallem.
"Rusia jamás aceptará una intervención extranjera en Siria, es una línea roja", agregó el canciller sirio.
Los observadores fueron desplegado el 26 de diciembre después del acuerdo dado por Damasco para un protocolo que prevé el cese de las violencias, la liberación de los detenidos, la retirada de los tanques de las ciudades y la libre circulación de medios y observadores. Pero ninguna de las cláusulas fue respetada.
El domingo, el primer ministro de Catar había declarado que la iniciativa apuntaba "a una salida pacífica del régimen sirio". "En caso de no ser aplicada, iremos al Consejo de Seguridad" de la ONU, advirtió.
La iniciativa contiene una demanda a Asad para que delegue "prerrogativas al vicepresidente para tratar con un gobierno de unión" nacional llamado a ser "formado en dos meses" con "una personalidad de consenso" en la dirección y encargada de preparar elecciones legislativas y presidenciales "pluralistas y libres".
Por otra parte, pide al "gobierno y a todas las corrientes de la oposición que inicien un diálogo serio en un plazo que no supere las dos semanas" para formar un gabinete de unión.
Pero el gobierno sirio rechazó el plan, considerándolo una "injerencia flagrante" en sus asuntos y "un atentado a su soberanía".
Las autoridades de Damasco no reconocen la amplitud de la contestación popular que no se debilita desde marzo, y afirma luchar contra "bandas terroristas a sueldo del extranjero" que tratan de sembrar el caos en el país.
Del lado occidental, Alemania y otros países europeos decidieron también pedir al Consejo de Seguridad de la ONU que "apoye" el plan árabe.
Una resolución condenando la represión en Siria, que según la ONU ya ha dejado más de 5.400 muertos desde marzo, está bloqueada por Moscú desde hace varias semanas en el Consejo de Seguridad.
Frente a la incesante represión, la Unión Europea adoptó una serie de sanciones contra 22 miembros del aparato de seguridad sirio y ocho organizaciones suplementarias sirias.
El lunes, al menos 23 civiles murieron por disparos de las fuerzas del régimen, según el Observatorio Sirio de los Derechos Humanos (OSDH).